Sin electricidad, no se podía hacer nada por el momento, y con eso Vanesa se sentía aliviada.
En cualquier caso, siempre le daba tiempo a amortiguar la situación. Se desplomó de miedo y sólo esperó que el cableado hubiera envejecido mal y que mejor que nunca se arreglara. De esta forma, no habría forma de que estas personas se hicieran daño.
Encerrada en esta habitación en mal estado, no podía saber cuánto tiempo había pasado.
Apretando los dientes, Vanesa aprovechó la oscuridad y el hecho de que nadie podía verla y comenzó a retorcer cuidadosamente sus brazos y piernas para liberarse. La piel de sus blancos tobillos y muñecas estaba abrasada y escocía terriblemente.
Pero a Vanesa no le importaba.
Sólo sabía que acabaría siendo desgraciada si no aprovechaba la oportunidad de escapar.
Sin embargo, todo fue en vano.
Las ataduras que la ataban de pies y manos ni siquiera se aflojaron antes de que se encendiera la luz incandescente del techo. Estimulada por la repentina luminosidad, Vanesa cerró instintivamente los ojos. Los demás vieron los múltiples moretones en sus manos y pies y comprendieron al instante lo que acababa de hacer en secreto.
Hubo un resoplido despectivo.
—Je, ¿y tú quieres aprovechar la oportunidad para escapar? Pero, por desgracia, tendrás que trabajar en vano. No sólo eso, más tarde, cuando hayas probado nuestra medicina especial, no sólo no huirás, sino que incluso llorarás y nos suplicarás que te follemos.
—Sólo es divertido usar la fuerza, pero para conseguir una foto de ti puteando, tendrás que usar drogas.
—Qué pena.
Los dos hombres hablaron e intercambiaron una rápida mirada. Los dos hombres sonrieron horriblemente, mirando a Vanesa con un erotismo enfermizamente explícito en sus ojos. Finalmente, la afilada punta de la aguja atravesó la piel de Vanesa.
—¡Bien!
Luchó y se retorció con tanta fuerza que la aguja estuvo a punto de romperse en su brazo.
El hombre que estaba a su lado la sujetó tan rápido como pudo, y el frío líquido fue inyectado lentamente en el cuerpo de Vanesa. Sus ojos se apagaron por la desesperación, como un cisne al borde de la muerte.
Conmovedor y trágico.
La medicina, todo empujado en su cuerpo.
—No te preocupes, luego nos suplicarás que te follemos. Primero vamos a ver cómo se siente, vamos a tomar unas cuantas fotos de ti, zorra e impaciente. Será divertido mostrar a todos lo impaciente que eres cuando llegue el momento.
—Date prisa y quítale la ropa para que puedas hacer fotos. Esto es una buena medicina, funcionará rápidamente. No puedo esperar a ver cómo es una chica martirizada cuando se convierte en una chica lujuriosa.
Los ojos de Vanesa estaban inyectados en sangre mientras sus oídos se llenaban de bromas maliciosas.
Los ojos oscuros perdieron su luz y se volvieron opacos, envueltos en una gruesa capa de desesperación.
¿Por qué le haces esto?
¿Qué había hecho mal?
Era como si toda la alegría y la felicidad del pasado hubieran sido un sueño amarillo y su vida hubiera dado un vuelco desde que se casó con Orlando. Y ahora, tiene que sufrir estas torturas inhumanas.
Vanesa estaba desesperada y enfadada, sólo quería vivir una vida normal con su madre, ¿por qué era tan difícil?
La repentina frialdad en su cuerpo hizo que Vanesa volviera a sus cabales mientras sus ropas eran cortadas sin contemplaciones y arrojadas al suelo a su antojo. Una fina capa de piel de gallina se levantó instintivamente al exponer su piel blanca como la nieve al aire helado.
—Es tan blanco, parece suave y sedoso, debe ser agradable al tacto.
—Es más que un buen toque, es un mejor polvo.
Tras decir esto, varios hombres rieron lascivamente y miraron a Vanesa con ojos cada vez más reveladores, llenos de intensa lujuria.
Qué asco.
Se les revolvió el estómago y tuvo ganas de vomitar.
—¿Tienes la máquina? Prepárate para disparar.
—¿Pensé que la medicina no había hecho efecto todavía?
El hombre a cargo del rodaje habló lentamente, sus ojos miraban fijamente a Vanesa con una mirada de excitación y lujuria maligna en ellos.
Si no, dónde podría haber una segunda persona con tales habilidades.
—Si es la señorita Brisa, entonces sus ayudantes deben estar del lado de Brisa, tratando de encontrarlos...
—Encuéntralos aunque sean difíciles de encontrar, ¡y asegúrate de encontrarlos!
La mandíbula de Dylan estaba tensa, como la de un león enfurecido.
Si algo le ocurriera a Vanesa, se aseguraría de darle a Brisa una buena lección sobre lo que debe y no debe hacer. Dale una dura lección para que recuerde y sea honesta.
Ciudad Pacífica era el territorio de Dylan, de todos modos, y después de pensar que el otro hombre era de la Ciudad de las Hojas, Dylan utilizó su conocimiento de sus rutinas para encontrar rápidamente pistas importantes.
Mateo lo anota rápidamente.
—Señor, voy a traer a alguien ahora.
—No, iré yo mismo.
—¿Señor?
Mateo miró a Dylan sorprendido, pensando que le había escuchado mal. Quería decir algo, pero cuando levantó la vista y vio la determinación en los ojos de Dylan, se tragó inconscientemente todas las palabras que quería decir.
El caballero estaba ahora decidido y nada de lo que pudiera decir ayudaría.
¿La señorita Vanesa era ya tan importante para el señor?
Mateo pensó en su mente y miró a Dylan con calma en la superficie.
—Vamos.
Dylan iba delante, seguido por Mateo, que llevaba un ordenador en la mano, y luego un grupo de altos guardaespaldas.
Con un total de cinco coches sentados, el convoy negro de vehículos se dirigió a toda velocidad hacia su destino.
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