Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 378

El ataque se produjo en el centro de la ciudad y la noticia saltó en ese momento. También hubo transeúntes que filmaron la situación y la difundieron en Internet.

En apenas una hora, la noticia del ataque a Dylan, el director general del Grupo SJ, por parte de un desconocido se extendió por toda Ciudad Pacífica.

Enrique, naturalmente, también lo vio.

—Esto es demasiado descarado.

Tras ver el pequeño vídeo que se había hecho viral, Enrique no pudo evitar quedarse mirando.

No creía que nadie se atreviera a hacerlo en medio de la ciudad, pero en palabras de Internet, era una anarquía.

Pero Enrique no prestó atención a este tipo de cosas durante mucho tiempo. Tenía mucho más para mantenerlo ocupado y mucho más para hacer. Eso es, hasta que Vanesa llamó y los dos hablaron de ello.

—¿Alguien atacó a Dylan?

Al escuchar las palabras de Enrique, Vanesa descubrió que su primera reacción fue de preocupación.

Preocupado por cómo estaba Dylan, si estaba herido.

Frunció el ceño, un poco contrariada por el hecho de que sus emociones hubieran cambiado por culpa de Dylan, y más aún por estar preocupada por el hombre.

—Basándonos en la escena parece que fue bastante grave, en cuanto a si estaba herido o no, no está en internet y los medios no lo están informando, así que no está muy claro.

Enrique, ajeno a lo que pasaba por la mente de Vanesa, y mucho menos a sus remilgos, habló claro.

—¿Es así?

Vanesa se obligó a no pensar en ello.

Dylan siempre viajaba con un guardaespaldas a su lado, así que debe estar bien. Incluso si se lesionara accidentalmente, no sería un gran problema. Así que no tenía que preocuparse en absoluto.

Ese hombre no había traído más que dolor y humillación, así que aunque le pasara algo, no tenía que preocuparse por ello, ¿verdad?

Fue bueno no regodearse.

Diciéndose a sí misma una y otra vez, Vanesa consiguió por fin controlar su mente, siempre preocupada por Dylan.

—¿Cómo te va en Dorencia? ¿Todavía te estás instalando?

—Bueno, mamá y yo estamos bien. La posada está siendo renovada y estaremos listos para abrir en un mes más o menos. Estáis invitados a venir y pasar el rato cuando lo tengamos todo en marcha aquí.

—Sí, me encantaría ir entonces.

Dijo Enrique con una sonrisa, contento por Vanesa ante su tono alegre.

Los dos hablaron un rato más, justo cuando Enrique tenía que ocuparse, así que se despidió de Vanesa.

—Cuídate y cuida a tu tía, iré a verte cuando pueda.

—Bueno, tú también.

El tono de Vanesa era tranquilo, pero su estado de ánimo no. Volvió a pensar en Dylan y no pudo evitar preguntarse si estaba realmente herido.

—Enrique.

En el momento en que el teléfono estaba a punto de colgar, Vanesa habló de repente.

—¿Qué pasa, hay algo mal?

preguntó Enrique.

Vanesa miró hacia atrás, regañada por su impulsividad, y controló su tono para estar lo más tranquila posible:

—Nada, sólo quería instarte a que cuides tu descanso y te pongas al día con tu único problema.

—¿Y tú te preocupas por mí?

Dijo Enrique divertido mientras colgaba el teléfono.

—Uf.

Agarrando el teléfono con más fuerza, la sonrisa en la cara de Vanesa se disipó un poco.

A pesar de que se decía a sí misma que no debía pensar en Dylan, que no era asunto suyo lo que le ocurriera, las emociones eran incontrolables.

Ella lo sabía, lo había sabido.

El hombre le había aportado humillación y dolor, así como dulzura y placer.

En cualquier forma.

Lo que no podía negar era que sentía algo por Dylan más allá de su resentimiento y amargura.

No pudo evitar preocuparse por él, preguntarse si estaría herido o no, etc.

Las repetidas amonestaciones a sí misma no sirvieron de nada.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: Amor profundo: insaciable amante