Amor profundo: insaciable amante romance Capítulo 86

Dylan no dijo nada más, mirando la mirada incómoda de Vanesa y una sonrisa brilló entre sus ojos. Realmente se sentía muy culpable, no esperaba que Orlando fuera tan irracional que quería hacer daño a Vanesa.

Si Felipe y Mercedes no hubieran llegando a tiempo, no podría ni imaginar las consecuencias.

Dylan Moya no pudo evitar preguntarse en secreto:

«¿Realmente es tan importante la venganza que tienes que aprovechar necesariamente a Vanesa de esta manera? Despierta ya, no has vuelto para salir con ella. Esos culpables que te han humillado y te han hecho tanto daño todavía lleva una vida tan buena, ¡¿cómo puedes lanzarte al amor?! ¡Dylan Moya, recuerda que eres un hombre con corazón de acero!»

Una voz en el fondo de su mente se burló con desdén y desprecio.

Las pequeñas grietas que aparecieron en la capa de hielo que envolvía el inquieto corazón de Dylan volvieron a congelarse.

No podía permitir que ningún factor interfiriera en su plan de venganza.

Dylan se dijo a sí mismo con calma que tenía una voluntad fuerte y que era capaz de suprimir y ocultar todos sentimientos por esta mujer.

Cada uno de ellos los dos tenía sus propios pensamientos, y ninguno de ellos se dio cuenta de que Felipe se había despertado de repente en el lecho.

Todavía estaba preocupado por Vanesa, y pensando en el daño que había sufrido su hija, este padre, que todavía estaba enfermo, no podía evitar apresurarse a buscar a su Vanesa sin importar su cuerpo débil.

Entonces, presenció la interacción entre Dylan y Vanesa.

Aquellas sospechas, le surgieron a Felipe otra vez, quien era al fin y al cabo un hombre veterano en el amor. Al ver la relación tan estrecha de los dos, las pupilas de este padre se escogieron de repente, como si hubiera visto algo inaceptable.

Estaba conmocionado y enfadado... pero al final, ignoró estas emociones por su amor a su hija. Fingió no saber nada de eso, y cerró lentamente los ojos sumergido en sus emociones revueltas y chocantes.

«Pase lo que pase, este asunto debe ser tratado como si nunca hubiera ocurrido.»

Felipe no sabía que, tras cerrar los ojos, Dylan había mirado hacia su dirección con el reojo.

O más bien, Dylan lo había visto la mirada estupefacta.

Había sido especialmente entrenado para ser particularmente perceptivo con la vista, así que lo captó en un instante.

Sólo que Dylan era más capaz de mantener la calma su mente, por lo que Felipe no lo notó. Después de asegurarse de que Felipe retiró su vista, Dylan también retiró su atención.

Aunque las cosas se habían desarrollado de forma inesperada, no él no hecho nada para detenerlas.

En cuanto a lo de después, pasara lo que pasara, a Dylan no le importaba mucho.

***

Tras salir corriendo del hospital en un estado de ánimo confuso, Orlando condujo muy rápida hasta la entrada de cierto bar y luego detuvo el coche con un brusco frenazo. Agarró el volante con mucha fuerza, jadeando.

El dolor de agonizante de Vanesa seguía apareciendo ante sus ojos, y al pensarlo, el cuerpo de Orlando tembló terriblemente.

Casi había matado él mismo a la mujer que más amaba en su vida por solo una sospecha.

«¡Maldita sea!»

Orlando golpeó con fuerza el volante, se bajó del coche con rostro sombrío y entró en el bar a grandes zancadas.

Últimamente frecuentaba mucho este bar para emborrarse. ¿Por qué? Ah, era porque había una mujer aquí que se parecía mucho a Vanesa.

Recordaba que cada vez que se emborrachaba, esa chica aparecía a tiempo para complacerlo.

En ese momento, podía tomar a ella como Vanesa y hacer lo que quisiera con ella. Esa sensación era como una adormidera, sabiendo que era ilusoria y peligrosa, pero no podía evitar hundirse en la ternura de esa mujer.

Orlando se hundía en su propia ilusión y se resignaba a ser un perdedor total.

Orlando sentía que quería tanto a Vanesa que quería encontrar a una sustituta de ella. Pero, ¿por qué le traicionó la mujer que tanto amaba?

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