Se acabó, todo se acabó. Nuestro contrato prematrimonial se terminó.
Miro a William, me ha traído la cancelación a mi despacho... Y ni siquiera la quiero tomar.
—Ten, me lo dio Sam antes de irse de vacaciones—Sam fue quien hace justo un año redactó el contrato que le di a leer a Kelly, hoy madre de mis hijas.— En cuanto lo firmen, la demanda de divorcio se empezará a tramitar, obviamente con tus condiciones.
—Claro que sé lo que pasará, no quiero que esto se acabe.
—A lo que leí, este contrato ni siquiera está notariado, simplemente es un papel que ponía normas para Kelly, así que tú mandas —william bosteza y no puedo evitar las ganas de también hacerlo —Te lo dejo y piensa que cosa harás, yo te ayudaré y haré lo que me digas.
William abre la puerta justo antes de que Kelly lo haga, el mundo se me viene encima al verla entrar tan fresca con quien parece ser Jania.
—Hola Kelly—William saluda de a mi esposa y a Liz le da un pequeño beso en la frente.
—¿Qué haces aquí? —pregunto un poco ofuscado a Kelly.
—¿Hay algún problema?— observa el lugar en busca de algo o alguien por lo cual este yo de esta manera.
—Ya sabes que no,hermosa —suspiro—pudiste haber avisado.
—Si estas ocupado podemos irnos—estoy ocupado como siempre, pero como desde hace un mes, me hago pedacitos para estar el mayor tiempo con estas tres mujercitas.
—No es eso, Kelly—le echo una mirada pesada a William para que él y Liz salgan de aquí.—Puedes dejarme a Janne—Le digo a Liz. Ella viene y me entrega a Janne con mucho cuidado.
—Estaremos a fuera—William y Liz salen tomados de las manos.
—¿Me puedes decir que pasa? Estas algo raro.—Le sonrío sin ganas.
—Hermosa, hay algo que debo de decirte. Es sobre lo nuestro.—Kelly me mira sin entender—Se acabó.
Los ojos de Kelly me miran triste y sorprendida.
—Es algo definitivo —suspira.
—No, no, nuestro contrato no está notariado, así que podemos mandarlo directo al carajo.
—Lo siento, y sabes que nada de esto era mi intención, quería primero hablar con el abogado que redactó esto y ver de que manera cancelar ésta porquería. Después de eso iría a decírtelo. —Janne no cierra los ojos, ed más, empieza a tratar tocarse la cara.—No pequeña, te vas a rasguñar. Es increíble que ya tan pronto cumplan un mes.
—Lo es.
—Y desgraciadamente ya tenemos a nuestras preferidas —es inevitable que pase esto, aunque la mayoría de los padres jure que no tienen un hijo preferido, mienten, siempre hay algo y alguien que nos agrada más que nada, y con los hijos no es la excepción.
—Te diría que no es así pero es verdad, mi favorita es esta belleza. —Jania, tiene razón mi esposa, esta niña tan tranquila que casi ni hace ruido, duerme cuando Kelly la empieza a arrullar, cuando tiene hambre o tiene mojado el pañal empieza a llorar lo más bajo que puede y cuando ya la tenemos se queda quita y dócil.
—También es la mía, pero nunca hay que decírselo o se le subirá como espuma, siempre hay que tratarlas por igual.
—Janne también tiene lo suyo, es tan activa y te entretiene, gracias a ella no me aburro ni me siento totalmente sola.
—Estoy muy feliz con mis hijas —aseguro —esta sensación es perfecta y no la cambiaría por nada en el mundo.
—Ni yo—Kelly le da un ligero beso a Jania.
—Esto nunca se terminará—tomo la acta de cancelación y la hago pedazos... cuando le pudo costar la vida.
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