Su rostro se hundió al instante.
Como si hubiera anticipado la expresión de su cara ahora, Stefano Beldad se rió burlonamente:
—No puedo creer que me haya enterado de tu divorcio por las noticias. ¿Cómo se siente ser cornudo?
—... Vete a la mierda.
—Jaja, Octavia es una buena mujer. No la has querido. Es la única que puede aguantarte durante seis años. Cualquier otra te habría dejado hace mucho tiempo.
Julio no estaba contento:
—No me gusta.
—Sí, sí, sí, te gusta Sara Semprún, ¿no?
Stefano había conocido a Sara en la universidad.
Se decía que un espectador podía ver las cosas con más claridad. Enseguida se dio cuenta de que la hija mayor de la familia Semprún no se quedaba atrás.
Pero Julio...
Stefano, por su parte, estaba muy impresionado con Octavia. Era lo suficientemente buena para Julio y mantenía a la familia Sainz en orden. ¡Qué pena!
Julio hizo una ligera mueca:
—¿Llamaste sólo para burlarte de mí?
—Vengo a decirte que tu ex mujer pagó mucho dinero para tener la planta baja de La Bóveda para ella sola. Tuve el honor de ser invitado a su fiesta. Bueno, basta de eso. Me voy a ver el baile.
Stefano colgó el teléfono.
Julio miró su teléfono con una cara inexpresiva, y luego volvió a su papeleo como si no hubiera pasado nada.
Pero al momento siguiente, Félix entró:
—Sr. Sainz, Doña Florencia ha vuelto.
...
Dentro de Bóveda de Euforia.
Octavia en realidad había traído a Stefano con un propósito.
Pocos sabían que Stefano era el segundo hijo del teniente de alcalde. Su principal patrimonio estaba en el extranjero y había vuelto para firmar un acuerdo con el Grupo Goldstone
—Una mujer tan inteligente como tú. Julio definitivamente se arrepentirá de esto.
La sonrisa en el rostro de Octavia se desvaneció:
—Está en tiempo pasado. ¿Qué sentido tiene sacarlo a relucir?
—Es cierto. A partir de ahora, ¡seremos los mejores amigos del mundo! Entonces, bella dama, ¿puedo invitarte a bailar? —Stefano continuó siendo juguetón de nuevo. Acababa de extender la mano cuando le interrumpió una voz.
Alexander, con sus largas piernas, se acercó a ellos. Ni siquiera miró a Stefano, y directamente sustituyó la bebida de Octavia por un vaso de zumo en su mano:
—Octavia, demasiado vino hace que te duela la cabeza.
Para sorpresa de Stefano, Octavia no rechazó el vaso de zumo y lo tomó con naturalidad.
Volvió a mirar al joven y se quedó helado.
Este joven era guapo y tenía un carisma único. No es de extrañar que fuera la estrella emergente, el codiciado modelo de la lista A.
Oh...
Parecía que había previsto la futura miseria de Julio.
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