Casualidad Destinada romance Capítulo 20

Después de regocijarse un rato, Selena se forzó a tranquilizarse y empezó a aplicar su plan malicioso.

Ella se pellizcó los muslos con fuerza, a tal grado que sus ojos se inundaron de lágrimas, y luego correr hacia la multitud y gritó:

—¡No pueden hablar así de mi hermana!

Interrumpida repentinamente por el grito, todas que estaba cotilleaban se volvieron y miraron con desconcierto a Selena.

Y solo vieron que Selena, con una expresión de agravio y furia, explicó en voz alta:

—Mi hermana no es como lo que ustedes dicen. Ella es muy buena. ¡La han malinterpretado!

La multitud se mofó con desdén al verla así:

—¿La hemos malentendido? ¿Por qué hay tantos rumores escandalosos sobre tu hermana si ella no hubiera hecho cosas tan indecentes?

—¿O eres tan desvergonzada como tu hermana y te has participado en los hechos asquerosos suyos?

Selena entró en pánico y se negó rápidamente:

—No, no tiene nada que ver conmigo.

—¿Entonces lo hizo tu hermana? ¿Así que es cierto que Isaias se acostó con un hombre viejo?

Selena fingió vacilar durante un buen rato antes de decir con timidez:

—¡No lo sé! Pero estoy segura de que Isaias no haría algo así!

—Ja, ja, ja, ja, ja...

La multitud se echó a reírse a carcajadas ante las palabras de Selena.

—Selena, ¿lo que dices no equivale a que admites las indecencias que ha hecho tu hermana?

—Tu hermana te robó el novio y te llevo la contraria todo el tiempo, pero ahora todavía está hablando por ella. Selena, no estás mal de la cabeza, ¿verdad?

—Tal vez todavía se sienta inferior debido a su origen humilde, aunque haya sido reconocida como la señorita de la familia Graciani, por lo tanto, defiende a su hermana ciegamente, como si fuera una fiel criada suya.

Selena sintió una punzada en el corazón ante las palabras sarcásticas de estas señoritas delicadas. Apretó firmemente los puños en secreto, pero en la cara siguió siendo tan débil y suave como siempre.

Con una voz temblorosa dijo:

—Pueden ridiculizarme como quieran, pero por favor no humillen a mi hermana. Aunque ella hubiera hecho algo indebido, sería porque se habría sido engañado por otros en vez de humillarse a sí misma deliberadamente...

Antes de que pudiera terminar sus palabras, una voz indolente y metálica la interrumpió:

—¿Cuándo me he despreciado a mí misma para enrollarme con un viejo?

Solo se vio que Isaias se acercaba con elegancia hacia la multitud con sus zapatos de altos tacones, con el cabello suave volando ligeramente bajo la fresca brisa nocturna. Estaba tan hermosa bajo la tierna luz de la luna que como si fuera un hada salida de cuentos infantiles.

Esa noche, era cierto que ella no había visto claramente quién estaba sentado dentro del coche de lujo. Más tarde, ella mandó investigarlo, pero el resultado le fue muy sorprendente.

El informe de la investigación demostraba que la información de la otra parte era extremadamente confidencial y Selena no pudo averiguar su identidad, aunque usó todo el poder de la familia Graciani, lo cual significaba que ese hombre era un personaje muy influyente en toda la Ciudad Lakveria.

Selena sabía exactamente cómo era el círculo social de Isaias y sabía que no había manera de que Isaias conociera a una persona tan distinguida, por lo tanto, ella suponía que Isaias se había rebajado y había hecho algo que nunca habría hecho antes para ligarse con tal personaje.

Y en cuanto a lo de hacer el amor en el coche, Selena lo inventó casualmente.

Pensando que Isaias no tendría pruebas, Selena dijo agresivamente:

—Hermana, no entiendo de qué está hablando.

A su vez, Isaias dibujó una sonrisa burlona en los labios.

—No me importa si entiendes o no. Recibirás la orden de comparecencia muy pronto. En cuanto a las pruebas... —se volvió para mirar al grupo de malas lenguas— ¿acaban de decir que es Paloma Alguacil quien les ha contado este chisme?

Ante la mirada severa de Isaias, por alguna razón, aquellas tuvieron la conciencia intranquila.

Pero al pensar que solo estaban cotilleando en vez de calumniar, se justificaron con arrogancia:

—¡¿Y qué si lo es?!

—Muy bien —Isaias sacó su teléfono móvil y marcó el número de Paloma.

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