Casualidad Destinada romance Capítulo 30

Al día siguiente, Isaias se levantó temprano con la intención de ir al bufete de abogados.

Anoche había abandonado la cena con anticipación sin que los Graciani se dieran cuenta. Y cuando se encontró con Selena en el comedor, sintió que su mirada era un poco extraña.

Apartó la vista y recordó a aquellos tres pícaros que la había dejado inconsciente ayer.

«Paloma, a solas, no podía pensar en un plan tan sucio. Este incidente, muy posiblemente, tiene algo que ver con Selena.»

Aunque Isaias sospechaba, no dijo nada al respecto y salió de la villa después de desayunar.

***

En el bufete, Isaias se reunió con el abogado apoderado de si abuelo, Agustín Palacio.

El abogado era veterano en la abogacía y era muy amigo del abuelo. No obstante, después de la muerte de la madre de Isaias y la decadencia de la familia González, perdió gradualmente el contacto con ella.

Axel también llegó al bufete con Isaias, con el pretexto de traerle el certificado de matrimonio a ella.

Isaias no sabía qué era lo que Milagros tenía en mente. No importaba lo que dijera ella, se negó a darle el certificado de matrimonio a ella, insistiendo en guardarlo por ella.

Isaias solo pudo tomar esto como su rareza y no se quejó nada más

De todos modos, solo quería recuperar lo que el abuelo le había dejado y no le importaba con qué manera exactamente para hacerlo.

Agustín miró su certificado de matrimonio y se quedó sorprendido.

—¡¿Milagros Leguizamo?! ¿No es él...?

Isaias dijo con voz profunda:

—Señor Palacio, ya has comprobado el certificado. Si no hay ningún problema, ¿se me puede dar esa herencia?

Agustín la miró fijamente durante un buen rato, pero al final no dijo nada y la ayudó con los trámites de la herencia.

Isaias firmó su nombre en los papeles.

Cuando recibió realmente la herencia dejada por su abuelo, se quedó completamente aliviada.

Estaba a punto de irse cuando el abogado la llamó:

—Señorita Graciani.

Isaias se dio la vuelta y vio una caja en la mano de Agustín.

—¿Qué es esta? —preguntó Isaias con curiosidad.

—Esta caja me entregó el Don González junto con este testamento y me indicó que te la diera cuando te casaras. Ahora que estás casada, debo entregártela.

Isaias cogió la caja y la abrió, para ver que dentro había un anillo de esmeralda.

—¿Esto es lo que me dejó el abuelo?

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