Casualidad Destinada romance Capítulo 56

En ese momento, sonó su teléfono móvil.

Isaías cogió el teléfono y encontró un mensaje de texto de Elisenda.

Se apresuró a hacer clic en él para comprobarlo.

—Isaías, ya casi estamos en el bar de cantantes, ¿vienes?

Isaías miró el cielo que se oscurecía y echó un vistazo a su reloj de pulsera.

Solo para ver que ya eran las 7:30 pm.

Acababa de terminar de trabajar y no le había dado tiempo a cenar. Si en ese momento se enredaba con el viejo un rato, luego iba a cenar y después iba al bar, no se sabría ni qué hora sería.

Isaías no era de los que llegaron tarde ni faltaron a las citas y tuvo que decirle al anciano con dificultad:

—Abuelo, a decir verdad, tengo cosas que hacer más tarde y me temo que no puedo quedarme contigo todo el tiempo.

—Qué te parece esto, me dices dónde vive tu familia, yo te mando de vuelta primero, en cuanto a la parte de atrás, te dejaré un número de teléfono, puedes llamarme cuando quieras si necesitas algo, ¿de acuerdo?

El anciano negó con la cabeza:

—Mi familia no está en Ciudad Lakveria.

—¿Qué?

—He dicho que soy de la Capital, así que no puedo ir a casa ahora.

Isaías no supo qué podía decir.

Era muy consciente de que algo no iba bien con el anciano, y no sabía si era solo un error, pero le parecía que el anciano le resultaba familiar, como si lo hubiera visto antes en alguna parte.

Arrugó el ceño y dudó un momento antes de decir:

—Entonces, ¿hay algún lugar al que te gustaría ir? Te llevaré allí.

Los ojos de Don Leguizamo giraron ligeramente y dijo de repente:

—Quiero ir a tu casa.

Isaías:

—????

Si no fuera por el aire decente que se respira en el entrecejo de este anciano, ella casi sospecharía lo que pretende el otro hombre.

Pero como se hacía tarde, no quería armar más jaleo.

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