Después de mi salida de ese horrible lugar, nuestro primer destino fue la casa de Sam, por más de su valentía hizo presencia en toda la situación, se sintió enferma luego de comprobar lo sucedido.
Pasamos horas en el carro charlando y, aún así, la despedida no fue nada fácil, no es como si no nos volviéramos a ver pero nos costó dejar ir a la otra.
Sin Sam en el auto, quedamos David y yo que, en un mar de profundo silencio, nos dirigimos a mi casa para recomponernos. Ya en mi verdadero hogar, el ambiente entre nosotros mejoró.
—Gracias a Dios todo salió bien, ya estás de nuevo en tu casa, Alice— el abrazo que me dio fue reconfortante —Perdonanos por no haber llegado antes— David se acercó a mí intencionadamente y me besó, nunca fuimos nada más que amigos en realidad mas no significase que nunca pasó algo entre nosotros, debo admitir que él no era un mal besador, me estaba haciendo sentir especial en ese momento, como si fuese una mujer deseada.
No era como los que Nicolas me daba, quién me hacia sentir usada y sucia, esa pasión única que me transmitía David hacía que mis piernas temblaran pero, a la vez, me hacía sentir más cálida que nunca.
Rompí nuestro beso demasiado pronto para el gusto de David, no podía permitir que esto llegara más lejos, lo que hizo que pusiera una cara de confusión.
—Estás sangrando, estás herido aún, déjame ayudarte— Llevé su mano hasta su cara y notó la sangre que corría por su rostro —Debiste haberte golpeado cuando estabas peleando con Nicolas— atiné a buscar un botiquín que tenía en mi habitación y me senté en la cama con él para curar correctamente sus heridas.
—¿Cómo supiste dónde estaba?— aunque la situación se encontrara finalizada, quería saber cómo ambos tuvieron el saber suficiente como para saber dónde hallarme.
—Fui a buscarte el aeropuerto aquel día, para despedirme de ti pero llegué tarde, tu vuelo ya se había ido. Pensé que era un fin para nuestra amistad, te fuiste sin decir nada pero dejando todo, ¿Quién iba a pensar que te volveríamos a ver?— sé que tuve que hacer esto por mi bien pero sus palabras me estaban lastimando—Fue entonces que sucedió, vi la invitación de tu boda frente a la puerta de mi casa, pensé que habías decidido casarte con ese imbécil pero le marcaste a Sam por ayuda. En ese momento supimos que algo no andaba bien, no hubo forma en la que pensáramos que cambiaste de pensamiento repentinamente. Querías huir de él saliendo del país pero ¿resulta que ahora se estaban por casar? Eso no podía ser posible...— Por lo menos David me conoce lo suficiente para saber que no habría forma de que me casara con Nicolas voluntariamente —Con la muy poca pero, sabiamente usada, información que le diste a Sam, juntos nos pusimos a buscar posibles lugares en los que te tuviera retenida y así dimos con él. Tenía que ser dentro del país, ya que se iban a casar aquí dentro de poco, también tenía que ser un lugar bajo el completo mando de ese lunático, para asegurarse de mantenerte allí todo este tiempo. No sé que habrás vivido estos días encerrada pero lamentamos tanto no poderte hallado antes...— otro abrazo y más palabras sanadoras para mi, estoy tan agradecida de tenerlos a ambos.
—Gracias, David. Eres un gran amigo, no sé que me hubiera pasado si no hubiesen tenido ese accionar para rescatarme—por más de saber que David sentía algo más por mí que una simple amistad, debía dejarle en claro cuáles eran mis sentimientos hacia él.
—Pensé que podríamos ser más que amigos ahora— al despegarse de aquel abrazo, dejó a la vista su cara de decepción ante mis palabras—¿Acaso nunca signifiqué nada para ti? ¿Acostarte conmigo en nuestra graduación fue solo un momento de diversión para ti? porque para mí no lo fue en lo absoluto—Tenía miedo de decir algo y terminar arruinandolo todo —¿Estás enamorada de Nicolás?
—¡¿Qué?! No, claro que no— debe de estar bromeando para preguntarme eso luego de saber lo que pasé —El abusó de mí en varias oportunidades, inclusive se atrevió a pegarme, ¿crees que me atrevería amar a alguien así?
—Demonios, Alice ¿Por qué me haces sentir así?— Ambos no tardamos en llegar a nuestro clímax entre jadeos y gemidos, si bien fue una situación inesperada, fue complaciente. David se acostó junto a mí y en la habitación sólo se escuchaban nuestras agitadas respiraciones al unísono —Podríamos ser capaces de hacer esto más seguido
—No lo sé, David, no estoy segura— Repentinamente y sin previo aviso, el recuerdo de Nicolas dejándome ir, volvió a mi mente y no pude evitar preocuparme y pensar en si estaría bien sin mi presencia.
—¿Qué te pasa? ¿Por qué pones esa cara?— mis temores se hicieron presentes, tanto así qué hasta David puedo notarlo en mi rostro.
—Tengo miedo de que Nicolás se entere de lo que acaba de pasar, ¿Y si te hace algo?— ya no sé acerca de quién preocuparme, si de Nicolas, David o incluso yo.
—Acabamos de tener sexo y ya estás pensando en él—David se levantó de la cama y empezó a vestirse rápidamente —No te preocupes, si Nicolás viene por mí, no me esconderé de él— dicho esto, procedió a caminar hacia la puerta, salir y cerrarla de un gran portazo.
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: (COMPLETO) El Loco De Mi Prometido