(COMPLETO) Mi Maldita Obsesión romance Capítulo 7

Bárbara Úrsula Medina

A llegado el apreciado jueves el señor Manckenzie me dejó bien en claro que tengo que darle una respuesta ¡Ese hombre si es insistente! Todos los días recibo una llamada de él.

Hable con Daniel sobre el contrato que propuso el señor Manckenzie, no me dio una respuesta concreta simplemente me dijo que haga lo que quiera porque la empresa es mía y como siempre que me va apoyar. Pensé que se iba a poner celoso pero fue todo lo contrario. Hablamos por teléfono porque se le presentó un viaje de negocios muy importante.

Gracias a Dios que mi madre se va al Caribe con unas amigas porque de verdad no la soporto, eso es todos los días la misma rutina diaria.

Llevo puesto un pantalón pegado a mi cuerpo con unos tacones negros, una camisa blanca y por último mi cabello suelto.

Mi secretaria me informa que el señor Manckenzie está afuera.

--Puntual como él, no hay nadie-murmuré y eso ocasiona que mi secretaria se ría en una carcajada-. Dile que pase-digo respirando profundo.

Entra a mi oficina lleva puesto un traje negro con una camisa blanca y la corbata negra.

--Buen día señor Manckenzie-anuncié con una falsa sonrisa.

--Buenos días señorita Medina-responde sentándose en la silla en frente de mi escritorio.

Reboleé los ojos y me senté.

Me observa con detenimiento, sin ningún pudor y eso a mí me pone... Me siento tan nerviosa y a la vez excitada.

--¿Entonces?-pregunté para salir de ese silencio tan incómodo pero agradable.

--Eso debería preguntarlo yo-contesta-. ¿Habló con su... Novio?-me pregunta.

--Si. Aceptó todas sus condiciones-anuncié.

--Perfecto ¿Puede enseñarme mi oficina?-pregunta ocultando una sonrisa-. No se preocupe el dinero pasará a su cuenta lo antes posible-reveló.

--¿Tengo que confiar en su palabra?-le pregunté.

--No se preocupe lo que digo lo cumplo-responde.

--Mañana mismo necesito el dinero en mi cuenta-digo en aire profesional.

--Sí, pero tiene que cumplir las condiciones absolutamente todas-contesta.

--Soy una mujer de palabra, no se preocupe-murmuré.

--Ahora vendría siendo yo el que tiene que confiar en su palabra-contraataca.

¡Dios pero este hombre!

--Venga conmigo-le ordené.

Salimos de mi oficina y vamos al lado de la mía.

--Esta es la respuesta a todas sus dudas-respondo-. La puede decorar como usted quiera, cualquier cosa que necesite no dude en decirme-contesté.

Él va hacia la silla detrás de él escritorio y se sienta.

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