Bárbara Úrsula Medina
De seguro hoy viene Cristóbal, en estos días no se aparecido por aquí y se lo agradezco. Tener todos los días su presencia es un poco intimidante y a la vez incómodo y ni hablar de lo nerviosa que me pongo con sólo mirarlo.
--Barby, el señor Daniel está aquí-me informa-. ¿Lo dejo pasar?-me pregunta.
--Claro, Rosa-digo-. Hazlo pasar, pero necesito un favor cuando venga el señor Manckenzie me avisas, ok-expresé.
--Está bien-responde.
Mi novio pasa a mi oficina, me encamino a él, le doy un beso en los labios y un abrazo.
--¿Cómo te fue mi amor?-le pregunto todavía en el abrazo.
--Bien, cariño-murmuró.
Voy hacia la silla detrás de mi escritorio y me acomodo en ella, observando que él está un poco impaciente y no me mira a los ojos.
--¿Te pasa algo?-pregunto preocupada.
--No. Sólo estoy un poco cansado por el viaje-explica.
--Cualquier cosa que necesites puedes contar conmigo ¿Si?-expuse con una sonrisa.
--Lo sé, cielo-responde.
--¿Quieres café, agua, jugo?-le pregunto.
--No, estoy bien así, te quería comentar. Tu madre me llamó y me dijo-lo interrumpo levantando la mano en el aire.
--¿Porqué es que siempre te llama a ti? Cada vez que estamos hablando tienes que hablar de ella, no la quiero ni ver ¿Porque no puedes entender eso? La tengo lejos y ni siquiera puedo descansar de ella-expliqué un poco alterada.
--Necesita dinero, se fue con sus amigas al Caribe y no tiene el suficiente dinero-expuso-. Algún día la vas a tener que comprender. Madre e hija no pueden estar peleando todo el tiempo-responde.
--No quiero hablar de ella-susurré-. Y si no tienes nada más que decir, puedes salir de mi oficina por favor-digo sin mirarlo.
--Cielo, ella es tu madre y debes de perdonarle-expresó-. Ella es una gran mujer que cualquier hombre quiere tener-responde.
--Si no sales tú, lo voy hacer yo-respondo enojada.
Él se levanta y sale de la oficina.
De verdad no lo conozco ¡Está defendiendo a mi madre! Sabiendo él todo lo que me ha hecho ¿Pero por qué todo se lo informa a él? ¿Él nunca la ha defendido hasta ahora? Ni siquiera se metía en los problemas de madre e hija.
Ahora se nos está siendo costumbre discutir por mi madre. ¿Será que estoy celosa? Conociendo a la mujer que tengo como madre, debería preocuparme un poco pero sólo por ella. Yo sé que Daniel no sería capaz de engañarme con mi madre.
Suena el teléfono, contestó.
--Si...-respondo.
--Barby, el señor Manckenzie entró a su oficina-me informa-. ¿Necesitas algo más?-pregunta.
--Si ¿Voy yo a su oficina le doy lo buenos días o espero que venga él?-le pregunto.
--No sé, pero si quieres hacerlo anda hazlo-ánimo.
Cuelgo el teléfono y salgo de mi oficina, voy a la de Cristóbal y antes de tocar respiro profundo. Escucho un adelante y paso.
--Buen día señor Manckenzie-le anuncio.
--Buenos días señorita Medina-responde sin mirarme.
--¿Necesita algo?-le pregunto nerviosa.
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