Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 152

Por recomendación de Felicia, Luna se convierte en la secretaria del presidente del Grupo Palacio.

Felicia también está contenta. No es tan mala como de costumbre. Sonríe con suficiencia a Luna y le dice:

—puedes empezar a trabajar hoy.

—De acuerdo —Luna se siente aliviada.

¡Pero de repente se le ocurre un hecho!

Si empieza a trabajar hoy, hoy conocerá a Emilio. Luna está nerviosa y asustada ante la idea de conocer a Emilio.

Tal vez no esté preparada para enfrentarse a él de nuevo. Tiene miedo de no ser capaz de escapar de él después de volver a verle.

Luna no se imagina lo enfadado que estaba Emilio cuando ella huyó de él. No se atreve a pensar en ello.

¡Emilio debe estar furioso!

Al pensar en el enfado de Emilio, Luna lo odia inconscientemente.

Entonces piensa en su hijo. Luna está decidida a recuperar a su hijo.

Olvídalo. ¡Emilio, no te tengo miedo! ¡No soy la Luna que era hace seis años!

...

Sin embargo, cuando Luna es llevada a la recepción de la secretaria fuera de la oficina de Emilio, no ve a Emilio. Ve a una mujer llena de resentimiento.

Esta mujer es la última secretaria de Emilio. Cuando ve a Luna, sonríe sarcásticamente y luego comienza a sentirse triste como si hubiera pensado en algo.

Le cuenta a Luna todo el proceso de la empresa con indiferencia. Luego la lleva de nuevo a la recepción de la secretaria y le cuenta algo sobre su trabajo.

Luna sigue a la antigua secretaria con sinceridad. La antigua secretaria no puede evitar suspirar ante su sinceridad:

—Eres obediente. Es una pena que no haya expuesto a Felicia delante del presidente antes de irme.

Luna no sabe la verdad, pero sonríe amablemente y no comenta nada.

La antigua secretaria vuelve a suspirar. Pone un cuaderno en la mano de Luna y dice:

—Te he dicho todo. Ahora sólo puedes confiar en ti misma.

Luna coge el cuaderno y lo mira con desconfianza. No puede evitar leerlo.

La ex secretaria le recuerda:

—Al presidente le gusta beber café sin azúcar. Es mejor que sea amargo, pero no puede ser demasiado amargo.

—Come en la empresa cuando está ocupada. Es responsable de su comida. Sólo come en algunos restaurantes. He anotado esos contactos en él.

Hace una pausa y dice:

—Si Felicia te pide que la llames Sra. Palacio, ¡no debes hacerlo!

Luna recuerda los dos primeros puntos, pero no puede entender el último.

—¿Por qué?

—No, me molesta quedarme aquí. El presidente puede estar ocupado hoy. Quédate aquí para prepararle el almuerzo —La ex secretaria saluda y hace las maletas para marcharse.

A Luna le late el corazón cuando se entera de que va a preparar el almuerzo para Emilio. No ve a Emilio en toda la mañana. Cree que está preparada para enfrentarse a él de nuevo, pero ahora está muy asustada.

Luna respira profundamente y se anima en su corazón. En ese momento, suena el teléfono interno de la recepción de la secretaría.

La cara de la ex secretaria cambia cuando oye sonar el teléfono. Mira a Luna con pánico y dice apresuradamente:

—Me olvidé de preparar café para el presidente esta mañana. Ahora debe estar urgido. Tengo que irme primero. Resuélvelo tú.

Con eso, se va a toda prisa.

—...

Luna también está sorprendida por la inesperada noticia. Tose suavemente y coge el teléfono interno que no ha dejado de sonar. Dice en voz baja:

—Hola, presidente.

—¿Por qué tardas tanto en contestar el teléfono? —Emilio se detiene de repente. Pregunta con suspicacia:

—¿Quién eres tú?

El corazón de Luna se acelera cuando escucha en el micrófono la voz familiar que hace tiempo que no oye. Sus manos tiemblan un poco. Se consuela en su corazón muchas veces.

Luna estabiliza su voz y dice con calma:

—Hola, presidente. Soy la nueva secretaria. Me llamo Ángela Ocampo. Hoy es mi primer día de trabajo.

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