Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 199

Emilio no nada mucho y vuelve. Luna sólo mira la cara y los brazos de Emilio y se olvida de cómo nada.

Así que cuando Emilio vuelve y le pregunta, Luna sacude la cabeza confundida.

Emilio suspira y mira a Luna con disgusto.

—Nunca he visto una mujer tan estúpida como tú. No aprendes a nadar de los demás. Vamos a las aguas profundas y te enseñaré a nadar.

—Ah... —Luna está aturdida. Mientras hablaba, Emilio la ha llevado a las profundidades del mar.

Al principio, Luna todavía puede tocar el suelo. Poco a poco, el nivel del agua sube hasta su pecho, su cuello, y luego hasta su nariz y su boca...

Finalmente, Luna ya no puede llegar al suelo. Tiene que sujetar con fuerza el brazo de Emilio para no hundirse.

La reacción de Luna complace profundamente a Emilio. Su piel se pega a la de Emilio. Aunque el agua la filtra, Emilio no puede evitar sentir su suave piel.

Pero Luna se aferra a su brazo. Sus ojos miran el agua con horror. Tiene miedo de hundirse.

La reacción de Luna hace reír a Emilio. De repente quiere jugarle una mala pasada y suelta la mano de Luna.

La reacción de Luna es intensa. En cuanto intenta soltar su mano, Luna parece tener la capacidad de predecir. Levanta la mano y se pega a Emilio como un pulpo. Ya no es reservada y ahora grita:

—¡Emilio! ¡No me dejes ir! ¡Si te atreves a dejarme ir, te odio para siempre!

Al oír esto, Emilio se ríe y levanta las cejas.

—¿Cómo te atreves a amenazarme? Lo creas o no, te dejaré ir ahora.

Con eso, él estira la mano de ella para sacarla de su cuello.

Al sentir la fuerza de Emilio, la cara de Luna se pone blanca del susto. Se abraza a Emilio y le dice sin pudor:

—¡No! ¡Por favor! ¡Estoy equivocado! Por favor, no me dejes ir!

Luna sólo lleva un bañador y su cuerpo está cerca del de Emilio. Emilio puede incluso sentir claramente las dos suaves bolas que se aferran a él.

Luna empieza a temblar de nerviosismo. Su pecho tiembla y se frota contra el de Emilio.

Ahora su postura es un poco ambigua. Luna se enfrenta a Emilio y se pega a él. Sus manos rodean con fuerza el cuello de Emilio y sus muslos rodean inconscientemente la cintura de Emilio.

Afortunadamente, el nivel actual del agua todavía permite a Emilio mantenerse en el suelo, de lo contrario, no podría soportar el peso de Luna.

Tiene a una belleza asustada en sus brazos y ella está cerca de él. Los ojos de Emilio se oscurecen y hay una reacción en alguna parte de su cuerpo.

A Emilio se le ocurre de repente una forma de jugarle una mala pasada a Luna. Sonríe con maldad y dice:

—Ahora que sabes que estás equivocado, ¿qué debes hacer?

—¿Qué debo hacer? —Luna mira a Emilio con lágrimas en los ojos y pregunta desconcertada. Sus ojos le hacen cosquillas a Emilio.

Tiene mucho miedo al agua. No sabía nadar cuando era joven y rara vez toca el agua cuando crece. Desde que se ahogó en la bañera la última vez, siente que le da miedo el agua profunda.

A causa de este miedo, Luna se pone nerviosa. Por primera vez, cede ante Emilio.

Las palabras de Emilio son tentadoras. Luna era inflexible y no quería besar a Emilio. Ahora Emilio le ha quitado las manos de encima. Si quiere, puede soltarla en cualquier momento.

Luna se muerde el labio inferior y mira a Emilio con inquietud. Pregunta con cautela:

—¿Sólo un beso?

¡Finalmente se compromete!

Emilio sonríe feliz y orgulloso:

—Sí, sólo un beso.

—... —Luna vacila un momento y mira a su alrededor el agua interminable. Su miedo al agua vence la amenaza de Emilio.

Luna cierra los ojos y besa ligeramente a Emilio en los labios y quiere irse.

Pero tan pronto como sus labios se alejan de los de Emilio, la gran mano de éste empuja de repente la parte posterior de su cabeza y deja que sus labios vuelvan. Sus labios se pegan. Emilio mordisquea el labio de Luna.

Luna abre los ojos y mira fijamente a Emilio. Grita con rabia en su corazón: ¡Imbécil! ¡Dijiste sólo un beso!

Como están en el mar, Luna no se atreve a empujar a Emilio. Se caerá al agua y estarán en peligro.

Luna no tiene más remedio que agarrarse al cuello de Emilio e intentar no caer.

Emilio abraza la esbelta cintura de Luna y le acaricia la espalda con la otra mano.

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