Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 216

—¡Estás loco! —Justo cuando Emilio termina, los latidos del corazón de Luna no pueden evitar acelerar medio latido. Sus ojos son inexplicablemente culpables. Ella vacila:

—¡No me gustas! Lo he dicho varias veces. ¡No puedes gustarme! ¡No voy a estar celosa porque estés con otras mujeres!

Con eso, Emilio se ríe de repente. Se acerca a Luna y no puede evitar besarla. La mira con ojos profundos y dice:

—No he dicho que estés celoso, pero tú mismo lo admites. Simplemente te gusto.

—Esto es... —La actitud de Emilio ha cambiado demasiado. Su rabia se convierte en dulzura. El cambio deja a Luna perdida. Su cerebro está en blanco.

Emilio ve la vergüenza de Luna. Sonríe con suficiencia y recupera la mirada de hace dos días. Dice positivamente:

—Luna, te gusto.

—¡Yo no! —contesta Luna inconscientemente.

Al mismo tiempo, se aleja con cautela y quiere mantener las distancias con Emilio. Emilio es tan extraño que ella no puede acostumbrarse a él en absoluto.

En estos días, Emilio se ha mostrado frío con ella desde la última vez que Emilio le pidió que fuera su amante y Luna lo rechazó.

Al día siguiente salió con Fiona. A la mañana siguiente fue a su habitación y la besó. Después de que ella se negara, Emilio la atacó con rabia en el centro comercial y la interrogó en el restaurante.

Luna piensa que Emilio está loco por hacer estas cosas, pero ahora Emilio le dice de repente que le gusta.

Luna cree que Emilio está realmente loco.

Luna no puede evitar alargar la mano y tocar la frente de Emilio. Su temperatura es normal. Murmura para sí misma:

—No tienes fiebre. ¿Dónde te golpeaste el cerebro y te dañaste?

Las palabras de Luna hacen que Emilio se enfade. Mira a Luna sin decir una palabra y la besa profundamente. Tras el beso, Emilio la abraza con fuerza pero no continúa.

Se abrazan a través de la sábana. Es una sensación extraña. El ambiente es un poco incómodo. Luna empuja a Emilio y le pregunta con curiosidad:

—Emilio, no tienes fiebre ni te dan patadas en el cerebro. ¿Tienes un periodo fisiológico estos días? Eres muy cruel. ¡Me hiciste eso por la mañana!

Emilio no es indiferente a Luna ahora. Al escuchar las palabras de Luna, se ríe y sonríe:

—¿quieres saberlo?

—Sí —Luna asiente.

—Entonces bésame.

—...

La cara de Luna es negra. Emilio lo hace de nuevo.

—¿No? —Emilio parece estar de mejor humor. Se tumba de lado junto a Luna. Apoya su cabeza con una mano y sostiene a Luna en sus brazos con la otra.

Luna pone las manos en el pecho de Emilio. Ella sacude la cabeza y se niega:

—¡Yo no te beso!

—Entonces no te lo diré —Con eso, Emilio muestra una expresión que le pide que le ruegue.

Luna está muy enfadada por la aparición de Emilio. Esta vez no está en el agua para no comprometerse. Ella toma la gran mano de Emilio y dice:

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