—Cómo puede ser esto...
Fiona está completamente aturdida por las palabras de Emilio. Es una mujer que se respeta a sí misma. No va a permitir que se sienta tan avergonzada, y mucho menos su alta autoestima.
Innumerables pensamientos dan vueltas en la mente de Fiona. Al final, Fiona mira con lástima a Emilio, pero se muestra un poco firme e indiferente. Quiere hacer un último esfuerzo.
—No puedes hacerme eso. Tenemos proyectos de cooperación. Si me rechazas, puedo convencer a mi padre para que deje de trabajar contigo. De esta manera, perderás mucho dinero.
La verdadera cara de Fiona se revela, pero a ella no le importa. Por esta relación, no teme amenazar a Emilio con proyectos de cooperación.
Al oír esto, Emilio entorna los ojos y dice fríamente:
—Señorita Alcocer, no se preocupe. Anoche firmé un contrato con su padre. Estoy seguro de que no estará dispuesto a pagar una elevada indemnización.
—Y tu padre sabe de mi familia. Le hablé de mis sentimientos por la señorita Alcocer y fue muy comprensivo. Para que nos llevemos pacíficamente, le aconsejo a la señorita Alcocer que no sea tan terca.
—Cómo puede ser esto... —Fiona está desesperada. Su cintura recta no se sostiene. Mira al suelo sin poder creerlo.
La aparición de Fiona de repente le duele a Luna. Le parece verse a sí misma hace seis años. En aquella época, lo daba todo por hecho, como ella. Pero pasaron muchas cosas que ella no esperaba. Ella no podía aceptar el final.
Ella tira del brazo de Emilio por la espalda y le dice que deje de hablar.
Emilio siente el balanceo de su ropa. Mira de reojo a Luna. Sabe que es hora de que la farsa llegue a su fin.
Emilio toma la mano de Luna y le dice fríamente a Fiona:
—Lo he dejado claro. Señorita Alcocer, por favor, deje de molestarme. Espero que pueda encontrar pronto su felicidad. Adiós.
Con eso, Emilio arrastra a Luna a la habitación. Cierra la puerta sin mirar atrás y deja a Fiona fuera.
Emilio está decidido, pero Luna reconoce su crueldad. Sabe que Emilio no será tan amable con una mujer sin motivo. Ha visto a muchas mujeres de buena figura. No le gustará una mujer que acaba de conocer.
Luna vuelve a pensar en sí misma. La tragedia de Fiona ocurre delante de ella. Quizás Emilio la enmarca en su corazón, por eso la trata tan bien.
Esta profunda cognición hace que Luna sienta frío en su corazón. Debería estar despierta. No puede seguir siendo engañada por Emilio. ¡Ella puede volver a la tragedia de hace seis años!
Pensando en ello, Luna aparta la mano de Emilio. Se burla de él.
—No esperaba que fueras tan cruel. Abandonaste a una mujer tan buena. Al menos le gustas de verdad.
Al oír esto, Emilio echa un vistazo a Luna. No le importa su indiferencia y va directamente al sofá. Dice con ligereza:
Pero Luna piensa que Emilio es frívolo. Su corazón está completamente frío. Se preguntaba si Emilio le haría lo mismo, pero ahora el propio Emilio lo admite.
Emilio quiere decir que también la trata como un juguete. Ahora le pregunta si va en serio.
¡Bien! ¡Resulta que Emilio se burla de ella todo el tiempo! ¡Ella pensaba que Emilio estaba mejor después de perder la memoria!
¡Ahora parece que está ciega! ¡No debería creerle!
Luna tiembla de rabia. Señala la puerta y casi grita:
—¡Emilio! ¡Sal de aquí! ¡No quiero volver a verte!
Emilio realmente no entiende lo que Luna está pensando esta vez. Su cara tampoco es muy buena.
Emilio se levanta y se acerca a Luna. La mira y le pregunta:
—Luna, ¿por qué estás tan enfadada? La forma en que trato a Fiona es asunto mío. Ya que no te gusto, ¿por qué estás tan enfadada?
Luna mira fijamente a Emilio. Sus ojos están rojos de ira. ¿Cómo se atreve este bastardo a culparla tan descaradamente?
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