Silvana está segura de que Conan es el hijo de Luna y Abram.
¿Cuándo empezaron a enamorarse?
No es de extrañar que Luna diga que Abram es un buen hombre y no le importa que Abram sea un buen amigo de Emilio. ¡Resulta que tienen esta relación! ¿Por qué no se lo dice Luna? Silvana no puede aceptar la idea de que Abram y Luna sean amantes y tengan un hijo.
Incluso le duele el corazón.
Abram sigue observándolos en silencio. Silvana no parece contenta. Le explica:
—Lo siento. No te dije que Conan es el hijo de Luna porque tengo dificultades.
Silvana cree que Abram admite su relación con Luna. Silvana suelta los hombros de Conan y mira con tristeza a Abram.
—¿Cuándo empezaste?
—¿Qué dices? —La expresión triste de Silvana y sus palabras desconciertan a Abram.
¿No está lo suficientemente despierto como para entender de qué está hablando Silvana?
El rostro de Silvana está pálido. Se tambalea:
—Tú... Tú y Luna... ¿Cuándo empezasteis?
—...
Tras escuchar las palabras de Silvana, la cara de Abram cambia, y Conan no puede evitar las ganas de reírse al escucharlas.
Casi al mismo tiempo piensan que Silvana es tan imaginativa que no entiende que Abram y Luna son amantes.
Por supuesto, Abram no puede dejar que Silvana los malinterprete. Dice torpemente:
—Luna y yo no tenemos la relación que tú crees. Conan es el hijo de Luna, pero no el mío.
—¡Ah! —La cara de Silvana cambia. Se queda mirando a Abram con incredulidad y dice:
—¿Quieres decir que Conan no es hijo tuyo y de Luna?
—No... —Abram quiere reírse. Silvana es tan linda. Ella cree que él y Luna son amantes.
—No... —Cuando Silvana se da cuenta de que los malinterpreta, se avergüenza.
Inconscientemente quiere agachar la cabeza y admitir su error, pero parece pensar en algo. De repente, levanta la vista y se pone de pie. Golpea a Abram y le mira con rabia:
—¿Por qué no me has explicado antes? ¿Crees que es divertido burlarse de mí?
Con eso, Silvana le da otro empujón a Abram.
Abram es empujado hacia atrás por ella. Por fin levanta la mano y se rinde:
—Estoy equivocado. Debería habértelo dicho antes. No te enfades. No me pegues.
Silvana se gira de repente y mira fijamente a Abram. Dice desconcertada:
—¡No, me estás mintiendo! Dime por qué el hijo de Luna está en tu casa. ¿No dijiste que Luna es tu amiga? ¿Por qué no se lo dices?
—Silvana... —Abram se siente culpable e impotente. No sabe si debe decirle a Silvana la verdad. Piensa por un momento y sólo puede decir:
—Tengo dificultades. No se lo digo a Luna porque no quiero que vuelva a Francia. Quiero que se quede en Estados Unidos. Mientras no encuentre a su hijo, no se irá.
—¿De verdad? —Silvana no le cree. Le pregunta:
—¿Te atreves a decir que no tienes otras ideas? ¿No hay un propósito ulterior para que lo hagas?
Abram es sólo el amigo de siempre de Luna. ¿Por qué decide si Luna debe irse? Es buena amiga de Luna desde hace años, pero no lo hace. ¿Por qué lo hace Abram?
Así que Silvana no cree lo que él dice. La intuición le dice que Abram debe tener otro propósito. Puede que esté enamorado de Luna para no dejarla encontrar a su hijo.
Silvana es aún menos feliz cuando piensa en ello. Siente que su corazón está a punto de estallar.
Al escuchar la pregunta de Silvana, Abram frunce el ceño y duda. Tiene otro propósito, pero no puede decírselo a Silvana. Silvana lo odiaba antes y probablemente también odia a Emilio.
Abram no está seguro de que Silvana esté De acuerdo con él.
Abram no habla, así que Silvana se enfada más. Empuja a Abram y le grita:
—¿Estoy en lo cierto? ¿Tienes miedo de hablar? Abram, escondes al hijo de alguien, ¡pero no lo admites! ¡Bastardo!
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