Conquista Dominante: Mi Esposo Salvaje romance Capítulo 253

¡Está tan emocionada que casi se le salen las lágrimas!

Suelen reunirse por videoteléfono. Están separados desde hace mucho tiempo. Este es su primer encuentro real.

Luna abraza a su hijo con fuerza. Dice felizmente:

—Conan, mamá por fin te ve.

Luna sostiene a Conan y dice:

—Conan, ¿estás perdiendo mucho peso? Siento que eres pequeño...

—Estúpida mamá, soy muy pequeño —Conan lleva mucho tiempo sin ver a Luna y la echa mucho de menos. No suele decírselo, pero se acerca a Luna y la abraza.

—De acuerdo, cocinaré más para ti. Tienes que comer más —Luna está tan emocionada que no sabe qué decir. Tiene a Conan en sus brazos y sus ojos están húmedos.

Conan se ríe y no expone a Luna. Aunque vivan juntos, tiene que cocinar él solo.

...

Una farsa termina con la llegada de Conan. Frente a Conan, Silvana y Abram no pueden seguir discutiendo. Observan cómo Conan y Luna se abrazan durante un rato antes de que Abram suavice la situación.

—Vamos a desayunar. Todos debemos tener hambre.

—¡Bien! —dice Conan alegremente.

Luna responde a las palabras de su hijo. Han pasado muchas cosas esta mañana. Luna aún no se ha dado cuenta.

Luna recoge a Conan felizmente. Guiados por Abram, salen a desayunar.

Después del desayuno, Luna le pide a Conan que la acompañe a casa. Después de un rato van a casa de Abram para recoger el equipaje de Conan. Abram dice que tiene algo que hacer. Los lleva a casa y se va. Silvana también quiere irse. Después de lo ocurrido esta mañana, empieza a odiar a Abram.

Abram y Silvana se separan. Abram lleva a Luna y a Conan abajo y se va.

Luna toma la pequeña mano de Conan. Después de que se vayan, Luna le dice enfadada a Conan:

—Ya sabes que vivo aquí, ¿verdad? ¿Cómo puedes tener la llave de mi apartamento?

Conan se ríe y escupe su lengua rosada.

—Tienes razón. Ja, ja, no era mi intención. Quiero ayudaros a ti y a papá a crear más oportunidades para llevaros bien. Si aparezco, me interpondré en tu camino. No lo quiero.

—¿No me echas de menos? —dice Luna con rabia.

—Os echo de menos a papá y a ti, pero sois muy testarudos. Si no creo oportunidades para que os llevéis bien, ¿cómo vas a darme una hermana divertida? —dice Conan con una sonrisa.

—¡No eres educado! —Luna golpea a Conan en la cabeza.

Conan sabe que Luna no le pegará fuerte, así que se ríe con más picardía.

Para entonces, Emilio está impaciente y se acerca. Mira a Luna y a Conan. Pregunta desconcertado.

—¿Luna?

—Presidente, ¿qué puedo hacer por usted? —Luna se levanta rápidamente e intenta sonreír a Emilio.

Emilio mira a Luna y a Conan. Piensa que sus rasgos son muy parecidos. No puede evitar preguntar:

—¿Es este su hijo?

—¡Sí! —Luna sonríe con rigidez. Al mismo tiempo, sigue rezando para que Emilio no reconozca a Conan como su propio hijo.

Pero Emilio mira esos ojos que se parecen a los suyos, y de repente recuerda que el chico vino a buscarle a la empresa y le dijo que era su hijo.

Emilio recuerda al instante lo que ocurrió aquel día. Recuerda claramente la actuación del pequeño y cada palabra de ese día.

Dijo que era su hijo, pero Emilio dijo que no lo conocía. El chico dijo eso:

—mi papá es usted y su esposa es mi mamá. Mi mami se llama Luna.

Lo recuerda todo. No es de extrañar que le resultara familiar la primera vez que escuchó el nombre de Luna. No es de extrañar que le resulte familiar cada vez que ve la cara de Luna. Ha visto una cara similar en el niño ese día.

Parece que todos los misterios se resuelven en un instante. Antes de que Emilio pueda relajarse, surge un nuevo misterio. ¿Por qué el niño dice que es su papá y nombra a su mamá?

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