Rafaela
Con todo lo que a pasado me e olvidado que no e probado bocado en todo el día, la carne tiene un sabor delicioso y el vino es exquisito.
—eres buen cocinero, creo que ya estás listo para casarte y ser un buen esposo, —el carácter dominante de Rafaela siempre se daba a notar y al parecer al apuesto extraño no le gusta su comentario porque levanta una de sus perfectas cejas para cuestionarla.
—Eso se escuchó muy feminista, parece ser que eres muy dominante mujer? qué no debería ser al revés, que la esposa cocine para su marido y lo atienda como rey?
—No inventes esos tiempos ya pasaron, además yo no nací para atender a ningún hombre de cerebro pequeño que se crea el macho de la casa y que pida a su mujer ser sumisa, estoy demasiado ocupada con el negocio familiar así que no tengo tiempo de atender a nadie, sobre todo si ya está grandecito para encargarse de sus propias cosas.
Bruno
No e respondido a su feroz comentario pero la estoy observando, desde la manera en la que toma el tenedor con esa seguridad, firme y suave a la vez, parece ser fría lo qué pasa a su alrededor no le importa un carajo, cualquier humana ya me habría rogado para qué me la follara pero ella solo está pensando en echarme, yo me inclino más por la igualdad, dije mientras mordía un suave trozo de carne
—Mmmm... es admisible, no me gustan los hombres machistas, controladores y posesivos, pero odio más a los que son celosos, a esos no los tolero
—Ahora sí que estamos jodidos, no soy machista pero en lo controlador, posesivo y celoso no hay quién me gane, soy un Alfa, estoy acostumbrado a mover el mundo a mi voluntad, siempre obtengo lo que quiero, cuándo quiero y si se trata de alguien que considero mía soy muy extremo
Rafaela
Termino mi comida relamiendome los labios, ya llevo la botella de vino abajo de la mitad, hoy estoy bebiendo mucho, e tenido un día de infierno así que no me voy a detener, haré lo que sea para qué mi mente no pueda pensar en que el imbécil del hombre que decía amarme pero que me odia y me dejó plantada en el altar.
Bruno
Creo que algo le pasa a ésta mujercita, está bebiendo demasiado, es como si quisiera olvidarse de una pena, puedo notar un dejo de tristeza en sus ojos además del brillo que lleva por el alcohol que trae en su sistema, la veo caminar a la sala de estar dónde enciende una bocina, la música comienza a escucharse y ella baila sola con la copa de vino en la mano, una candente escena a mis ojos que estoy seguro ya están brillando por la excitación y el deseo.
Rafaela
—¿Quieres bailar? en mis cinco sentidos jamás le habría pedido a un extraño que bailaramos pero cómo no lo estoy y el alcohol me a deshinibido lo llamo para que se acerque a mí, el hombre no tarda nada en pegarse a mi cuerpo, yo solo puedo pensar en lo jodidamente ardiente que es.
Bruno
—Tu lo pediste luna, me acerco a la hermosa mujer que la diosa luna creó para mí, acerqué mi cuerpo al de ella, soy más alto mi uno ochenta y tres a su uno setenta se nota más estando cerca , ella me toca descaradamente el pecho y los hombros, yo solo me dejo llevar.
Bruno
—Sé que te duele princesa, pero no voy a parar, si lo hago la próxima vez te dolerá igual, va a pasar pronto lo prometo, —besé a mi luna para distraerla del dolor que sentía al sentir por primera vez la penetración de un hombre, su hombre, el que será suyo por toda la eternidad.
Rafaela
El no deja de besarme y acariciarme poco a poco el dolor ya no es tan intenso, ahora deseo moverme para sentirlo más y lo hago, mis caderas cobran vida haciéndolo gruñir de placer, el hombre gruñó como un animal ésto no puede ser normal pero no puedo detenerme a pensar con lógica ahora, solo quiero que me siga dando más de ésto que me mata de gozo
Bruno
Es una diosa mi luna, me tiene perdido en ella, en esos sensuales movimientos, estar hundido en su intimidad es el maldito paraíso, ella gime ante mis embestidas, estoy totalmente dentro de ella, quiero que lo sienta todo, por qué a mí me tiene disfrutando como un jodido desquiciado.
Rafaela
Dejo escapar gritos y gemidos de placer, ese hombre me a hecho llegar a mi primer orgasmo, siento que voy a morir, que el aire no va a llegar a mis pulmones, él me toma de las nalgas y me embiste más fuerte hasta que siento como un líquido caliente se derrama en mi interior, sus gruñidos no son de éste mundo, ¿con quién diablos me estoy acostando? parace como si fuera un ser sobrenatural, eso me asusta pero no tanto cómo para dejar de gozarlo
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