"Cupido" caído del cielo romance Capítulo 30

Si lo hubiera sabido, no huiría.

Se culpó mucho a sí misma, inmediatamente llegó al lado de Esteban pasando por el lugar desordenado y lo levantó del suelo.

El cuerpo en sus brazos todavía se sintió suave y blando, pero muy frío.

Paulina se dio cuenta de la temperatura baja del aire acondicionado en el cuarto.

Marcos también la peribió y lo apagó de inmediato.

Sosteniendo a Esteban en los brazos, Paulina se sentó en la cama. Tomó la colcha envolviéndole el cuerpo mientras lo revisaba para saber si estaba herido.

Esteban estaba inmóvil a pesar de qué Paulina le hacía.

Después de terminar todo, Paulina se puso en cuclillas frente a él y le tocó la cara.

-Cariño, ¿estás bien? ¿Conoces a mí?-

Esteban no le respondió pero reaccionó al final con sus pestañas tembladas de unas veces.

Paulina se inhibió la ansia interior y extendió la mano abrazándole en el regazo donde se sentara, y continuó, -¿Qué te pasa? Dígamelo, ¿vale?-

Esteban la miró con los ojos grandes, después de un rato, casi fue a llorar.

Paulina de repente se puso ansiosa al verlo así, -¿Por qué lloras? ¿Sería porque te dejé en el restaurante y me fui sola, entonces estás triste? Lo siento.-

Esteban enterró brusco la cabeza en los brazos de Paulina y luego comenzó a llorar.

Paulina estaba tan asustada que lo abrazó apresuradamente y suavemente dijo, -No llores, lo siento, todo es mi culpa-

Marcos lo miraba en silencio al lado, no deteniéndolo, y le viseó a Esteban como si pensara en algo.

Al menos conocía a su propio hijo.

Aunque de vez en cuando estaba desobediente, nunca había causado problemas irrazonablemente. Debía existir la raíz de lo que pasó en esta noche.

Esteban estaba bien antes de que Marcos fuera a visitar a Paulina. Por eso, el problema probablemente se apareció durante el período en que Álvaro lo llevó a regresar a casa.

Marcossimplemente salió abriendo la puerta cuando Paulina consoló a Esteban.

Tanto Álvaro como Manuel y los demás que estaban esperando afuera vieron a Marcos y se apresuraron a preguntar, -¿Cómo está Esteban? ¿ Está herido? ¿Se necesita llamar al médico?-

Marcos cerró la puerta, dejando adentro a Paulina y Esteban mientras respondió, -No tengan prisa. Esteban está bien.-

Álvaro se sintió aliviado. Luego, su hermano le preguntó, -¿Hablaste algo con Esteban cuando regresasteís esta noche?-

Álvaro estaba confundido, -¿Cómo? No le digo nada.-

-Recuérdalo con ciudado y respóndame otra vez.- advirtió su hermano.

Álvaro volvió a ponerse nervioso y dijo temblado, -Yo... Realmente no dije nada. Después de que te fueras esta noche, traje a Esteban a regresar, en todo el camino solo le dije algunas palabras.-

-¿De qué?- siguió preguntando Marcos.

Álvaro frunció las cejas y recordó, -Nada importante. Solo le pregunté qué pasó. Entonces Esteban me lo contó sobre la salida de Paulina, y luego cuestioné, -¿Qué? ¿Te abandonó? Pues, tu papá está persiguiéndole ahora...-

En ese momento, Álvaro se dio cuenta de algo y estaba sudando de nerviosidad.

Manuel lo miró y dijo, -¿Entonce resulta que se trata de ti?-

Marcos miró a su hermano con una mirada terrible.

Álvaro se asustó mucho y se apresuró a explicar, -No lo he hecho de manera deliberada. Y no espero que esta frase tuviera un impacto tan grave en Esteban...-

Marcoslo pateó sin piedad y lo pido, -Vete a arrodillarte ante los altares de los antepasados. No te levantes antes del amanecer.-

Luego, entró en la puerta sin darle a su hermano la oportunidad de explicarse.

Álvaro se lanzó hacia adelante y rogó, -Marcos...- Pero solo había una puerta que podía responderlo.

Marcos se rio después de ver toda su expresión.

¡Finalmente se resolvió todo!

Lleno de un poco más cómodo, habló con menos dureza y continuó diciéndole a su hijo, -Sin embargo, lo que has estado enojado irracionalmente, que te has remojado en agua fría, que has arrojado cosas y has dejado que tanta gente se preocupe por ti, es tu culpa y deberías pedir disculpas.-

Esteban estaba un poco molesto cuando lo escuchó, y quería responder con un sonido. Inesperadamente, Paulina también dijo, -Tu padre tiene razón. Está mal tirar cosas. Tú, Esteban, eres un buen niño y no puedes hacer tales cosas. Además, si te lastimas accidentalmente, tu papá, tío y abuelos estarían muy preocupados, ¿lo sabes? -

Acababa de escucharlo, Esteban se sintió un poco triste, pero no se atrevió a decir nada. Solo le agarró la camisa de Paulina con ambas manos y preguntó, -Si siempre soy un buen chico, ¿me amará para siempre?-

Paulina sonrió y respondió, -Por supuesto.-

Esteban asintió dócilmente, -Está bien, entonces no volveré a romper nada.-

Marcos lo miró y sentó una emoción indecible.

No importaba cuántas palabras dijera, que no eran comparables a una frase de Paulina. Así, ¿era su hijo legítimo?

Esteban ignoró la depresión de su padre. Se peleó cansado toda la noche y no tardó mucho en dormirse en los brazos de Paulina.

Marcos estaba preocupado por lo que cansó Paulina, así que pido, -Déjame abrazarlo-

Paulina sonrió y rechazó, -No pasa nada, Esteban no pesa mucho.-

Cuando Esteban se quedó dormido, se veía muy encantado con las largas pestañas húmedas y tembladas ocasionalmente como dos mariposas preparadas a volar, y con la carita tierna ligeramente rubicunda. Estos lo hacían muy cariñoso.

Más lo miraba, más le gustaba.

Paulina no pudo evitar estirar la mano arreglándolo suavemente el pelo desordenado.

Marcos le miró en silencio con los ojos de suaves vórtices, círculo tras círculo. Y luego, se le empezó a aparecer una emoción del amor, germinada desde su corazón.

Con un impulso sin precedentes, a Marcos no le quedó tiempo para pensarlo así que le pido, -Paulina, ¡cásate conmigo por favor!-

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