Paulina se sentó en la mesa del comedor, pero un momento después, bajó Esteban que acabó de asearse.
-¡Paulina, aún no te has ido! ¡Pensé que te habías ido mientras yo dormía!-
-¡Cómo puede ser!- Paulina sonrió.
Después de desayunar, los tres salieron de la casa de Leoz.
Marcos dejó primero a Esteban en la escuela antes de llevar a Paulina a la oficina.
En el coche, Esteban se sentó junto a Paulina, y parecía muy feliz.
-Paulina y papá me llevan juntos a la escuela, ¡tan feliz!-
Paulina miró la sonrisa de su rostro y las comisuras de sus labios se levantaron inconscientemente.
-¿Cómo te va en la escuela?- Preguntó ella.
-Me porto tan bien en el colegio que los profesores me elogian a menudo,- diciendo eso, Esteban recordó de repente algo, habló hacia Marcos que estaba en el asiento del conductor, -por cierto, papá, la escuela va a organizar una actividad en unos días, el profesor dijo que invitara a mamá y papá a participar…-
Marcos solía estar muy ocupado, en el pasado, cuando se encontraba con este tipo de actividades, siempre eran los dos ancianos de la familia Leoz los que le acompañaban para asistir, esta vez cuando escuchó a Esteban decir esto, se quedó en silencio por un momento, parecía no haber asistido él mismo a ninguna actividad de los padres, inconscientemente miró a Paulina.
El cuero cabelludo de Paulina se tensó pensando, “No quiere pedir que yo asista junto con ellos, ¿verdad?”
Pero ella no era la madre de Esteban, se avergonzaría si fuera.
Marcos también pudo ver lo que ella estaba pensando, y después de un momento, dijo, -dime la hora, voy a asistirla.
Esteban estaba feliz y decepcionado al mismo tiempo, sólo papá asistiría con él…
-Todos los demás niños tienen a papá y mamá con ellos.-
Paulina le dolería ver la mirada decepcionada de Esteban , pero no sabía qué decir.
Esteban la miró y preguntó en voz baja, -Paulina, ¿puedes…?-
Antes de que pudiera terminar sus palabras, fue interrumpido.
-¡Esteban Leoz!-
Marcos pronunció el nombre completo de Esteban como advertencia.
Esteban se asustó al instante y bajó la cabeza, con cara de frustración.
Él también quería a su mamá…
Los ojos del pequeño estaban rojos, y Paulina sólo sintió que su corazón se estremecía mientras inexplicablemente sentía un poco de pena por Esteban.
Esta extraña sensación, y no se sabía de dónde vino.
No pudo evitar pensar en su propio hijo, “¿le había ido bien?, ¿quién le había acompañado a las actividades escolares del jardín de infancia?”
Ratos después, Paulina no pudo evitar hablar, -Claro, Esteban si no te importa, ¡yo te acompañaré!-
Al escucahr estas palabras, la mirada originalmente oscura de Esteban se iluminó de repente.
-¿De verdad? ¿Estás dispuesta a acompañar a mí?-
Paulina asintió con la cabeza, sin atreverse a mirar a Marcos por un momento.
Esteban sonrió, con un aspecto de lo más feliz.
Fue muy bueno que tuviera también papá y mamá que la acompañarían a esta actividad.
Marcos miró a los dos desde el espejo retrovisor, con ojos muy suaves.
Pronto llegaron a la guardería, y Esteban sonrió mientras se separaba de los dos.
-¡Adiós papá! ¡Adiós Paulina!
Después de decir eso, Esteban siguió a la profesora y entró en el jardín de infancia.
…
De vuelta al coche, Marcos condujo a Paulina a la empresa, habló, -gracias por estar dispuesto a acompañar a Esteban al evento, no ha estado tan contento desde hace mucho tiempo.
Paulina se sonrojó torpemente y no dijo nada cuando el hombre dijo con la voz sexy y magnética.
-Obviamente no puedes salir a Esteban ni salirme, si realmente quieres romper la relación, no deberías haberme llevado de vuelta ayer.-
¿Ah? Paulina miró estupefacta al hombre que estaba delante, ¿así que llevarlo de vuelta resultó un error?
-Ya que me llevas de vuelta, entonces no trates de evitarme más.-
Marcos dijo las palabras a pausas, con la mirada tranquila para observarla.
Tras decir eso, antes de que Paulina pudiera reaccionar, el hombre la abrazó.
Con la cabeza apoyada en el pecho de Marcos, Paulina estaba confusa.
-Paulina, jamás nos romperemos, ¿de acuerdo?-
La voz magnética del hombre se escuchó en sus oídos, y Paulina sólo sintió que se había olvidado incluso de respirar.
Después de un largo rato su pensamiento volvió a la realidad, no se atrevió a levantar la cabeza para mirar a Marcos y tartamudeó, -va a ser tarde, yo… iré primero a la oficina.
Las palabras acabaron, Paulina dio unos pasos y se fue.
Marcos se quedó en el mismo sitio mirando su espalda hasta que desapareció y sonrió con impotencia, ¡qué cobarde!
Solo cuando la espalda de la mujer desapareció, Marcos subió a su coche y se marchó.
Paulina no sabía cómo había entrado en la empresa, su latido del corazón aceleró, su cara estaba aún más incontroladamente caliente, probablemente estaba loca.
Sin embargo, la voz magnética de Marcos y la mirada irresistible… Ella estaba realmente preocupada por no poder controlar su mente si continuaba así.
Justo en ese momento, Lilianai se acercó y observó a Paulina.
-Paulina, ¿qué te pasa, tienes la cara muy roja, estás enferma?-
Paulina se quedó desconcertada, le devolvió la sonrisa con torpeza y dijo, -¡no, no, gerente Lilianai, no te preocupes, estoy muy bien!
Comentarios
Los comentarios de los lectores sobre la novela: "Cupido" caído del cielo