Desde un matrimonio falso romance Capítulo 105

—¿A quién estás menospreciando? ¿No sabes quién es Diana? Es una modelo de fama internacional, Belle, es la preferida de la moda y ha ganado muchos premios en el mundo del modelaje. Andrea sólo es famosa aquí, ¿quién la conoce fuera del país?

Y después de que el hombre terminara esas palabras, miró a Diana y le sonrió.

—No digas eso, Andrea es mi prima, también es muy buena.

Diana sonrió al hombre que la defendía.

Sin embargo, estas palabras hicieron que Mariana frunciera ligeramente el ceño. Sintió que aunque estas palabras defendían explícitamente a Andrea, también eran una admisión indirecta del asunto.

—Muy bien, como no hay objeciones, el asunto está decidido.

Entonces, el director miró al equipo de maquillaje,

—Comunicaos más con Diana sobre el maquillaje, tiene que encajar con el personaje de la obra y verse bien.

Con un giro de ojos, dijo a Mariana:

—Mariana, cuida los trajes, cambia la talla según la figura de Diana.

Mariana asintió con la cabeza.

El director dio instrucciones a los demás sobre algunas cosas más, y luego afirmó que se prepararía durante tres días, después de los cuales empezaría a trabajar y luego se daría por terminada la reunión.

Cuando estaba a punto de salir, Mariana no pudo contener sus pensamientos y volvió a mirar a Diana, que estaba riendo y hablando con el director. En ese momento, la luz del exterior se extendía por su cuerpo, haciendo que la sonrisa pareciera brillar aún más, haciendo que la gente no pudiera apartar los ojos.

En ese momento, Mariana supo por fin por qué Leopoldo no había llegado a casa anoche. Todo fue porque...

Diana había regresado.

Cuando regresó a casa, Mariana se dirigió directamente a su estudio, hoy no esperó a que Diana tuviera tiempo libre, naturalmente no tuvo tiempo de tomar sus medidas.

Esta noche tenía algo de tiempo libre, así que Mariana abrió su ordenador y escribió la palabra Diana en el cuadro de búsqueda. Como siempre, no apareció ningún resultado de la búsqueda.

Algo se le pasó por la cabeza, y Mariana recordó de repente a la Belle que había oído durante la discusión anterior, así que trató de buscarla.

Cuando hizo clic en el enlace, no esperaba que fuera tan largo, y aunque lo bajó mucho, el eje de desplazamiento sólo se movió un poco.

Tras una rápida ojeada, Mariana ya tenía una cierta comprensión de Diana.

Se marchó muy joven al extranjero para perseguir su sueño, pero tuvo mucha suerte y, nada más llegar al extranjero, recibió una invitación para un desfile de la marca de joyas de lujo Rose Mary, de renombre internacional, y se hizo famosa rápidamente. Las gestiones que siguieron también fueron muy fluidas, trabajando con importantes accesorios de lujo y mostrando sus encantos en la pasarela.

Pero lo sorprendente es que Diana anunció que se retiraría por un período de tiempo en la cima de su carrera, y luego desapareció de la atención de la gente. Algunos especularon que había vuelto a su patria, otros que se había casado, etc.

Sin embargo, tras un largo periodo de silencio, regresó repentinamente y reapareció ante todos como Diana, y también entró en el círculo de actores.

Mariana cerró su ordenador. Esta parte de la historia de Diana en la búsqueda de sueños no sólo era legendaria, sino también un poco misteriosa.

Se estiró y se levantó de la silla, rodeada de silencio.

Mariana salió del pequeño estudio, levantando los ojos para mirar en cierta dirección. La habitación de Leopoldo seguía a oscuras, aún no había regresado.

Había una enorme sensación de pérdida en su corazón, y las comisuras de su boca se dibujaron en una sonrisa de amargura.

Una voz suave rozó los oídos de Mariana, haciéndola sentir también más cálida.

Cuando entró por la puerta, vio a Diana, que llevaba un moño complicado, unas horquillas bermellón clavadas en diagonal y un maquillaje exquisito.

En ese momento, estaba sentada frente al espejo, y el maquillador y el peluquero del equipo estaban de pie junto a ella, con las caras llenas de sonrisas y cumplidos colectivos.

Fue entonces cuando Mariana se adelantó, se acercó al lado de Diana y habló,

—Señorita, vengo a tomar tus medidas.

No tuvo un intento de adulación y su voz era tranquila.

La mujer miró a Mariana, pero su sonrisa se intensificó, como si hubiera visto a algún querido amigo,

—Eres Mariana, ¿verdad? He oído hablar de ti, una prometedora diseñadora, la jefa del equipo de vestuario.

Fue bastante inesperado escuchar tantos títulos que le pertenecían de boca de Diana. Mariana no pudo evitar mirarla, pero cayó en la dulzura de esos ojos y sólo se sintió cómoda. Pero debajo de esta suavidad, había una arrogancia solitaria en el fondo, una arrogancia de confianza.

—Solo soy una diseñadora ordinaria.

Mariana no tenía ningún deseo de lucirse.

—Bueno, ya que estás aquí para trabajar, ¿empezamos?

Mariana asintió, sacó la suave regla que llevaba consigo y comenzó a medir. Justo después de medir la circunferencia del cuello, sonó el teléfono móvil de Diana.

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