Desde un matrimonio falso romance Capítulo 308

Eran los últimos diez segundos, y los votos de Selena estaban empatados con los de Mariana.

Mariana cerró los ojos mientras temblaba un poco, y se quedó en silencio durante diez segundos.

—¡Felicidades, Mariana! Ganaste con tres votos de diferencia.

—Mierda, no puedo creer que haya fallado.

Mientras Mariana subía al escenario como ganadora y pronunciaba su discurso de aceptación, Selena ya se había escabullido del escenario con un rostro celoso, y maldiciendo.

—Maldita mujer, la próxima vez recuperaré todo lo que es mío.

El rostro de Selena era sombrío mientras se escondía entre la multitud, sin saber que Ana ya había visto todos sus movimientos.

Tras su discurso, Mariana bajó del escenario y fue recibida por la mirada condescendiente de Selena.

—Oh, felicidades por ganar esta vez. Por fin tengo una oponente calificada —Selena habló como si no le importara, pero ya estaba furiosa por dentro.

Ana había visto lo que había hecho Selena todo el tiempo, y escucharla maldecir deliberadamente a su mejor amiga casi encendió el fuego de su corazón.

Pero por suerte sabía que era un lugar público y no empezó a discutir.

Ana puso los ojos en blanco en señal de disgusto.

En respuesta, algunas personas grabaron directamente este sutil gesto suyo, y Selena, que claramente tenía malas intenciones, sonrió ante la provocación de Ana.

—¡Hmph! Eres sólo una seguidora de esta mujer, ¿cómo te atreves a provocarme así? ¡Qué barbaridad! ¡No me molestes o te haré algo!

Al mismo tiempo, bajo los ojos de Selena brilló una burla que los demás apenas podían detectar.

La sexta edición del concurso de diseño terminó con la victoria de Mariana.

Durante un tiempo, una genio del diseño apareció en el horizonte de los principales cibernautas.

En cuanto volvieron a la habitación donde las dos descansaban, Ana persiguió a Mariana como un cañón parlante, divagando sobre lo que había visto antes.

—Por fin tenemos un descanso. Mariana, no tienes ni idea del miedo que daban los ojos de esa mujer. Parecía que te quería comer.

Pero Mariana no se lo tomó como algo importante. La reacción de Mariana hizo que Ana se enfureciera aún más.

—Mari, ¿me estás escuchando siquiera? Dije que la forma en que esa mujer te miraba...

Mariana recogía sus cosas mientras escuchaba.

En este momento, Mariana estaba rezando para que alguien la salvara de su miseria en este momento.

Toc, toc, toc.

En ese momento, la voz de Ana desapareció de la habitación, y las dos mujeres miraron a Nina cuando entró.

Mariana reaccionó inmediatamente. Sintió que Nina había llegado en el momento justo, y dejó escapar un largo suspiro de alivio.

Al mismo tiempo, Ana también reaccionó, y al ver la mirada cautelosa de Nina, su primera reacción fue que ésta había sido regañada por alguien.

—¿Qué haces aquí? ¿Alguien te intimidó? ¡Voy a buscarlos!

Al ver a Ana golpearse el pecho como un hombre y remangarse en una postura de estar dispuesta a luchar con alguien, Nina se apresuró a explicar.

—¡No! ¡No!

—Está bien, habla más despacio.

Mariana acarició a Nina como a un niño pequeño que no podía hablar, haciéndole un gesto para que no se asustara.

—Eso, ¿puedo...?

Nina bajó la cabeza y tartamudeó, como si hubiera algo difícil de decir. Sostenía su vestido en la mano con inquietud.

Mariana tenía una ligera idea de lo que intentaba decir.

—Quieres conservarlo, ¿no? —preguntó Mariana de forma especulativa, pensando en la forma en que Nina miró el vestido en ese entonces.

—Sí, puedo pagar algo de dinero. Me gusta mucho...

Nina no pudo distinguir la actitud de Mariana, por lo que estaba un poco nerviosa de que Mariana no aceptara el trato.

Mariana se lo pensó y dijo con seriedad:

—Ya que te gusta tanto, claro que no estoy de acuerdo con el trato.

Cuando Nina escuchó esto, su cara palideció de inmediato, pero entonces las palabras de Mariana hicieron que sonriera de alegría y estallara en una amplia sonrisa.

—Pero puedo regalárselo a una amiga.

Con eso, Mariana dio una sonrisa significativa.

Nina entendió lo que quería decir Mariana, y le pidió sus datos de contacto.

—Señorita Ortiz, gracias. Estoy segura de que mejorarás en el futuro por ser tan generosa, y me gustaría ser amiga tuya. Espero que volvamos a trabajar juntas en el futuro.

Nina se puso cada vez más contenta mientras hablaba, cambiando sorprendentemente su timidez y hablando con confianza.

—¡Gracias! Estoy segura de que serás una gran modelo en el futuro, siempre que puedas mantener tu forma actual.

Mariana vio que Nina mostraba una faceta segura de sí misma y aprovechó la oportunidad para tranquilizarla.

Al llegar a casa, antes de que Mariana pudiera ducharse e irse a la cama, recibió una llamada de la empresa.

—Oye Mariana, esta vez sí que has enorgullecido a la empresa.

En cuanto vio la llamada del gerente, Mariana comprendió al instante que él tenía algo que decir.

—Si usted tiene algo que decir, dígalo, Estoy un poco ocupada en este momento —dijo Mariana directamente, pero sintiéndose vagamente incómoda por dentro.

—Como era de esperar de una gran diseñadora, no me andaré con rodeos entonces. Es así, la empresa admiró tu trabajo después de verte ganar el concurso, así que decidieron pedirte que apresuraras un lote de productos terminados en un estilo similar en el menor tiempo posible. Es una gran comisión por un trabajo bien hecho, y la empresa exige hacerlo lo más rápido posible. De lo contrario, perderíamos si otras empresas aplicaran el estilo de diseño en el mercado antes que nosotros.

El gerente al otro lado del teléfono hablaba con elocuencia, analizando la dirección del mercado y transmitiendo la opinión de los directivos de la empresa.

Al oír esto, una pequeña sonrisa apareció en el rostro de Mariana.

La empresa no podía permitirse perder tiempo.

Tras colgar el teléfono, Mariana se puso a trabajar durante toda la noche, haciendo dibujos, recortando muestras y probándose las prendas ella misma.

El tiempo pasó poco a poco, y sus párpados finalmente se cerraron con fuerza y se durmió.

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