Mariana, que acababa de llegar a la oficina, captó rápidamente la situación general.
Sabía que esa no iba a ser una buena solución.
—Primero veré cómo va.
Al mismo tiempo, el gerente se acercó.
—Esta vez el problema es bastante grave, no sé si lo conoces.
Mariana asintió.
—Sí, he oído un poco.
—Estoy seguro de que estás bien versada en lo que respecta a la ropa y los tejidos. ¿Qué te parece? ¿Hay algo que puedas hacer para arreglarlo? —el gerente terminó con una cara triste y luego dirigió su atención a Mariana.
—Sólo tengo una idea general, no estoy segura de la situación exacta. Necesito conocer los detalles del problema para tener una solución —dijo Mariana.
—¿Entonces podrás encargarte de esto?
Mariana reflexionó por un momento y respondió:
—Vale.
El diseño era suyo, y sería ella la que lo cambiaría más adelante.
Al ver esto, el gerente se apresuró a continuar:
—Entonces vamos a resolver esto lo antes posible, hay bastantes pedidos de preventa.
—Vale.
Mariana se apresuró inmediatamente a ir a la fábrica, quería ver por sí misma el estado de la tela.
Cuando ella llegó a la fábrica, descubrió que la tela era más rígida de lo esperado y que no sería tan cómoda y generosa como el diseño original.
No es lo mismo una ropa diaria que una de pasarela.
Normalmente, la comodidad de la tela es la elección del pueblo, porque no necesitan hacer un look altísono. Por eso, aparte del estilo, el tejido es lo más importante.
Mariana tocó la tela y avisó a la fábrica:
—Encontraré la tela adecuada y la llegaré lo antes posible.
—Sí, hazlo lo antes posible. De lo contrario, no estará listo a tiempo para el día del lanzamiento —dijo el jefe de la fábrica.
—Bien.
Mariana se apresuró a ir al mercado de telas para elegir el tejido nuevo y lo tanteó durante dos días antes de encontrar el adecuado.
Luego, se llevó algunas de las telas adecuadas y realizó muestras.
Se necesitaron dos días para que finalmente se hicieran las muestras y Mariana entregó tanto la tela como las muestras a la fábrica.
La fábrica recibió lo que Mariana les dio y se puso en contacto con ellos para pedir las telas.
Fue un poco apresurado, pero funcionó perfectamente.
«Bueno, nos ocuparemos de los detalles más adelante.»
Una vez resueltos los problemas de la empresa, llegó el momento de la séptima edición del concurso Super Diseño.
El tema del concurso consistía en diseñar los trajes de los bailarines de tango, y después de una gran presentación de los bailarines, el grupo empezó a crear ideas para la ropa.
Violeta frunció los labios y se alejó con cara de pocos amigos.
Aunque despreciaba el diseño de Mariana, estaba un poco molesta por la forma en que Mariana tenía tanta confianza, y sintió que tenía que decir algo para salvar su cara.
—Hmph, ¿por qué sigues fingiendo? Podrías ser directa como Selena.
Violeta dijo que era optimista con respecto a Selena, y los que veían la transmisión en vivo por Internet siguieron su ejemplo.
Los comentarios estaban llenos de palabras de que Selena ganaría.
Mariana no se tomó en serio ninguno de los comentarios de Violeta, y la inspiración del diseño siguió apareciendo en su cabeza.
Los vestidos de estilo oriental pueden mostrar mejor las curvas de las mujeres.
El tiempo avanzó rápidamente cuando el grupo comenzó a seleccionar la tela para cortar su vestido propio.
Después de detener su bolígrafo, Mariana se dirigió a la sección de telas y comenzó a elegirlas.
Mariana cogió una tela, pero una vez más, Selena se la quitó.
—¡Oh, qué casualidad! —dijo Selena, sujetando la tela con orgullo mientras se preparaba para salir.
Mariana frunció el ceño, pero no se mostró preocupada, mientras que Ana se puso furiosa al ver esto.
—¡¿Qué te pasa?! ¿No sabes qué es la educación? ¿Por qué tienes que comportarte así cuando es obvio que tus propios diseños no encajan en este tejido? ¿Tiene miedo de que Mariana te supere? —Ana habló, pero Selena se limitó a lanzarle una mirada.
—¿Qué os importa la tela que coja? Vosotras le tenéis echado el ojo primero, pero mis manos fueron más rápidas. Si eres lenta, entonces solo eres lenta. La tela está ahí puesta y no tiene el nombre de nadie, ¡¿por qué estáis siendo pretenciosas?! —Selena terminó con sarcasmo sus palabras.
Ana se enfureció aún más. Originalmente, pensó que Selena se detendría, pero no esperó que esta chica realmente pudiera decir palabras tan descaradas.
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