Desde un matrimonio falso romance Capítulo 444

Era bueno ver que su equipaje no era muy voluminoso, solo tenía una maleta grande.

—Lleva el coche directamente a la oficina, subiré a tiempo para embarcar yo mismo.

Noe tenía acceso VIP y podía subir directamente al avión en cuanto llegara.

Además, aún falta media hora para que despegara el avión.

—De acuerdo, jefe —el conductor miró a Noe y le respondió amablemente.

Noe cogió el maletín y caminó en dirección al ascensor. No había mucha gente en el aparcamiento subterráneo, y Mariana había elegido esa dirección sobre todo por eso.

—Muy bien, vuelve —la mirada de Noe se posó en el conductor y dijo en voz baja.

Mariana había sido entregada y era hora de que se fuera.

El conductor sonrió y subió solo al coche. Noe también estaba ocupado caminando en dirección al ascensor, aún guardando una pizca de suerte en su corazón, pensando que podría encontrarse de nuevo con Mariana por casualidad.

Los dos llevaban poco tiempo separados y las posibilidades de un reencuentro no eran improbables.

Mariana recogió sola su billete y la azafata le informó de que su avión estaba a punto de despegar. Los clientes VIP, que solían tener derecho prioritario de embarque, pasaron a utilizar sus conexiones y no utilizaron su propio nombre para el vuelo.

—Vale, gracias —Mariana le dio las gracias, siguió las indicaciones de la azafata y se dirigió al pasillo.

Una vez que volara lejos de aquí, no se sabía cuándo volvería de nuevo.

Mariana frotó el billete en su mano, recordándose a sí misma en su mente. Quizá con esta despedida diría adiós al pasado de una vez por todas y no volvería a ver a Leopoldo en su vida.

Ese hombre era un visitante pasajero en su vida.

Al pensar en esto, Mariana se sintió de repente un poco triste, pero ya había tomado la decisión de marcharse. Ahora mismo, no habría tiempo para arrepentirse.

—Cariño, los dos dependeremos el uno del otro a partir de ahora —Mariana se tocó el estómago y murmuró para sus adentros.

Tenía el bebé y eso era suficiente.

Mariana consiguió entrar en la cabina guiada por la azafata. Para evitar que la reconocieran, eligió la primera clase e iba vestida muy modesta y sencilla.

Después de este periodo, estará completamente fuera de juego.

Creía que Leopoldo daría una buena razón convincente de por qué se fue de la actuación. No habrá palabras relacionadas con la actuación en su vida en el futuro.

Al mismo tiempo, no habrá Leopoldo.

—Señorita, su asiento está aquí —la azafata mostró una sonrisa profesional y habló pacientemente con Mariana.

Mariana llevaba sombrero y las gafas de sol planchadas, como si no quisiera que la gente la reconociera. La gente dependía de sus conexiones para hacer el vuelo, y no entraba dentro de lo que el auxiliar de vuelo podía pedir.

—Gracias.

Tras dar las gracias, Mariana se sentó.

Su tono era frío, no estaba dispuesta a decir ni una palabra más.

La azafata sonrió y dijo amablemente:

—Si necesita algo, puede llamarme cuando quiera.

Mariana emitió un leve asentimiento sin reaccionar. El viaje en avión duraba siete horas, y el tiempo no pareció demasiado corto.

—Señor, por aquí.

Mientras Mariana se acomodaba el asiento, la voz de la azafata volvió a llegar a sus oídos.

Noe entró en la cabina y vislumbró a Mariana diagonalmente por encima de él. Su corazón palpitó, sintiendo que lo que tenía delante era demasiado increíble.

Personas a las que pensó que nunca volvería a ver, pero que sorprendentemente, las volvió a encontrar.

—¿Señor, señor? —la azafata lo llamó una y otra vez, pero Noe no respondió.

Sólo cuando Mariana se dio la vuelta, Noe respondió:

Increíble, era muy increíble.

—No me lo preguntaste —los ojos de Noe se posaron en la mujer y habló con suavidad. Cuando oyó que Mariana llegaba al aeropuerto sin equipaje, pensó que venía a recoger a alguien.

Incluso estaba nerviosa cuando salió del coche.

Mariana, en retrospectiva, también pensó que así era.

—Preguntar no cambiará el final de que nos encontraremos —Mariana concluyó en su corazón, sintiendo que encontrarse hoy con Noe estaba predestinado. Aunque así fuera, no podía meterse en líos.

No importaba si se encontraba con Noe.

—Mariana, eres... —Noe la miró con desconcierto.

Dijo que se iba de viaje y no vio a Mariana con su equipaje. Él la había enviado aquí, por lo que Noe no habría sido ajeno a ello. Además, cuando siguió a Mariana, ella seguía de compras.

No parecía que fuera a coger un avión.

Noe también se sorprendió cuando se encontró con Mariana.

—Mi equipaje fue enviado a facturar antes.

Mariana hizo todo lo posible por ocultar la verdad y no tuvo más remedio que mentir a Noe. Si Noe le dijera a Leopoldo dónde estaba, sería un gran problema.

Con todo resuelto, ¿cómo iba a imaginar que de repente aparecería Noe?

—Bueno, lo entiendo —Noe sonrió, sin intención de seguir preguntando.

Pudo ver que Mariana no quería decírselo.

—Noe.

Sin embargo, la reacción de Noe hizo que el corazón de Mariana se sintiera inquieto. Miró al hombre que tenía delante y sus ojos mostraron súplica.

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