Deseos incitados romance Capítulo 3

GIOVANNA

¡Que vergüenza! no dejo de repetir una y otra vez en mi mente, cuando una cachetada mental me impacta, haciendome subir la temperatura. Me pongo roja como un tomate al recodar, la escena ardiente de hace unos minutos, su sensual sonrisa, su burla haciendo referencia a mi acoso visual, por último su sonora carcajada, que mandó de lleno un cosquilleo e hizo correr fluidos, por mi latente intimidad.

Estoy sentada detras del escritorio con mis manos apoyadas en la cara, examinando los documentos, tratatando de focalizarme en estos. Cuando por la entrada de la biblioteca aparece, antoni, luciendo su fino traje entallado, echo a su medida. Veo que comprueba el horario en su Rolex, con ansiedad en su rostro, luego me mira y se acerca posicionándose, semiinclinado por detrás de mi silla, se inclina un poco más sobre mi cabeza para, observar los papeles del escritorio. Cuando el sonido de su voz hace aparición, consultado algunas clausulas del contrato, toda mi piel se eriza. Contesto a todas sus dudas y preguntas como una autómata, estando al borde del razocinio. El calor que irradia su cuerpo en el mío, su potente fragancia que inunda mis fosas nasales, me tienen extasiada.

-ok, todo listo vamos a ponernos en marcha-. Me mira advirtiendo-sin errores-.

Salgo de mi aturdimiento y lo sigo juntado todo rápidamente. Estamos en la entrada de su mansión, y mi jefe con las llaves de un vehículo en su mano en alto dice-hoy manejo yo-. Apreta el botón del aparato que tiene en su otra mano, apúntando al costado de la puerta de entrada y otra gran puerta del garage automática se abre, dejando a la vista una colección de autos, todos bellísimos de alta gama. Caminamos hasta ahí y estoy admirando de cerca los coches cuando el se detiene frente a uno diciendo-¡vamos a probar mi último bebé!. -acaricia el capot de este-. Mi Lamborghini centenario, es el último modelo 2020 haciendo Tributo a los Lamborghinis y uno de los coches más deseados y exclusivos del mundo.

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Luego de la extenuante junta con los nuevos accionistas salimos del restaurante y mi jefe me detiene de un brazo-giovanna, hoy no has cometido ningún error y todo salió mejor de lo que esperaba, tomate la tarde libre en compensación. -recorre mi aspecto y agrega. -Tal vez puedas aprovechar y hacer lo que te vengo sugeriendo hace un largo tiempo. -Me suelta el brazo sin más, dirigiéndose al lado contrario. Visualizo como en el camino llama la atención de varías mujeres, que lo miran descaradamente con lascivia, deseo entre otros calificativos. El muy idiota, ni se inmuta, seguramente acostumbrado a ese tipo de reacciones de parte del género femenino. Llega a su imponente auto se monta y se aleja velozmente del lugar haciendo chirrar las llantas. Lo sigo viendo hasta que desaparece de mi vista.

Ruedo los ojos y pienso que hombre mas irritablemente sexi. ¡Espera! ¿que? ¡basta! recrimino a mi conciencia, tengo que dejar de babear por mi jefe, aseguro que está acostumbrado a tener a cualquier mujer, cuando y como desee sin esfuerzo, pero alguien debería darle una lección a ese arrogante y quién mejor que yo ¿no?. -se me dibuja una sonrisa en el rostro. Llevo la ventaja ante todas esas mujeres, por soportarlo todos los días, tendria que... provocarlo, seducirlo, hasta incitarlo al límite de la cordura, para luego rechazarlo y plaff desinflarle su elevado ego. ¡Yo! la fea, la pobre sin estátus en la sociedad. Asi al fin habrá justicia para mí, tendre mi retribución por las humillaciones y degradaciones vividas. Pero.. primero lo más importante -agarro mi móvil de la cartera espero dos tonadas y escucho la voz de mi mejor amiga. -¡hola, Gio! ¿está todo bien? es raro que me llames en tu horario de trabajo.

-Si todo bien, solo quería informarte ¡que aceptó tu propuesta sobre mi cambio de look!- exclamo emociónada.

Una milésima de segundo en silencio, que es cortado por un alarido de alegría de parte de mi amiga-¡oh amiga, que felicidad! Haré lucir tu belleza que tienes guardada bajo esos feos atuendos. -la dos reimos al unísono. seguimos charlando un rato más, le comento mis intenciones y al rato nos despedimos, quedando en vernos por la noche en casa y planificar bien todo para el finde.

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La semana transcurre en la misma rutina, el mal temperamento de mi jefe y sus burlas ofensivas, creo que necesita que una mujer lo atienda, aunque nunca lo vi con una, me pregunto ¿cuál sera su tipo? sentada en mi oficina texteo a mi tío y quedamos para cenar esta noche, con discreción averiguaré más, sobre antoni.

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