Entretanto, el Maybach negro circulaba por la carretera mientras Tessa abrazaba tranquila a Gregory junto a Nicholas. Mirando a su propio padre con aparente descontento, el chico murmuró:
—No me gusta esa mujer. La odio.
Nicholas levantó las cejas y se enfrentó a la mirada de su hijo con calma:
—Esa mujer es la invitada de la abuela, te guste o no, no debes mostrar tu descontento. Muestra algunos modales, al menos.
—¡Ja! Claro que lo sé, ¡por eso la saludé con amabilidad! —Gregory pensó que no habría agasajado a Roselle si no hubiera sido la invitada de su abuela. Nicholas sonrió y continuó diciendo:
—No olvides que esta noche vamos a cenar con ellas, así que será mejor que te comportes. ¿Me oyes?
—¿Puedo elegir no ir? —preguntó Gregory con amargura.
—¡No! —Nicholas rechazó de inmediato. Gregory preguntó, descontento:
—¿Puede venir la señorita bonita?
Tessa escuchó al chico y respondió con una sonrisa:
—Esa es una cena familiar, Greg. Yo soy una extraña o, como mucho, tu profesora de violín, así que, por supuesto, no puedo ir.
Considerándose a sí misma como una extraña, no creía que fuera apropiado para ella unirse a la cena de la familia Sawyer.
—Si la señorita bonita no va, entonces yo tampoco voy, papá. Podrías cenar con ellos tú solo —Gregory gruñó justo cuando Nicholas frunció las cejas con impotencia y se quedó mirando la mirada obstinada de su hijo.
«Vaya, volvemos a lo mismo». La cara de Nicholas se ensombreció cuando estaba a punto de sermonear a Gregory. Sin embargo, Tessa se le adelantó:
—Greg, ¿cómo puedes hacer un berrinche en este momento? Eres el heredero de la familia Sawyer, así que estás obligado a recibir a tu invitado, pero en cuanto a mí, no debería estar allí, considerando mi posición. Por eso, ¡necesito que dejes de estar enojado y te comportes como un buen chico!
—¡Oh, mi querido y guapo muchacho! ¿Me has echado de menos?
—Sí, lo he hecho, abuela —Gregory asintió obediente con una brillante sonrisa en la cara, levantando el ánimo de Stefania tanto que no pudo evitar pellizcar la regordeta mejilla del niño. Al mismo tiempo, Roselle se levantó de su asiento y saludó a Nicholas con una sonrisa:
—Has vuelto, Nicholas.
Nicholas asintió con indiferencia en respuesta, mientras Roselle entornaba los ojos y miraba a Tessa con desazón. «¿Por qué está aquí esta mujer otra vez?», se molestó. A pesar de su frustración, no lo demostró mientras sonreía:
—Usted también está aquí, señorita Reinhart.
Cuando Tessa asintió, Stefania no tardó en notar la presencia de la primera, pero no pudo ubicar su rostro, aunque le pareció haberla visto en otro lugar a primera vista. Tratando de refrescar su memoria, preguntó:
—¿Quién es?
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