El Amor De Antonio romance Capítulo 130

Boris no tardó mucho en salir, cuando el cual dio el paso, Clara estaba muy impaciente por enviar la poción a doctor para detectar.

Pero el resultado cogió de nuevas a los dos, que el doctor nunca vio este tipo de poción, -Esta deberá ser introducido de extranjero, porque actualmente no existe en el mercado de nuestro país. Para saber los ingredientes específicos, tengo que hacer más a fondo la detección.-

-Pues le molesto a usted, por favor.-

Se fue Clara de la oficina del doctor atentamente, dio un suspiro profundo para controlar la angustia.

Le abrazó Antonio, y le dijo al lado de su oreja con voz suave, -No te preocupes, obtendremos el informe pronto.

Clara recostaba su cabeza en el hombro de él, en este momento el tono lleno de la fatiga, - ¿Si de veras hay alguno tan desalmado en el mundo?

Ella llevaba unos años disputando con Cecilia y su madre, sufriendo mucho.

Pero Clara nunca se rindió al fracaso. De lo contrario, como un soldado, no dejaba de contraatacar y disfrutaba del proceso.

No notó lo terrible del corazón humano hasta que se enterara de que el caso tenía relación con el secreto que de repente Adolfo se hubo caído.

Antonio entendía lo que pensaba ella, le abrazó fuertemente con compasión, y le contestó suavemente, -Sí, pero siempre ellos acaban mal. ¡Y yo estoy a tu lado!-

Asintió con la cabeza.

¡Ella contaba con el amor de él! Aquella tenía que mantenerse intensa y prudente, salvo que estuviera junta con él.

Al mediodía, antes de que el doctor le enviara el informe de detección de poción, vinieron Alejandra y Lydia.

La llegada de las dos mejoró el ánimo de Clara. Se dirigió hacia Lydia, y le preguntó con curiosidad, -Jefa ¿Qué estás haciendo esto días?-

- ¿Qué más me quedará salvo el trabajo?-

Levantó la barbilla delicada orgullosamente, en los ojos oscuros brillaba el astuto.

Se le fijaba con la mirada muy escéptica, -¿Qué trabajas tú esta desempleada que acabas de regresar del extranjero?

-Jaja, un secreto. No os digo hasta que llegue la ocasión.-

Rio traviesamente, derivó la vista hacia la habitación blanca, y le dio una señal de los ojos, -¿Cómo está tu papá?-

-Tiene que guardar cama dos días en ICU para observar.-

-No te preocupes tanto, Tío González se despertará absolutamente.-

Tocó el hombro de Clara consolando.

Asintió con la cabeza, pero de hecho no estaba muy cierta.

Incluso el doctor no sabía cuánto tiempo se despertara su padre, ¿quién podía prever la consecuencia?

-Que sea lo que dice Lydia, no tengas cara triste.-

Alejandra también le animó, sin embargo, era obvio que no le hizo efecto.

Las amigas charlaban un rato, por casualidad regresó Antonio, el cual vio que estaban Alejandra y Lydia, le saludó con la cabeza.

Alejandra le respondió inmediatamente, y Lydia le miró arriba abajo.

Esta señorita diferencia con los demás, con un gusto hipercrítico al hombre. Los hombre que contaban con su estima podían ser contado con los dedos.

Se le añadía que Clara era su mejor amiga, por eso elegía más el novio de ella.

Respecto a Antonio, quien siempre estaba en el centro de atención como el rey en cualquier lugar. Tal vez esta fuera la primera vez se observaba por una persona con los ojos examinados. Debido a que se sintió singular, enarcó las cejas fuertes involuntariamente. Sin embargo, no se quedaba descontento, dejó a ella que le miraba.

Después de un buen rato, levantó la mano y le dijo a Lydia, -Señorita Lydia, frecuentemente oigo que mi esposa te menciona. Nos reunimos la primera vez, me llamo Antonio Díaz.-

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