Después de salir del salón de Karia, Clara tomó un taxi para volver a la empresa sin parar.
En el camino de regreso, Clara recordó las palabras de Karia. Apretó los puños.
¿Si era tan amable que cualquier persona quería hacerle daños? ¿Otras personas cómo trataban su tolerancia y avenencia? ¿Creían que era débil? Si no, ¿por qué le hacían más daños cada vez?
¿De verdad ellas creían que era débil y no sabía cómo luchar?
No podía ser tan amable en el futuro. Si no, no la respetaban.
Cuando pensó eso, Clara no podía quedar tranquila. Entró a la oficina tan pronto como llegó a a empresa.
Nidia estaba en la silla tomando un café y vio que entró Clara sin tocar la puerta. Se puso furiosa.
-Clara, ¿qué haces? Estás en la empresa. ¿Crees que estás en tu casa y puedes entrar a cualquier lugar?-
Nidia golpeó la mesa con enojo. Se sentía que a Clara no le importaba en absoluto.
En real a Clara no le importaba, sonrió con frialdad y dijo, -Lo siento, jefa, tengo prisa por darte el artículo de entrevista de Karia y se me ha olvidado tocar la puerta. Que me disculpas, por favor.-
“¡Vete! ¡Toca la puerta y entra!-
Nidia se enojó y gritó.
Era la primera vez que alguien le tratara como así desde que ella trabajaba.
Nidia se sentía humillada y se enfadó bastante.
Pero Clara la ignoró y tiró los papeles a la mesa de Nidia. La miró con frialdad y dijo, -Nidia, no sirve de nada tu poder. No me importas en absoluto. Además he venido aquí a discutir contigo. No hagas tonterías.-
-¿Discutir conmigo? ¿Quién eres? ¿Crees que ahora llamo la seguridad para llevarte afuera?-
Nidia rio con rabia y quería hacer la llamada.
-Vale, llámales. Y les mostraré cómo has comprado este puesto como directora con dinero y el plan que has tenido con Karia en el que me calumnias.-
La cara de Clara se puso muy seria pero todavía tenía una sonrisa en la cara.
-Clara, no mientas.-
Nidia le daba miedo mirar a Clara y se puso nerviosa.
-Ya sabes muy bien si estoy diciendo la mentira. Nidia, no eres tan poderosa en Grupo Santa como tú crees. Ahora te cuento que si puedo destruir la carrera de Cecilia Bellido también puedo romper tu carrera. Si no me crees, espera y verás.-
Después de amenazar a Nidia, Clara no la miró y ignoró su mirada. Se fue y cerró la puerta muy fuerte.
Ya le dijo por acción que no le importaba en absoluto.
-Clara, ¡te voy a matar!-
Nidia se enfadó tanto y su cara con maquillaje se puso fea por la rabia.
…
En los días siguientes toda la empresa sabía que Clara entró a la oficina de la directora. Todas las personas se sorprendieron por su hecho y la miraron con curiosidad.
Alejandra Guzmán le dijo, -Ahora te pones famosa en la empresa. Creo que Nidia se siente avergonzada y te odia mucho.-
-Ya lo sé.-
Clara sonrió sin preocuparse.
Cuando habló con Nidia, ya había pensado en el resultado.
-No hace nada durante estos días pero ten cuidado. A lo mejor te va a hacer algo.-
Alejandra se lo avisó con preocupación.
-Sí, jefa.-
Clara y Elisa le contestaron. Clara estaba muy tranquila pero Elisa se arregló un poco y tiró abajo el escote para exponer más pecho.
El gerente nuevo llegó al departamento de medios de comunicación pronto. Era la primera vez que Clara vio a Guillen Colón.
El hombre era bastante guapo. Llevaba un traje que le quedaba perfecto. Impresionaba a todas las chicas con su elegancia.
No era raro que todas las chicas estuvieran locas por él.
Con su cara, su familia y su talento de hacer negocios, se merecía ser el príncipe azul para las chicas.
-¡Hola! Jefe, soy Telma Losa, la directora del departamento de medios de comunicación. Le presento las dos subgerentes, Clara González y Elisa Pérez.-
Telma sonrió y le dio la mano a Guillen.
-Antes ya he oído que la directora Telma es muy estupenda. Ojalá que trabaje más para el departamento de medios de comunicación.-
Guillen la saludó con una sonrisa simpática. No parecía un jefe.
Telma y Clara se dejaron impresionar por su acción.
El gerente era muy majo que no parecía un jefe.
Era mucho más bueno que Nidia quien llamó a todos los colegas a su oficina para saludarla en el primer día que llegó a la empresa.
-Hola, jefe.-
Elisa lo saludó con una manera un poco rara.
No se sabía si lo hizo al propósito o no. Cuando se levantó el cuerpo, tocó el pelo en el hombro y lo sonrió.
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