Aquiles estaba ocupado negándose a las mujeres que vinieron para ligarlo, mientras que Clara estaba comiendo bocadillos aburridamente.
No sabían que sus acciones fueron captadas por los ojos de algunos hombres y mujeres que estaban no muy lejos.
-¿Ese hombre es el que no puedes encontrar pista con todos tus esfuerzos?-
La mirada de Nidia se clavó con fuerza en la figura alargada junto a Clara, con una vista sorprendida oculta en sus ojos.
A cierta distancia, ella no podía ver su rostro claramente, pero con la elegancia de sus gestos y la perfecta forma de cuerpo, podía saber probablemente lo guapo era.
-Sí, es él.-
Cuando volvió a ver al hombre, los ojos de Francisco estaban sombríos.
Nidia sorbió el vino levemente, sus vistas se volvieron cada vez más profundas cuando miraba a Aquiles.
-Siempre se queda junto a Clara, no podemos hacer nada.- Dijo Cecilia ansiosa e impotente.
Por fin tenían una oportunidad así, y Cecilia no quería perderla.
-¿Por qué estás ansiosa?- Nidia la miró con disgusto. -Especialmente en momento así, debemos estar más tranquilas.-
Mientras diciendo eso, levantó la mano y pronto se acercó una mujer.
-Ella es…-
Al ver la desconocida mujer que pasó, Cecilia y Francisco se miraron sin saber qué iba a hacer.
-¿No dijiste que se quedaba con Clara todo el tiempo, que no podemos hacerlo? Entonces dejaré que se aleje de Clara.- Los labios de Nidia se curvaron con una sonrisa burlona.
...
-De verdad, asistir a un banquete es lo más aburrido.- Aquiles bostezó, con toda su cara mostraba aburrimiento.
-Es realmente aburrida.- Clara tomó un sorbo del vino de frutas en su mano y miró a su alrededor, charlando y riendo en grupos, y el ambiente era cálido.
-Entonces nos vamos.-
Aquiles la miró sin comprender, con brillos expectantes en esos hermosos ojos.
Clara sonrió, -¿Tienes tantas ganas de irte?-
-Tan pronto como regresé hoy, mi hermano mayor me envió para protegerte, mi cuñada. Todavía no he descansado bien.-
Mientras diciendo, volvió a bostezar.
Clara vio una tenue ojera debajo de sus ojos y el cansancio en su cara, y sentía lástima por él.
Si no asistiera a esta recepción, no tendría que acompañarla con tanto cansancio.
Sintiéndose lástima, Clara tomó una decisión de inmediato, -Regresemos.-
-Mi cuñada me trata mejor.-
Aquiles dijo con una sonrisa.
Al ver su expresión como un niño, Clara sonrió impotente y negó con la cabeza, era obvio que él era mayor que ella, pero ¿cómo sentía que él era realmente como su hermano menor ahora?
Y justo cuando se dieron la vuelta para irse, alguien corrió accidentalmente a los brazos de Aquiles.
Aquiles se tambaleó y rápidamente se acercó para apoyar a la persona que se chocó con él.
-Lo siento, lo siento…-
La mujer que chocó con Aquiles bajó la cabeza y siguió disculpándose.
Aquiles soltó su mano que la apoyaba, le apartó y dijo con indiferencia, -No pasa nada, pero ten cuidado la próxima vez.-
Luego bajó la cabeza, tenía un mal presentimiento justo ahora cuando sintió frío en el pecho, ciertamente, su camisa estaba manchada con vino tinto, y con colores mezclados de blanca y rojo, lo que parecía particularmente llamativo.
Clara se rio, -Bueno, soy yo.-
-¡¿De verdad eres Clara?!-
Estaba tan emocionada que le temblaba la voz.
-Sí, ¿qué pasa?- Clara no entendía de dónde venía su entusiasmo.
-Dios mío, tengo tanta suerte de conocer a la ídolo que admiro.- Si no fuera por la ocasión, definitivamente gritaría.
-Inesperadamente, todavía tengo seguidora.- Clara se sentía inexplicablemente divertida.
Al ver a alguien tan emocionada por verla, sinceramente, ella también estaba un poco emocionada. Resultó que se sentía tan bien ser admirada por los demás.
No era extraño que tanta gente quisiera ser estrellas.
-Clara, espérame.- Xinara se escapó después de hablarlo.
Clara la miró correr inexplicablemente, y la vio correr hacia la mesa donde estaban colocados todo tipo de vino, al rato la vio regresar con dos copas de vino.
Se acercó a ella y la miró expectante, -Clara, estoy tan feliz de verte hoy. ¿Puedo tomar una copa contigo?-
Xinara era como una niña linda y simpática, sus ojos eran claros y limpios, por lo que no podía evitar gustarle y soltar las guardias involuntariamente.
-Por supuesto.- Clara sonrió y tomó el vino en su mano.
-¡Salud!-
Dos personas brindaron copas.
Clara sonrió suavemente a Xinara, luego levantó la cabeza y tomó todo el vino en la copa.
Xinara tomó un sorbo y clavó los ojos en Clara con fuerza, cuando la vio beber el vino, sus ojos brillaron y dejó escapar un suspiro de alivio.
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