El Amor De Antonio romance Capítulo 219

Hoy Lydia se cambió por completo.

Llevaba el pelo recogido en un moño alto y un par de gafas con montura gruesa negra. Las gafas eran tan grandes que casi tapaba la mitad de su bonita cara.

Vestía un traje profesional de color gris, y cabía destacar que el largo de su falda superaba las rodillas. El traje no le quedaba ajustado, más bien le quedaba muy holgado, ocultando toda su buena figura sin dejar un solo rastro.

Cuando apareció en la compañía con esa apariencia, las dos chicas de recepción no la reconocieron y la detuvieron.

Después de informar su nombre, las dos chicas se quedaron más que boquiabiertas.

¡Dios mío! La mujer que tenía una pinta tan cursi resultó ser la mujer de moda que llevaba todo de firmas de lujo ayer, eso... ¡¡¡Qué diferencia, por favor!!!

Por supuesto, no fueron las únicas que se sorprendieron, sino también Aquiles.

Cuando Aquiles vio a Lydia hoy, se quedó más que pasmado, le tomó mucho tiempo para pronunciar palabra.

-¿Hoy estás mal de la cabeza?-

Después de ver lo que llevaba, ¡con una palabra diría que era vulgar!

¡Con dos palabras diría que era muy vulgar!

¡Con tres palabras diría que era más que vulgar!

Era la típica pinta de una solterona. Realmente no sabía qué mosca le había picado, ¿cómo se le había ocurrido ponerse esa pinta?

-¡Tú sí que estás mal de la cabeza!- Lydia le puso los ojos en blanco de mala gana.

-Si no estás mal de la cabeza, ¿qué haces vistiéndote así?-

Lydia empujó las gafas y dijo en un tono frío, -Como alguien me despreció por ser incompetente, tengo que vestirme así para parecer profesional.-

Al parecer fue él quien lo dijo.

Aquiles tosió suavemente, habló con mucha cautela por temor a molestarla.

-En realidad, no podemos reflejar si una persona tiene competencia profesional o no en su vestimenta.-

-¿Eh?- Una mirada gélida se le lanzó.

Aquiles de inmediato admitió su cobardía, -Pero en general, la gente vestida así tiene una buena competencia profesional y son muy sobresalientes en el trabajo.-

-Veo que has aprendido a hablar.- Lydia empujó de nuevo las gafas, sus hermosos ojos examinaron la oficina a través de las lentes no graduadas y preguntó, -Disculpe, señor Aquiles, ¿dónde está mi puesto?-

Aquiles lo miró, luego señaló donde estaba sentada Elisa antes y dijo, -Siéntate ahí.-

Lydia se acercó, tocó la mesa con los dedos y miró, -Bueno, la higiene de la empresa parece buena.-

Aquiles no supo qué decir.

Su tono realmente parecía al de un jefe que venía a inspeccionar el trabajo.

Lydia sacó la silla para sentarse, luego abrió los cajones uno por uno, después de comprobarlo miró a Aquiles, -Señor Aquiles, ¿puedo solicitar cambiar una mesa?-

-¿Por qué?- ¿No era muy buena esa mesa? ¿Por qué de pronto quería cambiarla?

-Porque...- La silla se deslizó hacia atrás, Lydia se cruzó de brazos e hizo una indicación hacia los cajones con la barbilla, -El usuario anterior de esta mesa es muy antihigiénico. Hay muchas migas desconocidas en los cajones. Tiene una pinta muy asquerosa.-

Al escuchar eso, Aquiles se acercó. Después de ver lo que estaba diciendo, arqueó las cejas, sin decir nada más, asintió y aceptó su petición.

-Me acabo de dar cuenta de que eres muy majo.- Lydia se puso de pie, le tocó la barbilla provocativamente y pasó por su lado orgullosamente.

Aquiles levantó la mano para acariciar la barbilla que ella había tocado, se rio en voz baja, luego se volvió para mirarla, y vio que le agitó la mano mientras caminaba, -Señor Aquiles, me escabulliré del trabajo para escoger una mesa de oficina.-

Aquiles la vio marcharse sin decir una palabra, con una leve sonrisa en los labios.

Para elegir una mesa satisfactoria, Lydia quedó con sus dos amigas.

Las tres quedaron en el centro comercial de muebles.

Al ver a Clara y Alejandra aparecer juntas, Lydia parpadeó sorprendida, -¿Estáis juntas?-

Enseguida se dio cuenta de algo raro y preguntó, -¿No se supone que Alejandra está en el trabajo?-

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