El Amor De Antonio romance Capítulo 309

Clara se estiró y se volvió para mirar a los compañeros que trabajaban tan duro como ella, entonces una sonrisa de consuelo apareció en su rostro.

Se puso de pie y dio unas palmadas con las manos.

Los otros la miraron uno tras otro, solo para ver que sonrió y preguntó, -¿Tenéis hambre? Si tenéis hambre, pedimos algo de comer.-

-¡Tengo hambre!- María levantó la mano primero cuando escuchó que iban a pedir algo para comer.

Clara no pudo evitar reír, -Como fuiste el primero en quejarte de hambre, la importante tarea de pedir la comida te lo dejo a ti.-

-¡Prometo completar la tarea!- acordó María sin más, luego tomó el cuaderno y caminó hacia Clara, -Clara, ¿qué te apetece comer?-

-No te preocupes por mí. Comed vosotros. Podéis pedir lo que os apetezca. Yo invito.-

Tan pronto como dijo eso, hubo un estallido de vítores en la oficina.

Clara sonrió al ver lo felices que se veían María y los demás, luego tomó la taza y entró en la despensa.

No estaba acostumbrada a comer tan tarde por la noche, por lo que se sirvió un poco de leche y caminó hasta la ventana de la despensa.

Era tarde en la noche, el cielo estaba completamente oscuro y no se veía nada de luz, pero las luces en la ciudad eran deslumbrantes, formando un fuerte contraste.

Tomando un sorbo de leche, levantó la mano y acarició la ventana suavemente, con una luz suave brillando en sus ojos.

Se estaba preguntando si Antonio ya había llegado a casa.

-Clara.-

De repente, alguien la llamó por detrás, volvió la cabeza y vio a María de pie en la puerta.

-Clara, alguien te está llamando por teléfono.-

Clara frunció el ceño levemente, ¿era Antonio quien la estaba llamando a esas horas?

Salió apresuradamente de la despensa, se dirigió a su puesto y sacó el móvil de su bolso. Tan pronto como vio la pantalla, una pizca de sorpresa brilló en sus ojos.

Resultó ser Vasco.

Rápidamente contestó, -Hola, soy Clara.-

Su tono cortés hizo que Vasco en el teléfono frunciera levemente el ceño, sus finos labios apretados mostraban un poco de descontento.

Hubo un silencio en el teléfono, tan silencioso que Clara pensó que ya se había colgado y rápidamente echó un vistazo.

¡Todavía estaba en la llamada!

Se lo acercó de nuevo a la oreja, -Vasco, ya es muy tarde, ¿me buscas por algo?-

“Vasco, ya es muy tarde, ¿me buscas por algo?”.

Ella lo preguntó como si no pudiera llamarla si no fuera por nada.

Los labios de Vasco se llenaron de una sonrisa impotente y luego habló lentamente, -Clara, estoy abajo.-

¿Abajo? Clara frunció el ceño -¿Abajo de la empresa?-

Sonó un leve “Sí” en el teléfono, y Clara frunció el ceño con más fuerza. Parecía que había pasado algún tiempo desde que se vieron la última vez.

Pero ya era muy tarde para que se vieran, especialmente teniendo en cuenta que él le había confesado antes. Si Antonio supiera que había visto a Vasco en una hora tan tarde de la noche, seguro que se pondría descontento.

Pero vino allí especialmente, sería de mala educación si ni siquiera bajara a verle.

Después de dudar mucho en su interior, respiró hondo, -Ahora mismo bajo.-

Luego colgó el teléfono, se volvió hacia María y los demás que todavía estaban ocupados y dijo, -Saldré un rato y volveré pronto.-

-Sí, ves.- María la miró, luego bajó la cabeza para seguir en su trabajo.

Clara salió apresuradamente del edificio de la empresa y de un vistazo vio un SUV negro a un lado de la carretera.

Ese debería ser el auto de Vasco, ¿verdad?

Con dudas, se acercó lentamente al coche, pero la ventanilla se bajó antes de que se acercara.

Entonces vio a Vasco sentado en el asiento trasero, se detuvo y luego se acercó rápidamente.

-Vasco.- Le sonrió a Vasco en el auto.

Este último la miró profundamente, luego extendió su mano y con un sonido la puerta del auto se abrió desde adentro.

-Sube.- dijo con voz profunda.

Clara enarcó las cejas y comenzó a preguntarse si debería subir al auto o no.

Al ver sus dudas, Vasco se rio, -No te preocupes, no te haré nada.-

Como le leyeron la mente, Clara sintió vergüenza, se rio secamente y luego se subió al auto.

Tan pronto como se subió al auto, la ventanilla se levantó lentamente.

Solo escuchó la orden de Vasco, -Bajaos del auto.-

Clara sabía que se lo decía al conductor y su asistente.

Después de que el conductor se bajó del coche, solo quedaban ellos en el coche, y la atmósfera se puso incómoda enseguida.

Las manos que Clara tenía en su regazo estaban incómodamente apretadas. El silencio del coche la hacía sentir muy incómoda, tenía ganas de abrir la puerta y salir del coche.

Sin saber cuánto tiempo pasó, justo cuando Clara pensó que iba a ponerse loca por el ambiente silencioso, la voz baja de Vasco sonó en sus oídos.

-¿Cómo estás?-

Clara se sorprendió, luego sonrió, -Bastante bien. ¿Y tú?-

Después de preguntar, Clara levantó la mano para sostenerse la frente, tapando su expresión de queja, ¿por qué se volvieron tan distantes?

-Yo también estoy bien.- Vasco volvió la cabeza para mirarla, había una emoción imperceptible en sus ojos.

-La filmación salió bien, ¿no?- Clara sintió que tenía que actuar como una amiga normal, así que comenzó a preocuparse por su trabajo.

-Sí, salió bien.-

-¿Cuándo acabas?-

-Faltan dos meses para eso.-

-¿Volverás a la Ciudad Paz cuando termines?-

-Sí, planeo descansar un tiempo.-

-Es hora de que descanses bien. Filmar es algo muy duro.-

Clara dijo mientras asentía con la cabeza, Vasco no pudo evitar reír, y una pizca de interés apareció en sus ojos rasgados entrecerrados, -¿Y tú qué? ¿No planeas descansar?-

-¿Yo?- Clara arqueó las cejas con sorpresa.

-Sí, tú.- Vasco asintió con la cabeza, -Dicen que ahora eres el presidente del Grupo González. Seguro que estás trabajando más duro que yo.-

-Está bien. He dejado que Antonio se encargue del Grupo González por mí. Por eso, solo necesito concentrarme en mi trabajo.-

Al escuchar eso, Vasco se quedó callado por un rato, luego sonrió y dijo, -Parece que es muy bueno contigo.-

-Por supuesto. Siempre ha sido bueno conmigo.- Cuando mencionaba a Antonio, el rostro de Clara no podía contener felicidad y dulzura.

Eso hizo que Vasco se sintiera muy incómodo, la sonrisa en sus labios se desvaneció un poco, pensando en lo que su asistente le había dicho.

Con los ojos entrecerrados, preguntó con voz profunda, -¿Te dijo que su padre le arregló una cita a ciegas y que esa persona ya está en la Ciudad Paz?-

-¿Cita a ciegas?- exclamó Clara, y luego negó con la cabeza, -Imposible, Antonio y yo estamos casados. ¿Qué cita a ciegas iba a arreglarle su padre?-

Eso era ridículo.

-Su padre Cutberto Díaz no sabe nada de vuestro matrimonio.- Vasco la miró fijamente, viendo claramente que la sonrisa en su rostro se desvanecía lentamente.

Continuó diciendo, -Él es el heredero de la familia Díaz, ¿crees que Cutberto le permitirá decidir su matrimonio tan fácilmente?-

Clara sabía que era imposible, pero también sabía que Antonio no era una persona que se rendiría ante su padre.

Lo que Cutberto estaba pensando era asunto suyo, porque lo más importante era lo que iba a hacer Antonio.

Pero lo que la sorprendió fue que Cutberto había hecho que la chica de la cita a ciegas viniera a la Ciudad Paz, ¿no estaba dejando claro que quería molestar a Antonio?

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