El Amor De Antonio romance Capítulo 393

-Clara... -

Al oír su voz, Clara giró la cabeza. Lydia se acercó a su oído y susurró, -Creo que está engañando por algún motivo.-

Levantando las cejas, Clara miró a Lydia, que estaba afirmativa, frunció los labios y recorrió con la mirada a Alejandra, aflorando un rastro de pensamiento en sus ojos.

Entonces, la mirada se posó en el rostro sencillo y ordinario de Sandra. Con las comisuras de sus labios levantados, dijo, -Señorita Sandra, ¿has terminado lo que iba a decir?-

Sandra se congeló y respondió, -Sí.-

Clara continuó sonriendo amablemente y dijo, -Ya que tenemos algunos asuntos personales de los que hablar, ¿podrías evitártelos?-

El objetivo era que se fuera aquí.

Sandra sonrió y respondió -Claro. Entonces tómense su tiempo y hablaremos más tarde cuando tengamos la oportunidad.-

Después de decir eso, les hizo un leve gesto con la cabeza antes de darse la vuelta con la melancolía en vez de la sonrisa.

Al ver a Sandra salir de la cafetería, Clara retiró la mirada para mirar a Alejandra, -Alejandra, ¿crees que lo que ha dicho es creíble?-

Alejandra negó suavemente con la cabeza, -No lo creo.-

-Yo tampoco.- Lydia intervino.

Clara pensó por un momento, luego dijo, -¿Creéis que su repentino cambio de actitud podría ser una trampa?-

-Lo acabas de saber?- Lydia le dirigió una mirada blanca, -En realidad, en cuanto la oí decir que quería cancelar el compromiso, tuve ese pensamiento.-

Hizo una pausa y luego dijo, -Ya que puede ganar dinero para intentar que Alejandra deje a Guillen, debe tener mucho deseo de casarse con él. Así que ¿cómo puede cambiarlo en tan poco tiempo?-

-Lydia tiene razón.- Alejandra asintió, -Me sorprendió cuando Guillen me lo contó aquel día, pero no creí a Sandra.-

Clara rozó sus labios y dijo, -Vale. En realidad, cuando Guillen me lo dijo, yo también era escéptica. Después de todo... Eliazar no es una persona que pueda ser convencido tan fácilmente.-

Si fuera fácil de convencerlo, bastaría con que Antonio interviniera.

-Creo que... - Lydia dudó y dijo, -hace poco tiempo, Guillen ha estado con ella, ¿es porque ha dicho que quiere cancelar el compromiso?-

Clara miró a Alejandra, -Eso se lo tiene que preguntar a Guillen.-

Alejandra bajó la cabeza y no emitió ningún sonido.

Mirándose, Clara y Lydia ya no hablaron de Guillen, sino que cambiaron el tema para hablar de otras cosas.

Tras unos días de depresión, Clara recuperó por fin la energía y volvió al trabajo en compañía de sus dos mejores amigas y de Antonio.

Este día, en cuanto entró en la oficina, María se abalanzó inmediatamente sobre ella, gritando, -¡Clara, ha ocurrido algo grande!-

Al ver la mirada ansiosa de María, Clara dijo, riendo, -¿Qué ha pasado que estás tan alterado?-

-Amaya ha desaparecido.-

Iba a caminar directamente hacia su posición, derivando a María, pero las palabras de María la hicieron detener los pies de repente. Giró la cabeza, pensando que había escuchado mal, -María, ¿qué acabas de decir?-

María empezó a dicer, tragando, -He dicho que Amaya ha desaparecido.-

Clara se volvió inmediatamente seria, -¿Cómo desapareció?-

-No lo sé.- María sacudió la cabeza, -No has venido a trabajar estos dos días, ni siquiera sabes que todo el Grupo Entretenimiento ha hecho la algarabía por este asunto. Se dice que la parte de Amaya en La biografía de Qing Fei fue eliminado, luego se volvió a la Ciudad Paz, conduciendo y no hubo ninguna noticia de ella.-

-¿Cómo ha sucedido eso?- Clara frunció el ceño, pensó en ello, luego se dirigió rápidamente a su asiento y se sentó, tirando su bolso sobre la mesa, abriendo su ordenador y la página web para buscar las palabras “Amaya” en el cuadro de búsqueda.

Un montón de búsquedas aparecieron en un instante y en la parte superior estaba la noticia de la desaparición de Amaya.

Hizo clic en él y hojeó parte por parte las noticias. Lo único que supo fue que Amaya había desaparecido de regreso a la Ciudad Paz y que la policía seguía investigándolo, sin resultados por el momento.

-Clara, ¿crees que esta persona desaparecería sin razón?- María, que estaba detrás de ella, preguntó.

Clara sacudió suavemente la cabeza y luego se apoyó en el respaldo de la silla, mordiéndose ligeramente los dedos con expresión pensativa.

Sobre la rezón de que Amaya desaparecería, Clara ya tenía una respuesta.

-Clara... - María la llamó con un hilo de voz, viendo que no hablaba durante mucho tiempo

Clara volvió en sí, giró la cabeza para mirarle y sonrió débilmente, -¿Qué pasa?.-

María miró a su alrededor, luego se inclinó hacia su oído y susurró, -Clara, ¿crees que alguien ha secuestrado a Amaya?-

Clara parpadeó y preguntó, -¿Por qué dices eso?-

María pensó por un momento y respondió, -Si no se secuestrara, ¿cómo podría desaparecer sin razón?-

-Tal vez haya una fantasma.- Clara dijo en broma.

-¿Una fantasma?- María levantó las cejas divertido, -¿Cómo es posible suceder esto? Definitivamente alguien ha secuestrado a Amaya.-

Clara sonrió y le hizo volver a su puesto para que hiciera su trabajo.

El entorno se calmó. Ella frunció las cejas, pensando en la desaparición de Amaya.

Y justo entonces, sonó su teléfono, interrumpiendo sus pensamientos.

Al ver la alerta de llamada, era Francisco quien llamaba, levantando las cejas sorprendida.

Se suponía que la llamaba por Amaya.

Levantó, e inmediatamente llegó la voz enojada de Francisco en el otro lado del teléfono, -Clara, ¿a dónde has escondido a Amaya?-

Clara se quedó boquiabierta y miró a su alrededor, temiendo que pudiera perturbar el trabajo de sus colegas,así que se levantó y entró en la despensa.

-Francisco, ¿estás loco?- Clara se disgustó y respondió sin miramientos.

-Clara, no tengo tiempo para hablar contigo de tonterías. Libera rápidamente a Amaya, de lo contrario, no te trataré bien.-

La amenaza de Francisco hizo que Clara se sintiera muy ridícula, -Francisco, ¿de dónde has oído que Amaya está aquí conmigo?-

Francisco guardó silencio.

Entonces, Clara se aventuró a adivinar, -¿Es Cecilia quien te lo ha dicho?-

Todavía había silencio al otro lado del teléfono.

-Francisco, ¿crees que soy yo o es Cecilia que más odia a Amaya? Eres una persona inteligente, así que piénsalo.-

Clara terminó de hablar y no se apresuró, apoyando en el borde de la ventana con el teléfono, posándose su mirada en el cielo gris fuera de la ventana.

Después de un buen tiempo, sonó la voz de Francisco, -¿Es cierto que Amaya no está en tu mano?-

-Claro que no. Solo quiero desasociar con vosotros, así que cómo podría pedirme más líos.-

Aunque dijo que Francisco era un hombre inteligente, el hecho es que no era lo suficientemente crédulo llamándola para interrogarla después de creer las palabras de Cecilia.

Sin embargo, era inevitable que cualquiera tranquila que perdiera el juicio.

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