-Cuñada, déjame contarte una cosa que las habilidades culinarias de Antonio son absolutamente de primera clase, y te aseguro de que nunca vas a olvidar después de comer lo que te cocine.-
Aquiles olió el aroma que flotaba constantemente en el aire y su saliva casi se inundó.
En este momento, Antonio Díaz ya había incendido el fuego, agregó el aceite, y salió un rico aroma de ajo, hizo que Clara no pudiera contenerse a respirar profundamente.
-¿Quién lo enseñó?- Ella le preguntó con curiosidad.
-Fue él mismo, Antonio se cuidaba a sí mismo cuando estudiaba en el extranjero. Sin embargo, no suele cocinar para otros. Incluso yo, su hermano, sólo he tenido la suerte de comer su comida una vez. ¡Hoy gracias a ti, Clara!-
-De verdad, tienes la suerte.-
Clara volteó sus ojos, le dio a Aquiles una mirada, y luego dejó de hablar, enfocándose en el hombre guapo.
Agregó los condimentos y revolvió y frió la comida, durante todo el proceso, sus movimientos estaban bien organizados y no se apresuró.
Aproximadamente media hora después, se sirvieron cinco platos y una sopa en la mesa, los platos estaban bellamente presentados, con colores, aroma, y llenos de tentación.
-…¡Increíble!-
Clara se sorprendió, sintió que la habilidad de Antonio no era inferior a ella en absoluto.
- Mira, mira. Antonio, ¿puedo comer ya?-
Aquiles se sentó del otro lado, sosteniendo los palillos en una mano y el cuenco en la otra, sus ojos se clavaron directamente en los platos, ya no pudo moverlos.
Antonio lo miró, -¡Vete después de comer!-
-No hay problema.-
Aquiles sonrió y comenzó a comer de inmediato.
Clara se rió, luego recogió los palillos y se llevó la comida a su boca.
Antonio la miró y preguntó suavemente, -¿Cómo está el sabor?-
-No me puedo quejar, tu habilidad de cocinar, no puedo comparar contigo.-
Clara lo elogió con un pulgar hacia arriba, pero había algo de preocupación en su rostro, -¿Qué debo hacer? Creo que las habilidades culinarias no puedan reflejar mi estándar de ser una buena esposa.-
-No importa, mientras estés a mi lado, eres una buena esposa.-
Lo dijo como si no hubiera nadie más. Al escuchar las palabras dulces de Antonio, Aquiles, que estaba comiendo allí, se sintió muy ácido.
Efectivamente, la gente siempre cambiaba, preparó la comida y ahora dijo palabras tan azucaradas... ¡Este tratamiento, incluso su hermano no lo tenía!
Después de una ráfaga de viento, los platos en la mesa fueron barridos. Entre ellos, Aquiles fue el más exagerado. Su panza estaba abultada, como si pudiera explotar en cualquier momento.
Clara lo vio muy gracioso, pero Antonio lo dio la orden de que saliera a su casa.
Antonio rió y asintió con la cabeza, con los ojos llenos de satisfacción.
Clara exhaló un suspiro de alivio, simplemente apagó la computadora, se levantó rápidamente de sus brazos y dijo, -Me voy a ayudarte con el agua.-
Antonio se quedó aturdido y luego miró la hermosa espalda suya, sus miradas se profundizaron un poco más y una agradable sonrisa apareció en sus delgados labios.
Después de ayudar a llenar la bañera, Clara se retiró.
Antonio no le pidió más que se quedara con él, después de todo, no podía garantizar que sería capaz de mantener la suficiente consiencia en cada vez.
Y Clara aprovechó el tiempo de su ducha, y rápidamente terminó de su trabajo.
Cuando ella regresó a la habitación, Antonio acabó de bañarse.
Su pelo estaba mojado y constantemente le caían gotas de agua de la cabeza. Su cuerpo delgado estaba envuelto en albornoces de baño, mostrando su clavícula sexy y su pecho espeso. Tenía un sabor salvaje.
Clara casi perdió un ritmo de la palpitación y parecía un poco extasiada..
Antonio sonrió y se acercó a ella, -Mi señora, dado que me estás mirando así, ¿quieres invitarme a besarte?-
Las fuertes hormonas masculinas mezcladas con la fragancia después de la ducha hicieron que Clara volviera a sus conciencias. cuando ella estaba a punto de escaparse, el hombre dio un paso más rápido. Estiró sus brazos, abrazó su cintura directamente y la tuvo en sus brazos. Luego, la besó profundamente.
Esta vez, Clara no se resistió y lo atendió obedientemente, y en un rato ya se emborrachó de sus besos y no pudo resistir.
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