Dixon estaba sorprendido y me advirtió, “¿No juegues conmigo.”
Comenzó a nevar afuera. Sería el cumpleaños de mis 23 años en menos de dos meses.
Justamente sería la víspera del Año Nuevo esa noche.
No sabía si podría lograr seguir viviendo hasta ese día.
Mordí mis labios, y luego sonreí y le sugerí, “sabes que siempre me has gustado. Por eso quiero que dejes todo el prejuicio que tienes hacia mí y seas mi novio por tres meses”.
Dixon carraspeó y me respondió, “no te hagas ilusiones, que no planeo hacelo.”
La voz de la persona al otro lado del teléfono no era nada gentil ni amable. En la amplia habitación, la soledad me rodeaba y mis lágrimas cayeron. El corazón me dolía tan fuerte que casi estaba a punto de desmayarse.
Oculté la tristeza en mi voz y seguí intentando persuadirlo mediante un tono tierno, “Dixon, ¿no quieres divorciarte de mí? ¿Qué te parece esta idea? Salgamos por tres meses y sé el hombre que me cuide y me mime. A pesar de que no me amas, tienes que fingir que estás totalmente enamorado de mí. Si puedes hacerlo por tres meses, firmaré el convenio de divorcio. Incluso te pasaré toda la riqueza que posee la Familia Shaw. Piénsalo. Aguántame sólo por tres meses y podrás conseguir los cientos de millones de dólares de la Familia Shaw. Más aun puedes casarte públicamente con Gwen Worth después de estos tres meses. Y la verdad, no vas a perder nada”.
Dixon me preguntó con indiferencia, “¿Fingir estar contigo por tres meses?”.
Sería un espectáculo que duraría tres meses, y yo sería la única espectadora de esta película que montaría yo.
Pero al final, solo me estaba mintiendo a mí misma.
Casi le estaba suplicando, “Así es, por favor sal conmigo”.
“Contigo, ¿puedes dejar de molestarme con tus tonterías?”.
Me quedé en silencio.
Vi el Maybach negro alejándose de la mansión.
Cuando desperté por la mañana, mi cabeza se sentía mareada y pesada. Mi garganta estaba seca y era un poco incómodo para mí tragar la saliva. Debí haber llorado demasiado durante la noche anterior. Me levanté y tomé la pastilla que el doctor me había prescrito. Después me duché, me puse maquillaje, y me dirijí hacia la oficina.
Aparte de ser la esposa de Dixon Gregg, era también la Directora Ejecutiva de la Corporación Shaw.
Estaba trabajando en algunos documentos en la oficina cuando el Director Gregg me llamó.
Su voz sonaba seria cuando decía preocupado, “¿Sabías que Gwen ha regresado de los Estados Unidos? Tienes que vigilar a Dixon de vez en cuando durante esta época. Yo me encargaré del resto”.
Estaba empanada y le pregunté luego, “¿Cuándo regresó ella?”.
El Director Gregg me respondió, “Ayer”.
Era por eso. Dixon probablemente no quería pretender estar enamorado de mí delante de Gwen, la mujer que amaba.
Dixon no quería que Gwen creyera que él me amaba, ni siquiera era una falsedad.
Había un dolor punzante en mi corazón cuando pensé en ello.
Ya que no podía conseguirlo, debería dejarlo ir.
Sonreí y le dije ligeramente, “suegro, quiero el divorcio”.
El Director Gregg se quedó callado y pronto preguntó con pasmo, “¿Qué dijiste?”.
“Dixon no me ama. La relación entre ustedes dos también se ha vuelto cada vez más tensa después de que él se casó conmigo. La relación entre tú y él probablemente mejoraría después de nuestro divorcio”.
El Director Gregg jamás permitiría esta decisión.
A menos que...
Miré hacia abajo los documentos de transferencia de las acciones de mi compañía que estaban en el escritorio. Sonreí con alivio mientras decía, “No se preocupe, transferiré todas las acciones Shaw a Dixon”.
El Director Gregg guardó silencio. Luego, preguntó confundido, "Gwen acaba de regresar y ya no puedes soportar más el título de la Sra. Gregg, e incluso quieres pasarlo a ella. También estás dispuesta a transferir las acciones de Shaw a la Familia Gregg. ¿Qué quieres hacer?".
¿Qué quiero hacer?
El Sr. Connor me miró con tristeza y depresión. Preguntó, “Presidenta Shaw, ¿Qué canción le gustaría que él tocara para usted?”.
Le contesté sin pensar, “La Calle Donde Reside El Viento”.
Cuando vi por primera vez a Dixon, la primera canción que le escuché tocar fue: “La Calle Donde Reside El Viento”.
Esa exactamente fue la última canción que mamá me tocó antes de morir.
Después de despedirme del Sr. Connor, llamé a Dixon de nuevo. Él contestó la llamada y se quejó, “¿Por qué hoy me sigues llamando y llamando? ¿Me puedes dejar en paz?”.
¡¿Llamando y llamando?!
Solo lo llamé dos veces durante todo el año.
Que incluía también la llamada que le hice ayer.
Me forcé a tranquilizar mi rabia y le pregunté con un tono alegre, “¿Vendrás a casa a cenar conmigo esta noche?”.
Él me tiró una sola palabra con el frío que siempre tenía, “No”.
Estaba nevando. Saqué el brazo para tomar los copos de nieve que estaban volando. El sentimiento helado parecía entrar directamente en mi corazón. De repente le dije, “Escuché que Gwen regresó...”.
Dixon me interrumpió bruscamente, “Ni se te ocurre hacer daños a ella. Caroline Shaw, déjame advertirte. ¡No te perdonaré nunca si haces algo malo contra ella!”.
Yo quería decirle que me divorciaría de él y los dejaría estar juntitos. Quería que viniese a cenar para discutir los asuntos sobre el divorcio.
Aún así, en su corazón, siempre fui cruel y malvada.
Puesto que pensaba así de mí, yo debería hacer algo para que él siguiera pensando tal cual.
Dije con una sonrisa hipócrita, “¿Entonces, vendrás a casa a cenar esta noche? No puedo asegurar si estaré celosa y después haré algo de que te arrepientas”.
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