La nueva vida de la familia de Luisa en la nueva ciudad les sonreía habían logrado establecerse nuevamente pero el pequeño Ian le había afectado el cambio de domicilio que se empezó a sentir nuevamente mal, se fatigaba muy fácilmente por el trabajo de Luisa tenia servicio médico gratuito pero un poco deficiente.
Ian tenía que seguir en tratamiento no era grave su condición pero sus revisiones médicas eran periódicas.
-Marisol mañana llevare a Ian a la clínica es mi día libre, ¿me podrías apoyar cuidando a Uri? –cuestiono Luisa, en eso se acercaba Joaquín y contesto.
-Marisol deberías acompañar a Luisa al médico, no se preocupen por la pequeña Uri yo me encargo de ella.- a las hermanas esa contestación no les tomó por sorpresa ya que el cuidaba muy bien a los niños.
-¿de verdad? me encantaría pasear un rato por la ciudad –chillo Marisol.
- seguro vayan sin problemas Uri y yo nos divertiremos un rato sin ustedes- cargando a Uri en sus brazos comentó -Verdad preciosura tu y yo estaremos mejor lejos de tanto bullicio.- comenzó a reír.
-te agradezco mucho Joaquín- respondió Luisa, pero Marisol puso los ojos en blanco y comento.
-perfecto- con una sonrisa maliciosa, a ver qué opinas después de que te dejemos todo el día con la bebe, Uri era un poco inquieta, y demandaba mucha atención cuando no se encontraba cerca de su hermano.
Al día siguiente salieron muy temprano para llegar a la cita de Ian en la clínica, dentro del consultorio el doctor reviso a Ian, les comento que su afección cardiaca podían controlarla, pero que tal vez en el futuro necesitaría una operación para tener una mejor calidad de vida pero que sería cuestión de ver como evolucionaba.
Al salir de la clínica Luisa estaba muy preocupada por lo que le acababa de decir el doctor, aunque fuera una posibilidad le afligía mucho la situación, Marisol trataba de consolarla diciendo que solo lo había comentado como posibilidad que Ian por el momento se encontraba bien.
Para tratar de animarla le indico que porque no iban al centro comercial para distraerse un poco.
-vamos a almorzar y disfrutar la mañana – comento Marisol
-si vamos tienes razón- llegaron a un local de comida rápida y decidieron comer en una banca muy cerca. Estaban haciendo planes para ir de compras, Marisol le indicaba que tal vez no podrían comprar nada pero que será divertido probarse ropa.
Cuando terminaron se levantaron tiraron los desechables en un bote de basura de decidieron caminar por el centro comercial, como bien lo dijo Marisol pasaron por varias tiendas de ropa a probarse mucha ropa, sin comprar nada lo único que compraron fue un par de playeras para gemelos que encontraron en una tienda de bebes.
Cuando ya se dirigían a la salida de repente Luisa vio un rostro conocido y emocionada se volvió hacia Marisol y grito –el ángel- Marisol se volvió a ella y extrañada le pregunto- de que hablas – a lo que luisa no le contesto y corrió hacia el hombre que le había salvado la vida, ese no era otro que Oscar.
-señor, disculpe ¿puedo hablar con usted?- pregunto cautelosa
-dígame señora en que puedo ayudarla- Oscar que estaba esperando a su esposa terminara con algunas compras se volvió a ella.
-no sé cómo preguntar esto, ¿pero usted no se acuerda de mí? - al ver que la miraba con total extrañeza - nos conocimos en ciudad W y usted me salvo la vida- Oscar por un instante no recordó el echo pero después reacciono y comentó.
-claro la chica embarazada no es así- afirmo con una sonrisa en el rostro, él se había quedado preocupado por esa chica pero no pudo averiguar nada de ella.
Luisa le paso al pequeño Ian a los brazos de Marisol que para entonces se encontraba cerca de ella y abrazo a Oscar, aquello pillo por sorpresa a Oscar y a Marisol.
-disculpe por mi atrevimiento pero usted salvo mi vida y la vida de mis hijos y por eso le estaré eternamente agradecida, temía no recordar su rostro si lo volvía a ver para agradecer todo lo que hizo por mí, no encuentro palabras para expresar lo que siento por usted- expreso llena de agradecimiento. Ahí fue donde Marisol se dio cuanta quien era esa persona y devolviendo a Ian en brazos de su madre también abrazo a Oscar. Ninguno de ellos se dio cuenta que Lola no estaba muy lejos de ellos con una cara de enfado se acercó a ellos.
-disculpen que pasa aquí- llego a cuestionar, Marisol a ver su rostro salto de los brazos de Oscar.
-no es gran cosa para usted pero para mí fue mi súper héroe, es mi ángel- Luisa no paraba de agradecer.
-bueno y a todo esto, me imagino que este es el caballerito a quien mi esposo le salvo la vida- Lola estaba muy contenta por la forma en que actuaban la jóvenes.
-sí, su nombre es Ian Joaquín, no conocía su nombre si no le hubiera puesto el suyo si no le molesta, ¿disculpe cómo se llama?- pregunto Luisa dirigiéndose a Oscar
- mi nombre es Oscar Méndez mucho gusto en conocerlas, es grato saber que un simple gesto tenga tanta importancia para ustedes.-
-gesto ¿está bromeando? le salvo la vida a mi hermana, eso no puede ser un simple gesto. -Contesto Marisol.
-bueno si nos los permiten me encantaría darle las gracias también al hombre caritativo que aporto el dinero ¿si les parece? - agrego Luisa
-mi niña eso no depende de nosotros, solo somos sus trabajadores, lo hemos hecho desde hace poco menos de 10 años –le dijo Lola de forma muy comprensiva.
-entiendo señor Oscar, señora Lola, no sé si sea lo correcto pero me gustaría no perderlos le debo mucho y me encantaría volver a verlos si a ustedes les parece bien- comento de una manera muy tímida Luisa.
-claro Luisa me encantaría a mí también me cayeron muy bien son unas buenas jovencitas -agrego Oscar.- me encantaría ver crecer a este joven gallardo que me resulta muy familiar su cara-
Estuvieron charlando por un rato más le comentaron que no tenían mucho de haber llegado a la ciudad, intercambiaron números telefónicos y se despidieron muy amablemente.
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