EL CLUB DEL DESEO romance Capítulo 2

Gael miraba el hermoso paisaje que tenía desde la ventana de su oficina, todo era amplio y luminoso, la vista del gran club campestre.

Las hermosas piscinas con sus toboganes, sus zonas verdes, zonas recreativas. Estaba orgulloso de lo con gran esfuerzo había construido, después de que su familia le hubiera dado la espalda sólo porque le gusta divertirse viendo mujeres, disfrutar de ellas, apostar dinero, sabía que era la oveja negra, pero esos vicios por los que su familia no quería a volver a saber de él, fue su mina de oro, lo que lo llevó a ser uno de los hombres más ricos y poderosos, tenía tanto, pero muchas veces se sentía sólo, y odiaba esa sensación.

Seguía disfrutando de sus placeres sin que nadie le dijera absolutamente nada, en especial que ahora podía hacerlo de gratis. En especial disfrutar estar dentro de un coño bien caliente y dispuesto para él, las mujeres era lo más delicioso que Dios había podido haber creado, por eso estaba soltero.

Tenía mujeres muy hermosas y sexys trabajando para él, pero su regla de oro era no volver acostarse con una, porque con las que lo había hecho, querían tomarse atribuciones que no debían.

Rachel e Indiana eran las únicas dos mujeres con las que había roto esa regla, pero tampoco era de palo, ¿que podía hacer cuando ellas se presentaban en la habitación, le hacían sexo oral y se desnudaban para él? Absolutamente nada, Pero de los años que tenían trabajando con él, sólo había ocurrido unas ¿cinco veces? La verdad no tenía la cuenta exacta, pero sí sabía que esas dos mujeres juntas en la cama era puro fuego. Así que no tenía alguna queja, sobre su trabajo, como de sus trabajos extras.

Unos golpes en la puerta lo distrajeron y sacaron de sus pensamientos.

—Adelante. — dijo girándose para observar quién entraba. Un Manson algo enojado y estresado entró. —¿Qué pasa? — dijo divertido al ver a su guardaespaldas, mano derecha y su mejor amigo.

—Cada vez son más los clientes — Gael asintió — y menos bailarinas — eso lo hizo fruncir el ceño.

—¿Qué dices?.

—Pasa que ya tres han encontrado el amor y pues sus respectivos hombres no quiere que siga trabajando en este lugar. — Gael se levantó enojado.

—El club del deseo no es un lugar vulgar, ni un putero, si una persona se gustó y quiere sexo pues adelante, mientras que paguen la cantidad que está indique, yo no obligo a nadie y si algún cliente se quiere pasar de listo lo saco a patadas del lugar, y la cantidad que se cobra por estar con ellas, es casi exclusivo para mis chicas, yo solo me dejo un 20% de esa cantidad, las mujeres aquí salen adelante, se les paga muy bien, tiene propinas muy generosas y el extra por si se llegarán acostar con alguien, ¿cuál es el problema de que sigan aquí? — dijo muy enojado.

—Ese es el problema Gael, sus hombres no quieren venir y ver como sus mujeres bailan en lencería mientras que otros hombres se las comen con la mirada. — Gael puso los ojos en blanco, era algo estúpido. —Lo sabrás cuando te enamores — Gael no pudo evitar carcajearse al oír a Mason.

—Eso no va pasar jamás. Pero aún así es ilógico, aquí conociste a Jenny, te enamoraste de ella, te casaste y ambos siguen trabajando aquí, ella sigue bailando como el primer día.

—Eso es diferente, la amo, la respeto y confío en ella, es sólo un trabajo más, además ella nunca aceptó acostarse con nadie, los clientes la respetan. — Gael volvió a sentarse.

—Bien, entonces coloca el anuncio que se necesita mujeres hermosas para bailes exóticos.

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