EL CLUB DEL DESEO romance Capítulo 20

Frustrado y excitado como se encontraba Gael decidió calmarse antes de buscar por lo que había ido. Una vez consiguió los contratos, se sentó en su silla, aún no podía creer lo que había pasado, Audrey se estaba convirtiendo en su obsesión.

La forma tan apasionada en que ella correspondía a sus besos, su piel suave y tersa. —¡Mierda! — Estaba duro otra vez, pero debía detenerse, ahora tenía algo en mente y era en las palabras de ella, sabía que decirlas fue un esfuerzo para ella, su sonrojado rostro la había delatado y a él le pareció lo más dulce que jamás había visto, apenar de que odio sus palabras.

Mason entró con una gran sonrisa que al ver su jefe tan serio la borró de inmediato.

—¿Qué pasa? —Gael le miró antes de levantarse.

—Vienes muy feliz ¿buena noche?

—Mi esposa siempre me da una buena noche, unas buenas tardes, y unos geniales buenos días — Gael puso los ojos en blanco al oírlo — pero de eso no vamos hablar, así que mejor dime ¿qué te pasa?

—Audrey eso me pasa, ella me encanta, sabes, hoy la bese y me detuve porque si seguía la iba hacer mía en esta maldita oficina, y ella no lo merecía. — Mason lo miró sorprendido. Su jefe nunca se había detenido, él siempre iba por lo que quería.

—¿Y qué piensas hacer? Porque la verdad me sorprende lo que me has dicho. —Gael lo miró a los ojos.

—La quiero para mí y sólo para mí, así que si tengo que dejar de ser un mujeriego lo voy hacer, si con eso la tengo a ella. —Mason no podía ocultar su asombro, eso no lo vio venir, pero a pesar de la sorpresa no pudo evitar sonreír.

—Bien, siendo así te voy apoyar en lo que digas jefe. —Gael estaba nervioso, nunca se había atrevido hacer algo así por alguna mujer.

—Bueno, lo primero será que me ayudes a conquistarla, porque al parecer ella piensa que yo solo la quiero por su inocencia y que luego de que la obtenga la voy a dejar, así que me a pedido solo una noche y que después cada quien siga con su vida — dijo eso último como si fuera un crimen— ¡¿Puedes creerlo?! — Mason se carcajeó al oírlo tan dramático. — No te rías imbécil — dijo enojado. Lo que hizo que su amigo levantara las manos en son de rendición.

—Bien, no te enojes, es solo que me parece increíble lo que quieres hacer así que no te altere, relájate amigo. Mejor vamos a trabajar, y luego en la noche hablamos de como conquistarla, recuerda que por los contratos vienen a las 10 de la mañana.

—Sí, tienes razón, mejor me voy, pero a partir de mañana vuelvo a esta oficina.

—De acuerdo jefe, como digas.

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