Bita se sentó en el suelo, sus cejas se fruncieron y tenía mucho dolor.
Parecía que ella ni siquiera podía ponerse de pie.
Ella siempre actuaba muy bien. Mauren nunca lo negó.
Pero ahora ella no necesitaba hacerle caso.
Mauren quería irse. Pero Bita dijo lastimeramente, -Mauren, ya recuerdo lo que la señora Álvarez me dijo anoche.-
¿Señora Álvarez? ¿Cuál señora Álvarez?
Mauren miraba a Bita. Ella solo conocía a una señora Álvarez, Olga Álvarez, la madre de Bita.
Pero, ¿por qué Bita llamó a su madre de esta manera?
Bita no le dio la oportunidad de pensar e inmediatamente dijo, -Intentaré evitar a Senda en el futuro para no molestarte.-
-¿Vas a evitar a Senda?- ¡Qué chiste! Mauren se sonrió indiferente, -¿Crees que puedo creerlo?-
-Yo…intentaré…no pensar en él.-
Bita bajó la cabeza, fingiendo que quería llorar.
Mauren realmente no quería verla continuando actuando, pero lo que estaba haciendo Bita fue realmente raro.
Obviamente, ella quería mostrar a los demás, por supuesto, ¡no solo a ella!
Apenas entendió lo que pasó. Detrás de ella, sonó una voz ansiosa, -Bita, ¿por qué te sientas en el suelo?-
Leide miró a Bita que estaba sentada en el suelo, le dolía el corazón.
-Está frío el suelo. Levántate. Si no, ¡vas a enfermarte!-
Aunque todavía era octubre y el clima no era demasiado frío, siempre hacía daño si una chica se sentaba en el suelo.
Resultó que Bita quería mostrar a Leide. ¿Cómo era posible que Leide y Victor no pudieran entender una trampa tan obvia?
Inesperadamente, cuando ella miraba a Leide, la mirada de Leide era muy complicada.
Leide solo la miró un poco, luego miró a Bita muy preocupada, -Bita, levántate.
Bita intentó, parecía que quería levantarse. Pero solo se levantó un poco e inmediatamente se echó hacia atrás y se sentó.
Ella susurró, su voz llenaba de dolor.
-Lo siento…Señora…Mi pie…-
-¿Cómo está tu pie? ¿Se lastimó?- Leide estaba tan preocupada que quería ir a ayudarla en persona.
Victor tocó su hombro con su mano y le presionó suavemente.
Él levantó la barbilla. La sirvienta detrás de él pasó inmediatamente y ayudó a Bita a levantarse. Se sentó junto al macizo de flores.
La sirvienta revisó el pie de Bita y miró a Leide, dijo, -Señora, su tobillo se lastimó, está muy hinchado.-
Mauren también miró el tobillo de Bita, ¡de verdad estaba muy hinchado!
Pero ella estaba muy bien. ¿Valía la pena lastimarse así para incriminarla?
-¿Por qué está así? Cariño, llama al médico, ¡rápido!-
Leide estaba tan preocupada que sus ojos se pusieron enrojecidos.
Aunque Victor no entendía por qué ella se preocupaba tanto por las dos hijas de la familia López, al ver que Leide estaba tan preocupada, él tampoco podía estar tranquilo.
Temiendo que Leide volviera a enfermarse, Victor dijo, -Llama al médico.-
La sirvienta recibió la orden y se fue corriendo a la habitación trasera de la casa principal.
Leide vivía en la habitación trasera. Para cuidar a Leide, había una sala médica en esa habitación, donde solían estar varios médicos y enfermeras.
Pronto, los médicos y enfermeras llegaron. Al ver que Leide se preocupada tanto por Bita, nadie se atrevió a ser descuidado.
-Su tobillo se torció, probablemente debido a una caída accidental.-
El médico sacó los cubitos de hielo preocupados y los instaló con herramientas especiales para enfriar su tobillo.
Bita frunció el ceño, su labio inferior se puso de un color pálido.
Pero contuvo las lágrimas que seguían rodando por sus ojos, pero no las dejó caer.
Esta chica era muy fuerte y tolerante. No se sabía si siempre era así.
¿Acaso era realmente porque había aprendido a aguantar desde pequeña? Por eso, ¿ahora era tan fuerte?
¿Por qué antes no había pensado en esto? Nahiala era tan hermosa, ¿cómo podía dar a luz a una hija tan fea?
La hija de Nahiala debería ser como Bita, limpia, hermosa, gentil y suave.
Y muy amable.
Incluso si fue maltratada, ¡no quería quejarse de nada!
Pero, Mauren estaba muy indiferente después de lastimar su hermana.
¿Cómo era posible que ella fuera su nieta?
¡Ella estaba ciega antes!
Ella odiaba mucho a la esposa de Jeno, Olga Álvarez. Pero este asunto se podía dar a conocer a todos. Por eso, aunque la odiaba mucho, no podía hacer nada a Olga Álvarez.
Además, ella ya estaba vieja y enferma, ni podía salir de casa sola, ¿qué más podía hacer ella?
-Bita, ve a mi habitación a descansar. Cuidad de ella para que no se vuelva a lastimar su tobillo, ¡cuidado!-
-Sí, señora. No lastimaremos otra vez su tobillo.-
-A partir de hora, llamadla señorita Bita.-
-Sí. Señorita Bita, vamos despacio.-
Mauren los miró así regresando lentamente del patio a la habitación trasera donde vivía Leide.
Mirando a Leide que Victora empujaba, no sabía por qué se sintió muy mal.
Y tenía ganas de llorar.
Pero, ¿por qué lloraría?
En realidad antes, ella no sabía por qué Leide la había mimado tanto. Ahora ella quería a otra y no a ella, ¿para qué lloraría?
Ella tal vez solo….se sintió incómoda por los ojos donde podría haber entrado la arena.
Mauren bajó la cabeza y quería secarse las lágrimas de las comisuras de los ojos.
Antes de que tuviera tiempo de buscar una excusa para no estar triste, de repente, una voz sonó desdeñosa detrás de ella, -¿Ya? ¿Te abandonaron tan pronto?-
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