El corazón de Señor Peréz romance Capítulo 160

Bita estaba con la Señora Leide todavía.

Aunque era cierto que estar con la anciana no era nada divertido.

Pero después de observar durante dos días, Bita había entendido la situación con claridad.

El Señor Senda la dejaría quedarse en el Pabellón de Río siempre y cuando pudiera hacer feliz a la Señora Leide y conseguir que se pusiera mejor de salud.

Se enteró de que el propio hijo de la Señora Leide murió por el Señor Senda y ahora no hay nadie más importante que la Señora Leide para el Señor Senda.

Así que, al tener complacida a la Señora Leide, no hay que temer que el Señor Senda se escape de sus manos.

Su objetivo ahora es conseguir que Mauren quede completamente descartada del corazón de la Señora Leide.

Sería mejor aún que la Señora Leide tome la iniciativa de hacer que el Señor Senda y Mauren rompan su compromiso.

Para luego emparejarla a ella con el Señor Senda...

La idea siempre fue buena, pero desgraciadamente después de pasar días con esta anciana, ¿cómo es que la anciana no tenía ninguna intención de juntarla con el Señor Senda?

-¿Te gusta este mar de flores, abuela?-

Bita la llevó entre las flores caminando lentamente.

La sirvienta les siguió de lejos, sin acercarse; aquí sólo estaban ellas dos.

La Señora Leide seguía mirando la cara de Bita y estaba un poco en trance.

Cuando se conocieron, Bita llevaba un vestido vintage de color azul, el mismo modelo que Nahiala en sus antiguas fotos.

A primera vista, la Señora Leide se asombró y siempre sintió que era su Nahiala.

¿Pero por qué esa sensación tan familiar después de llevar tiempo juntas se fue reduciendo?

-Abuela, ¿en qué estás pensando? ¿Por qué no dejas de mirarme?-

Bita se dio cuenta varias veces de que algo no iba bien y en los últimos dos días parecía que eso pasaba a menudo.

¿Mirando su cara, se sentía un poco desconcertada, un poco perpleja y un poco... decepcionada?

Esta anciana no podría haber descubierto algo, ¿verdad?

-Nada- La Señora Leide tampoco sabía en qué estaba pensando, simplemente se sentía extraña, ¿por qué esa familiaridad del principio se volvía cada vez más extraña?

Sobre todo, salvo los primeros días cuando a Bita le gustaba llevar largos vestidos vintage.

Estos días llevaba faldas cortas que estaban de moda.

Y su familiaridad con Bita, al parecer todo empezó por esa falda...

-Abuela, ¿por qué estás todo el tiempo distraída hoy?- Bita la miró malhumorada.

La Señora Leide dio un suspiro y apenas pudo levantar el ánimo.

-Nada, tal vez no me siento muy bien hoy-

Se dio la vuelta y sacudió la mano, la sirvienta se acercó a llevarla inmediatamente.

-Volveré a descansar un rato, ¿no tienes clases esta tarde? Tú también ve a descansar y ve temprano a la escuela a mediodía-

Bita no andaba de tan buen humor, pero frente a la Señora Leide no se atrevería a mostrarse.

Miró a la sirvienta, asintió y llevó a la Señora Leide hacia la habitación trasera.

-Señora Leide, ¿qué ha pasado en los últimos dos días? ¿No te gustaba especialmente estar con la Señorita Bita?-

La Señora Leide no dijo nada, como si estuviera pensando en algo.

La sirvienta estaba a punto de decir algo más, pero la Señora Leide levantó la cabeza y miró de repente a esa figura de lejos y quedó asombrada.

La sirvienta también siguió su mirada y cuando vio a la chica, la expresión de la sirvienta de repente se volvió seria.

-Señora Leide, le llevaré a descansar- La sirvienta aceleró inmediatamente su paso.

-¡Espera!-

Sin embargo, la sirvienta no la escuchó en absoluto y siguió llevándola, acelerando en dirección a la habitación trasera de la casa principal.

-Sophie, espera un momento- La Señora Leide vio que no había respondido y seguía llevándola.

Dio una palmada en el reposabrazos de su silla de ruedas, un poco irritada y su voz no pudo evitar subir de tono -¡Sophie, para!-

Esta vez, Sophie no pudo seguir fingiendo que no la oía y tuvo que detenerse.

La Señora Leide no sabía lo que pasaba a esta chica, que reaccionaba de forma tan poco habitual.

Sin embargo, su mente pronto se vio atraída por la figura que estaba en la lejanía.

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