Jeno realmente equivocado, pensaba que su hija Bita era gentil y amable, pero para su sorpresa, ¡era una mujer tan viciosa!
-Todo esto por tu culpa, enseñas mal a tu hija, en aquel entonces usaste estas tácticas para obligar a la madre de Mauren, Nahiala Martín, ¡y ahora le estás enseñando a tu hija a ser igual que tú!-
Señaló a Olga con el dedo y estaba tan enfadado que le temblaban los dedos.
-Yo no ...- Olga recibió una bofetada y todo su cuerpo quedó atónita.
Bita también se quedó boquiabierta, hasta ahora, era la primera vez que su padre le pegaba, ¡y la primera vez que pegaba a su madre! Pero...
-En verdad me han acusado, papá, debe ser Mauren, ¡se ha envenenado y nos ha inculpado!-
-¿Quieres decir que, Mauren tal de inculparos ha preferido arruinar su propia cara?-
¿Qué chica no se preocupaba por su cara? Tales palabras, ¡resultó que ella podría pronunciarlas!
La mente de esta hija era aún más aterradora de lo que podía imaginar, -Si fueras tú, ¿estarías dispuesto a usar tu propia cara para culpar a otros?-
-Yo... no sé...- Bita quería llorar, -pero realmente he sido acusada.-
-Jeno, sabes qué tipo de persona es nuestra hija...-
-¡Por eso sospecho que eres tú quien la ha enseñado mal!- Jeno empujó con fuerza a la mujer que la rodeaba. Olga sabía que era imposible que él confiara en ellas dos aquel día.-
Aunque no sabía exactamente lo que estaba pasando, pero en este momento, ¡era necesario salvar a su hija primero!
-¡Jeno, sé que he fallado!- se arrodilló ante él de repente, y las lágrimas resbalaban por sus ojos, -Todo es culpa mía, no tiene nada que ver con Bita, ella no sabe nada en absoluto.-
-¿Qué dices?- Jeno atónito, la miró fijamente.
Bita también miró a su madre con una expresión de asombro, -Mamá, ¿estás diciendo... que lo hiciste tú?-
Olga miró a su hija antes de volver a mirar a Jeno y asintió, -¡Es mi culpa... todo, Bita no sabe nada!-
-Por lo que no quiero que Mauren esa chica mala se casara con Senda, quiero defender a mi propia hija. Jeno, Bita es una buena chica, ella no sabe nada.-
…
Aunque la cara de Mauren estaba destrozada, su humor no parecía ser malo.
¿Dónde estaba su diosa? ¿Será que anoche llovió mucho y no veía claro?
Mauren observó al hombre que tenía delante, el asco que había en sus ojos no la desanimó, y sólo sintió aburrimiento.
Se volvió hacia las hojas que tenía en la mano y siguió estudiándolas.
No muy lejos, se oyó una llamada lúgubre, -Vinay.-
Vinay miró de reojo, y Bita estaba de pie bajo la luz del sol.
El vestido de color púrpura claro se mecía con el viento, un puñado de pelo largo tan suave como la seda, y ese rostro, delicado y frágil, le daba pena a primera vista.
Mirando de nuevo a la chica que tenía delante, ¡esta chica se convirtió instantáneamente en un demonio!
Como si estuviera asustado por la fealdad de la otra parte, Vinay retrocedió dio dos pasos inmediatamente, y luego caminó hacia Bita.
-Bita, tú... ¿Qué te pasa? ¿Por qué lloras?-
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