Normalmente, cuando una princesa tenía problemas, un príncipe acudía a ayudarla.
Así que, en realidad, Llara Ojeda tenía una pequeña fantasía en su corazón cuando lo hizo.
Tal vez, alguien se abalance y la salve como hizo Senda con Mauren.
Hasta que el palo golpeó realmente su muñeca, hasta que el cono de dolor se extendió desde su muñeca y casi se desmayó por el dolor.
-¡¡¡AHHHH!!!-
Los gritos venían del callejón, y la gente que pasaba por fuera no podía evitar mirar hacia dentro.
Pero, nadie estaba intimidando a la chica, era ella la que se hacía daño.
Así que no hubo nadie que se atreviera a entrometerse.
Además, en el callejón se respiraba una atmósfera extraña y espeluznante, y nadie se atrevía a entrar en él para meterse en líos.
Analola María llamó a los servicios de emergencia, la última pizca de compasión que tenía.
Mauren miró el brazo de Senda. Llevaba una camisa de manga larga, y desde fuera no pudo ver ningún cardenal.
Pero el palo de madera acababa de golpearle con mucha fuerza, y no se sabía si había aparecido algún hematoma bajo la camisa.
-Tú…-
-Ven a casa conmigo. - Senda seguía sonando enfadada.
Mauren se congeló un poco, ¿realmente Senda seguía enfadado hasta ahora?
-Tengo clase mañana por la tarde. - La excusa era en realidad un poco exagerada.
El humor de Senda empeoró y se dio la vuelta y se alejó.
Liz dio un codazo en el brazo de Mauren y el resto del grupo miró la espalda de Senda mientras se marchaba, y era evidente que no estaba de muy buen humor.
Y todo el mundo sintió que había algo de soledad en su espalda cuando se fue solo.
-Mauren…- Liz le dio otro codazo.
Liz no puede soportar ver una figura tan solitaria de un hombre guapo, ¡es tan patético!
A Analola María también le pareció mal que se entristeciera un hombre tan guapo.
-Mauren, la clase no empieza hasta mañana por la tarde, todavía hay mucho tiempo. Además, aunque tengas clase por la mañana, te dará tiempo a llegar a la escuela, tienen sus propios conductores privados. -
En realidad, Mauren era muy consciente de estas cosas.
Sólo que había una mujer en esa casa, y realmente no quería volver.
¿Pero de qué estaba huyendo ella misma?
Era su hogar por ahora, y en cambio Bita López, por alguna razón, seguía viviendo en su casa... ¿necesitaba esconderse de Bita?
No lo necesitaba, pero era molesto de ver.
Senda se dirigió al coche y Hedi ya le había abierto la puerta.
Pero, en el momento en que Senda entró, Hedi miró detrás de él y sus ojos se iluminaron, - ¡Mauren! -
¡Oh, Dios mío, ¡Mauren realmente volvió por su propia voluntad!
Durante este tiempo, Hedi tampoco sabía qué pasaba con Senda y Mauren, y aunque no se peleaban, la fría violencia daba miedo.
Especialmente para ellos, los empleados, también se sintieron afectados.
Durante el tiempo que Mauren estuvo fuera, Senda fue simplemente una adicta al trabajo todos los días.
Todos los empleados de la empresa, tenían que seguir el horario de Senda.
Todas las noches, todos, excepto el personal de limpieza, tenían que trabajar hasta tarde con él hasta la madrugada.
Hedi ha estado física y mentalmente agotado últimamente, y si esto sigue así, se va a colapsar.
Mauren sonrió a Hedi y miró hacia el coche.
Senda estaba sentada en el asiento trasero del coche, con sus largas piernas dobladas, pareciendo que descansaba con los ojos cerrados.
Pero emitía una señal de -no te acerques a mí- que Mauren podía sentir desde fuera del coche.
-Mauren, entra en el coche, Senda te está esperando. -
Hedi conocía bien a Senda, Senda parecía difícil de comunicar, pero en realidad su corazón de jefe no era malo, sólo era un signo de timidez.
Normalmente, Senda iba en el coche y se sentaba en el lado derecho de la última fila.
Aunque Hedi seguía conduciendo en la parte delantera, sólo estaban ellos dos en la parte trasera, y Hedi no hablaba mientras conducía.
Así que se sintió como si fueran las únicas dos personas en el coche.
Realmente no quería pelearse con Senda, porque pelearse haría que Mauren se sintiera mal por dentro.
-¿También has estado bebiendo? - Senda apestaba a alcohol, algo que Mauren había olido antes en el callejón, pero no había llegado a preguntarle.
-Me rechazó en el acto un tipo y estaba de mal humor, así que bebí un poco. -
-…- Mauren se quedó sin palabras, demostró que era por ella que estaba bebiendo, ¿cómo responder a eso?
Hablando con Senda, dos o tres frases podían acabar con una conversación y entonces el ambiente volvía a ser incómodo.
Giró la cabeza para mirar por la ventanilla del coche mientras Senda le miraba el costado de la cara, - ¿No tienes nada que decirme? -
-Bebe menos en el futuro. - No se dio la vuelta.
-¿Eso es todo? -
-…- Mauren se frotó la frente y finalmente giró la cabeza para mirarle.
Mauren estaba a punto de hablar cuando de repente escuchó el teléfono de alguien estaba sonando, resultó ser el teléfono de Senda.
El tono del teléfono de Senda era el tono por defecto de su sistema telefónico porque nunca descargaba otra música.
Senda también tenía sólo 27 años, pero era muy estricto y mantenía un tono bajo, como un hombre maduro de mediana edad, muy encantador.
Como si fuera un hermano mayor y maduro.
Senda cogió su teléfono y los ojos de Mauren captaron la pantalla de su teléfono.
Al ver el nombre que aparece en la pantalla del teléfono, el buen humor de Mauren, que acababa de cambiar, volvió a ser malo.
Bita López.
¿Por qué esta mujer seguía acudiendo a él?
Ahora que vivía en el Pabellón de Río, no le bastaba con verla todos los días, sino que incluso llamaba para instar a Senda a volver tarde.
Al fin y al cabo, ¿quién era la prometida de Senda?
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