-¿Me buscas?- Al otro lado del teléfono, la voz de Senda era un poco diferente.
Parecía haber una sensación de lejanía, pero Mauren podía reconocerla. De hecho, era su voz.
Mauren se quedó atónita.
Sin saber en qué lío estaba pensando, agarrando el teléfono fuertemente, dijo en serio, -Sí, dame cinco minutos.-
-Te escucho.- Mágicamente, en ese momento, la voz de Senda sonaba lejana, pero parecía muy paciente.
Mauren respiró hondo y dijo, -Bita te engañó. ¡Ella no es la nieta de Leide, yo lo soy!-
En el otro lado del teléfono, Senda guardó silencio durante dos segundos.
Mauren temía que el tiempo pasara demasiado rápido e inmediatamente explicó, -La muestra de sangre que dejó Leide en el hospital, le pedí a Vinay que me la sacara ese día, la llevara al hospital y la hiciera la prueba con mi ADN.-
-Si no me crees, puedo mandarte el informe de prueba. Solo necesitas compararlo con la información de ADN que Leide guardó en el hospital. Y sabrás que el ADN que se había probado conmigo es de ella.-
-Los resultados muestran que tenemos parentesco. Y el informe de prueba todavía está en mis manos.-
-¿Alguno ha leído este informe?- Preguntó Senda.
Mauren dijo de inmediato. -Xavier Muñoz y yo.-
No hubo sonido en el otro lado otra vez, ni siquiera un pequeño movimiento.
Mauren no sabía en qué él estaba pensando.
No hacía mucho, debiera estar absolutamente segura de que Senda le creería.
Sin embargo, después de esta noche, su confianza pareció afectada mucho.
Se quedó callado de nuevo. Cuando Senda callaba, Mauren estaba muy nerviosa.
-Si no me crees, puedes tomar las muestras que dejó Leide y hacer una prueba nueva. Estoy disponible en cualquier momento.-
-En cuanto a Bita, ¡sí que es falsa! Espero que no te dejes engañar por ella.-
Senda seguía sin hablar y el silencio del teléfono incomodaba mucho a Mauren.
Cada segundo era como esperar a que llegara la tortura.
No sé cuánto tiempo pasó antes de que Senda volviera a hablar, -Dáselo a Hedi, y lo compararé.-
Mauren se sintió aliviada. Siempre y cuando Senda estuviera dispuesto a comparar, no le sería difícil descubrir la verdad.
-Está bien, ¿cuándo vendrá Hedi a recogerlo? Estoy en el dormitorio del personal del Grupo Atenas.-
-Mañana.-
-Bien.-
La conversación se detuvo de repente. No había nada más, pero Mauren sosteniendo el teléfono, y no quería soltarlo.
Él estaba al otro lado del teléfono. Aunque estaba a una gran distancia, el teléfono estaba cerca de su oído, como si el hombre estuviera a su lado.
La indiferencia de esta noche apuñaló su corazón. Pero en este momento, su respiración parecía estar a su lado.
Tan lejos, pero tan cerca.
Dejar el teléfono podía ser una despedida.
Por lo tanto, no podía dejarlo y cortar esta llamada.
Pero al final, Senda siguió diciendo con indiferencia, -Tengo algo más, después de que Hedi los compare, te contactaré.-
Sin darle ninguna oportunidad de responder, se escuchó un pitido desde el otro lado del teléfono y la llamada terminó.
Mauren se sentó en la cama y observó cómo la pantalla del teléfono se atenuaba gradualmente y, finalmente, la pantalla se quedó completamente en negro.
Debería haberse calmado hacía mucho tiempo, pero todavía le daba vueltas la cabeza.
“Probablemente, es debido al jengibre. Debe ser por beber la sopa de jengibre con azúcar morena que no puedo quedarme dormido una y otra vez en la cama.” Ella pensaba.
Decían que no debería beber las cosas de jengibre por la noche. Si lo tomas, perderás el sueño.
Así que esa noche sufrió de insomnio y al día siguiente le puso los ojos morados.
La primera frase cuando vio a Angelo fue, -La culpa la tienes tú, por la sopa de jengibre y azúcar morena.-
-El señor Atenas la hizo personalmente. Por supuesto, tengo que beberla. ¡Así puedo alardear a todos!-
Ella agarró su mochila, se subió al auto y lo miró al hombre parado debajo, -Apúrate, voy a llegar tarde.-
-Sí, sí.- Aunque desde anoche hasta ahora, Angelo se sentía como un tonto.
Sin embargo, no le importaba. Lo más importante era su sana, y que no le dolía ni se sentía mal. Ser tonto ... valía la pena.
Al salir el auto del recinto del Grupo Atenas, sonó el celular de Mauren. Era Hedi González.
Ella le pidió a Angelo que se detuviera y Hedi estaba afuera del recinto, esperándola.
Mauren llevaba ese informe de prueba en su mochila mucho tiempo, solo para dárselo en cualquier momento.
Hedi lo tomó, lo leyó atentamente y dijo con atención, -Señorita Mauren, este asunto no es baladí. Si es verdad, me temo que alguien estará en tu contra. Si es un malentendido, y será malo para ti si se propaga. Mantenlo en secreto, ¿de acuerdo?-
-Entiendo.-
Hedi era realmente muy amable con ella.
Mauren pensó, “No dijo que era falso, en cambio, malentendido. Es decir, aunque sea falso, cree que no le engaño deliberadamente. Realmente es una buena persona.”
-Señorita Mauren, yo voy a regresar primero. En estos días obtendré la información del hospital para comparar y te haré saber si hay un resultado.-
-Está bien, muchas gracias.-
En realidad, no quería demostrar su identificación. Quién era Mauren, ella misma tenía la última palabra.
Pero, quería desmentir la estafa de Bita. Incluso después de esto, muy probablemente, ella y Senda seguiría siendo extrañas. Pero no le importaba a Mauren.
-¿Qué le diste?- Angelo se acercó y vio a Hedi irse.
Mauren quiso decir algo, pero pensando en la advertencia de Hed,se tragó las palabras que le llegaron a la lengua.
Ella negó con la cabeza y lo miró, -No quiero decir.-
-Está bien, vámonos.- Angelo caminó primero hacia el auto. -Apúrate, vamos a llegar tarde.-
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