Teniendo la carta de transferencia de acciones en la mano, Bita estaría lista para tomar acciones hoy.
Senda hizo tanto esfuerzo para que ellos no llegaran a tiempo. De esta manera, evitó que volvieran a detener a Bita?
Además, la relación entre Senda y Bita ya era muy especial.
-Papá, ¿podría ser que el instigador oculto detrás de Bita sea Senda?-
Si no hubiera un personaje poderoso quien le apoyaba a Bita con instrucciones y estratégicas, alguien débil y humilde como ella no habría conseguido esto solamente con sus esfuerzos propios.
Detrás de ella, seguramente había alguien.
Solo que aún no sabían quién era esa persona.
-Senda...-
Vicente miró hacia el mar con sentimientos inexplicables.
Pasó un rato antes de que dijera, -A mi modo de ver, no es ese tipo de personas a quienes les guste aprovecharse de esta manera.-
-¡La apariencia engaña, papá, no puedes conocer a la gente por la parte superficial!-
Aunque Claudia tampoco quería reconocer que un hombre tan excelente trabajara con alguien tan despreciable y desvergonzado como Bita.
Pero, si no fuera cómplice, ¿por qué los habría enviado aquí?
Aunque fue él quien les había salvado de alta mar, ¿por qué no siguió haciendo el bien de devolverlos?
Los sentimientos de Vicente seguían siendo muy complicados.
No hubo manera de decir las cosas en voz alta.
Ni siquiera quiso volver a mencionarlos.
-No te preocupes, aunque Bita tenga mi transferencia de acciones en la mano, mientras Emiliano esté aquí, ¡la empresa no se someterá al mando de esa!-
En cuanto a quién iría a encargarse de la empresa, Claudia tuvo que estar de acuerdo con lo que había dicho Vicente aunque no quisiera.
A decir la verdad, Emiliano era muy capaz y confiable, mientras que su hijo propio no pudo alcanzarlo.
Pero tener celo y envidia era inevitable.
Por eso, llevaba tantos años sintiendo injusticia e insatisfacción.
Pero cuando las cosas sucedieron realmente, la persona a quien quiso confiar seguía siendo alguien con aptitudes.
El hecho de que Papá haya entregado la empresa a Emiliano era una decisión bastante sensata. Aún así, todavía sentía resentimiento.
-Papá, hace mucho viento fuera, es mejor que vuelvas a tu habitación para descansar por un rato.-
Un vez Vicente se desmayó en la cabina del yate sin motivo alguno, y eso la asustó mucho.
Si Senda no hubiera traído un médico, no supo qué le habría pasado a su papá.
En la isla también había médicos, enfermeras y varios guardaespaldas.
No parecía que les estuvieran espiando, por no mencionar que Senda también había dicho que asignaría a sus hombres a escoltarlos si ellos eran capaces de manejar el barco.
Se refería a que podrían irse conduciendo el barco y su gente los escoltaría por si acaso les pasaría algo en el medio.
Cuando llegara ese momento, al menos, la gente de Senda podría salvarlos a tiempo.
Pero si perdieron en el mar o no sabían cómo manejar la lancha, su gente no les ayudaría.
En fin, Senda no les restringía su libertad. Podrían irse si eran capaces de hacerlo.
-Iré a investigar un poco más sobre cómo conducir el barco.- Dijo Claudia.
Sin embargo, Vicente movió la cabeza negativamente, diciendo, -¡Olvídalo, deja de hacer esfuerzos sin logro, confía en Emiliano!-
Emiliano los encontraría, y seguramente los encontraría.
Ya era lunes, y en esta época del año, lo que debería pasar ya había pasado hacía mucho tiempo.
Vicente estaba tan preocupado que, sorprendentemente, no le entusiasmaba la idea de volver.
-Estaré tranquilo con el que mis hijos estén bien. Estoy dispuesto a quedarme en esta isla desierta el resto de mi vida siempre y cuando Senda no los trate mal-
Entonces, viviría aquí como una manera de expiar los pecados.
***
-¡Qué dolor!.- Mauren soltó un grito grave y se sentó en la cama.
Le dolía la frente, entonces levantó la mano para tocarla. Encontró un gran chichón como lo había imaginado.
Pero, por suerte, no se rompió la cabeza.
Mauren entrecerró los ojos y se adaptó a la luz del sol en el exterior antes de mirar de cerca a las dos personas que caminaban por la playa.
De repente, su respiración se agitó y se iluminaron los ojos. De inmediato, dio un paso y se acercó corriendo.
-¡Abuelo Vicente!- ¡No! ¡No era el abuelo Vicente! ¡Era su propio abuelo!
Aunque no se había demostrado debidamente, aunque todo ello todavía era una especulación, ¡ella ya afirmó que era su abuelo!
-¡Abuelo!-
Mauren se sintió muy triste y las lágrimas casi se cayeron por su cara.
El abuelo que anhelaba, el abuelo que había buscado durante tanto tiempo sin lograr ningún rastro. Sin embargo, ¡ahora, sorprendentemente, estaba delante de ella!
-¡Abuelo, abuelo!-
Los pasos de Mauren eran un poco flotantes, y la arena era muy fina, por lo que le resultó difícil correr en la playa.
Después de solo unos diez pasos se cayó en la arena por descuido.
Pero se levantó de inmediato, y siguió corriendo hacia las dos personas que estaban en la playa, sin tener tiempo para quitarse la arena a palmaditas.
El abuelo y la tía estaban vivos, ¡todavía estaban sanos y salvos!
¿Qué puede ser más gratificante que esto?
Tal vez, Bita ya había engañado demasiado al abuelo.
¡Tal vez, Senda y Bita de verdad tenían algunos secretos inconfesables!
Tal vez, las muestras de cabello de ella y del abuelo fueron robados y sustituido por la gente de Senda.
Sin embargo, todo esto ya no le importó.
Lo más importante era que el abuelo siguiera vivo y en buen estado.
Mauren se lanzó a su abuelo para abrazarlo, abrazarlo con mucha fuerza.
-¡Abuelo, qué bien que te encuentres bien, qué bien!-
Su voz estaba indeciblemente entrecortada.
-Todo el mundo estaba muy preocupado por ti, ¡qué bien que estés bien!-
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