Realmente lo entendió mal.
Mauren dijo débilmente -No, es que... me resulta familiar. -
- ¿Te resulta familiar? - ¡Cuando el hombre se ponía terco, era como un niño irrazonable!
-Sólo me equivoco. No lo volveré a hacer, ¿vale? -
Mauren sabía que estaba realmente borracho, pero no se acostumbraba a Senado que era un poco caprichoso después de beber demasiado.
-Primero te ayudaré a volver a descansar, fuera hace viento, puede resfriarse fácilmente después de beber alcohol. -
No dijo nada, Mauren intentó ayudarle y Senda, sorprendentemente, no se negó.
Finalmente, con gran dificultad, le ayudó a levantarse.
Pero la altura de Senado la sorprendió otra vez más.
Ella sabía que él medía casi 190 cm, pero normalmente lo miraba de lejos y sólo le parecía que la proporción de su cuerpo era perfecta.
Sólo cuando se acercó, podía darse cuenta de que esa altura estaba realmente una inminente destrucción para ella.
De pie junto a él, sólo le llegaba a la altura del hombro, no era de extrañar que se le cansara el cuello de hablar con él normalmente, resultaba que era realmente tan alta.
Estaba bien ser alto, pero ¿por qué era tan pesado?
Con la mitad de su peso encima, las piernas de Mauren se debilitaron y casi rodó al suelo con él.
-Senado, ¿puedes… mantenerte a ti mismo? -
El peso de su cuerpo era tan grande que apenas podía hablar, y Mauren se mordió el labio mientras conseguía mantenerse en pie.
Pero solo podía quedarse estable, avanzar era simplemente imposible.
-Senado… -
Él no respondió y, en cambio, volvió a apretar contra ella.
Si el olor a alcohol no fuera tan fuerte, Mauren habría sospechado que ya lo hacía a propósito.
Era realmente pesado, presionaba tanto que estaba a punto de perder el aliento.
- ¡Hedi, Hedi! -
Hedi estaba realmente cerca, y cuando escuchó la llamada de Mauren, apareció inmediatamente.
-Señora Mauren, ¿En qué puedo ayudarle? -
- ¿Aún necesitas preguntar? ¡Ya no puedo apoyar más! - Mauren casi quería maldecir. ¿No vio que no podía aguanta más?
Hedi dudó, pero finalmente, tras dos segundos de vacilación, se acercó.
-Déjeme ayudarle, Señor Senado. -
Señor Senado no dijo nada. ¿Era una señal de que no tenía objeción?
Mauren no lo sabía, pero Hedi llevaba tanto tiempo con Senado, ¿cómo no iba a conocer sus costumbres?
No necesitaba que nadie le ayudara.
Pero, por otra parte, estaba bien que Mauren lo sostuviera, y Hedi no debería tener problemas si le echaba una mano.
Hedi respiró aliviado y se acercó a Senda, a punto de tirar de su brazo.
Pero justo cuando sus dedos tocaron el brazo de Senda, el hombre con los ojos medio cerrados los abrió de repente y dio una patada.
Y Hedi se estrelló directamente contra el pilar de piedra que tenía delante.
Si no hubiera sido ágil para proteger su cara cuando estaba a punto de golpearle, esto habría sido, seguramente, con un cabeza rota y sangrante.
Hedi se sentía muy miserable.
¡Lo sabía! A Senado no le gustaba que la gente lo tocara.
Mauren también estaba muy sorprendida, sabía que a Senado no le gustaba que le tocaran las mujeres, pero no sabía que también se resistía tanto a los hombres.
Su cuerpo era realmente intocable para la gente común.
Mauren se estremeció, si esa patada hubiera sido para ella, seguro que ya habría caído al suelo, sin poder levantarse.
Hedi inmediatamente mandó que alguien preparara una habitación de invitados en el primer piso y los dejó entrar.
Como Senado estaba en este estado, se temía que no será fácil subir al segundo piso.
- ¿Cómo iba al quiosco? - Mauren respiró un poco antes de tener la oportunidad de preguntar.
-Señor Senado había bebido demasiado esta noche, y ya estaba abrumado cuando salió del edificio del banquete, y originalmente planeaba volver al Pabellón de Río mientras estaba despierto. -
Alcohol era tal que en el momento en que tenía ganas de desmayarte, era mejor que te dieras prisa y buscaras un lugar cómodo para tumbarte y descansar.
Porque pronto descubrirías que el efecto del alcohol era tan terrible, pocos instantes después, ni podrías caminar.
-Pero para mi sorpresa, cuando el Señor Senado salió, te vio a ti. -
- ¿Qué hacía siguiéndome hasta aquí cuando sabía que pronto estaría borracho? -
Mauren no lo entendía. Si quería encontrarla, ¿no le habría pedido a Hedi que la llamara?
-Esa es una pregunta que creo que sólo el propio señor Senado puede responderte. -
Hedi se rascó la cabeza, ¿cuándo le tocaba cuestionar lo que hacía el señor Senado?
Mauren exhaló, un poco impotente -Bueno, cuídalo tú. -
Le quitó los zapatos de Senda y se levantó.
- ¡Usted, Señora Mauren, ¡no puede irse! - Hedi entró en pánico.
Estaba aquí para cuidar de Senado, ¿no era producir problemas?
Y cuando Senado se enfadará, le daría un puñetazo en la cara, apenas no le dejaba soportar.
-No le gustaría que me quedara. - Lo había intentado en la última vida.
En su última vida, Senado se emborrachó y trató de cuidarlo, pero él la echó y no la dejó acercarse a su habitación durante tres meses después.
¡Imaginaba que se odiaba el Senado tanto!
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