Los hombres se sorprendieron por la reacción de Megan.
La evaluaron: Tacones altos, camisa blanca y una falda ceñida al cuerpo. ¡Ella era tan hermosa como una estrella de cine!
“¡Soy policía! ¡Dejen sus armas!”, Megan dijo con frialdad.
¿Policía?
La expresión de los hombres se oscureció. Intercambiaron miradas y luego rodearon a Megan.
A Darryl le dolía la cabeza. Esta mujer no tenía ningún arma, ¿y aún así se atrevía a enfrentarse a ellos?
Se dio una palmada en la frente y luego se arrastró silenciosamente hacia ellos.
“¡Hermanos, átenla!”, aulló el líder. ¡Esto era un regalo inesperado! Ella era demasiado hermosa.
Los hombres sonrieron diabólicamente y se acercaron a Megan con una cuerda.
‘Esta mujer es tan problemática’, pensó Darryl. Suspiró y corrió hacia adelante.
“¡Megan, cuida del resto, yo me ocuparé de los ladrones!”, gritó Darryl. Golpeó al primer ladrón en la cara, quien apenas pudo reaccionar. Su cuerpo salió volando y se desmayó.
Dentro de un minuto, todos los hombres yacían en el suelo con dolor.
“¿Qué? ¿Cómo puede una persona derrotar a todos mis hombres?’, pensó el líder. El líder sabía lo fuertes que eran sus hombres. Ellos podrían derrotar fácilmente a una pandilla callejera. Sin embargo, Darryl los tiró al suelo sin ningún esfuerzo.
El líder estaba desesperado. No quería recurrir al arma, pero parecía que ahora no tenía otra opción. Apuntó el arma hacia Darryl y gritó, “¡Bastardo! ¿Estás buscando la muerte?”.
“¡Cuidado!”, Megan gritó. Sin embargo, Megan sabía que desde esa distancia, Darryl fácilmente podía esquivar la bala.
Darryl también lo sabía. En ese momento, notó a una niña encogida detrás de él. Si esquivaba la bala, definitivamente la golpearía.
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