El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 32

-¡Rompe con tu novio!- dijo Oscar.

-¡No!-

-¿En serio?- le apretó la cintura con fuerza, y ella gritó de inmediato.

-¡Ya! ¡Vale! -

Él se había logrado el objetivo mirando la bella mujer en sus brazos, solo quería besarla.

Laura lo maldijo en secreto, -¡un tipo loco!-

De lo contrario, Oscar se detuvo de repente, mirándole la carita con una sensación de interés,

-Bueno, ¡ahora sal y dile al hombre que te espera en el restaurante que vas a romper!-

Asintió inmediatamente cuando Laura lo escuchó, -¡Vale, sueltame!-

Oscar finalmente tomó sus manos, se inclinó ligeramente y le cayó un leve beso en el dorso de la mano.

En este momento se veía como un caballero.

Una vez que estuvo libre, Laura salió del baño inmediatemente y huyó de la restaurante.

Cuando Oscar regresaba al restaurante, Laura había desaparecido.

-Teresa, de repente he recibido una llamada de empresa para volver a trabajar. me voy primero.- Laura llamaba la teléfono mientras huía.

-Oscar, ¡adelanta y siéntate aquí!- Max saludó inmediatamente.

Su asiento estaba dispuesto junto a la mesa de Teresa y Laura. Cuando Iker, que estaba comiendo, vio al señor pasar, frunciendo el ceño, con sus ojos negros parpadeados, estaba muy emocionado.

Oscar buscó en todo el restaurante la figura de Laura, pero no la vio. ¿A dónde fue la mujer?

Al colgar el teléfono, Teresa dijo, -Iker, come de prisa, tu mamá ha ido a trabajado y solo nos queda aquí.-

-¡Señor Pito!- Iker corrió hacia Oscar saltando de la silla.

Ellos se pusieron atónitos por la pequeña figura que apareció de repente.

Max vio a un niño que estaba bloqueando a Oscar, por lo que lo miraban.

-Señor Pito, ¿por qué estás aquí?- Iker estaba contento al ver a Oscar, quien se le sintió muy cordial.

Oscar bajó la cabeza y vio a esa pequeña figura con sonrisa.

-¿Y tú? ¿Por qué también estás aquí?-

-¿Señor Pito?- Max casi rociando café, preguntó con curiosidad, -¿Por qué le llamas Señor Pito?-

Iker se dio la vuelta y vio a Max, -¡Qué hermoso señor! Señor Guapo, Pito es el pene, ¡el pene para orinar! ¡Ni siquiera lo sabes, eres realmente estúpido!-

-Jajaja...- Max de repente estalló en carcajadas realmente rociando café, -Lo siento, lo siento, ¡realmente no puedo evitar reír !-

-¡Max, mantente elegante!- Natalie casi fue rociado por él, pero lo siguió evitando carcajadas con una cara hermosa, escabulléndose hacia Oscar y el niño.

Dios mío, este niño era tan lindo. De verdad los niños eran tan inocentes que hablaban con honestidad. Natalie miró a Iker quien se puso solitario después de sonreír.

Oscar bajó la cabeza y miró al niño frente a él, con la mirada compleja y cambiante.

-¡Iker, qué estás haciendo!- al escuchar la conversación, Teresa inmediatamente corrió culpable, tomándole la mano de Iker sin esperar que el chico hablara las palabras sorprendidas de nuevo. -¡Señor, lo siento, el niño es descartes y ingenuo!-

-Señor, ¿has usando todos los condones que compraste?- la voz inmadura se propagó a su alrededor, que era tan inesperado como melodiosa.

El gesto tensa de Oscar se cambió, ¡qué sorprendidas las palabras del niño!

-¿Los condones? ¿Cuáles son?- Max no lo entendió por un tiempo.

-¡Cállate!- se detuvo Oscar.

Sin embargo Iker lo ignoró en absoluto, le dijo en voz alta a Max, -Señor Guapo, eres realmente estúpido. ¿Nunca has usado un condón? ¡Sirve para hacer el amor! Jaime Pliego, mi compañero, me dijo si no se lo usa, se dará a luz a bebé.-

-¡Dios mío!- la cara de Teresa se sonrojó, -¡Señor, lo siento, lo siento!-

-Señor, ¿has comprado tantos condones por no querer tener bebés?- preguntó de nuevo.

Entrecerrando los ojos, Oscar dio un paso adelante y abrazó a Iker. -¡Muchacho, mi gloriosa imagen se ha sido arruinada por ti!-

-¡Sí! Oscar, ¡es este niño con los ojos que se parecen mucho a ti!- Tomás acababa de acercarse.

-¡De verdad! ¡De verdad! !Realmente los parecen mucho!- Max también miró, y de repente descubrió que Iker se parecía a Oscar más o menos.

-En cuanto a la nariz, ¿por qué la nariz se parece a la mía?- Max frunció el ceño y preguntó con curiosidad.

-¡Espera un momento!- Oscar no lo escuchó en absoluto, y quería tener una charla con el niño.

-¡Oye! ¡Baja al niño!- Teresa gritó ansiosa.

-Teresa, está bien, no te preocupes, mi compañero no es un traficante!- explicó Tomás.

Max y Natalie sonrieron al mismo tiempo mirando la espalda de los dos que se fueron, -¡Este niño dejó que Oscar casi echa chispas!-

-¡los niños eran tan inocentes que hablaban con honestidad!-

-¡Sí! Qué niño tan hermoso, contando con un par de ojos de Oscar y mi nariz, jajaja...- ignorándolo todo, Max comenzó a hablar con Tomás contento de nuevo.

-Señor, ¿tenía miedo de que otros sepan que has comprado los condones?- preguntó con secreto Iker, tapándose la boca.

-¡Tú!- esta vez, Oscar casi saltó de ira, no sabiendo cómo admitirlo ni responderlo.

-¡Señor!- de repente, Iker frunció el ceño y dijo, -¡Señor, quiero orinar ahora!-

-¡Qué lío!-

-¿Acaso señor nunca orinas?-

-¡Está bien!- Oscar lo abrazó directamente al baño.

-Señor, el jugo está tan delicioso aquí que tengo que orinar por haber lo bebido demasiado. Y el bistec también está rico... ¡Pero mi mamá no poder comerlo por trabajar!-

-¿Tu mamá también está aquí?- Oscar quería conocer a la madre del niño para ver qué tipo de mujer que vendiera condones con su hijo.

-¡Sí, pero ella va a trabajar otra vez!- Iker lo miró con una sonrisa. Desde la última vez que había comprado todos los condones, comenzó a sentir que era amable, -Señor, ¿te has usado todos los condones?-

-Chico, ¿acaso quieres vendérmelos de nuevo?-

Iba al baño, dejando a Iker en el suelo, -Ve y haz pis solo, te espero aquí, y lo hablemos cuando sales afuera.-

-¡Bien!- respondió y corrió dentro obedientemente.

Mirando al niño, Oscar se sintió muy familir. Tal vez que él era tan mayor como Andrés, quien era lindo e inteligente, pero le hizo embarazoso.

Después de orinar, ordenó los pantalones con patrones de dibujos animados, Iker salió afuera y volvió a sonreir hacia Oscar, -Señor, mi mamá ha dejado de vender condones. Así que si quieres comprarlos, ¡tienes que ir al otro lugar!-

Iker le dijo por buena voluntad.

-Mamá dijo que soy demasiado joven, no es adecuado para esto.-

En realidad eso no era adecuado. ¿Cómo podía dejar que el niño venda los condones con tal edad?

-Señor, si no nesecitas usarlo, con ellos, puedes inflar globos en los que puedes dibujar de Bikachu o de Doraemon, colgándolos en la habitación.-

No pudo imaginarlo. Tal vez pudiera probar la sugerencia de este niño siempre que estuviera loco, -Chico, ¿de quién aprendes?-

-¡Eso es lo que hizo Jaime Pliego!- dijo Iker con una sonrisa tonta, revelando un par de lindos hoyuelos, -Señor, ¿conoces a Jaime Pliego?-

¡Dios mía!

-¡No lo conozco!- Oscar no lo molestó inexplicablemente. Quizás fue la razón por la que tenía la edad igual como Andrés. Cuando veía a este niño, pensaba en Andrés, su hijo. Pensó que deberían haber pasado varios días desde que vi a Andrés, ¡por eso se sintió tan familiar al ver al otro niño.

-Jaime Pliego es...- explicó Iker pacientemente.

Frunciendo el ceño, no lo interrumpió sino quiso reír al verlo hablar los asuntos sobre su guardería infantil.

-¿Basta?- preguntó Oscar pacientemente cuando se detuvo.

-¡Señor, gracias!- le dijo Iker a Oscar sinceramente después de las palabras.

-¿por qué?- Oscar preguntó arqueando una ceja.

-¡Por salvar a mi mamá, de lo contrario ella sería más difícil para vivir!- dijo contento Iker, -Mamá tiene el trabajo, pero también cuenta con el tiempo parcial, por lo que debo ganar dinero rápidamente para ayudarla a pagar sus deudas y además, para mantenerla.-

-¿Vas a ganar dinero?- preguntó asombrado.

-¡Sí! ¡Voy a ganar dinero por diseñar un juego!- dijo Iker anhelando.

-¿En serio?- Oscar se sorprendió.

-¿No lo crees? Pues, ¿tienes el MSN? ¡Puedo enviarte el juego por pasatiempo!- dijo Iker con orgullo.

Suspendido, Oscar asintió y dijo, -Mi número es...-

Pensó que no importaba lo cierto de las palabras, si tenía un juego de verdad, estaba bien dárselo a Andrés.

-¡Vale! Lo recuerdo. Pues, luego te lo enviaré. Necesitas darme un consejo si lo jugara.-

-¿Realmente lo has recordado?- Oscar estaba asombrado por lo que el niño contaba con una memoria tan buena como la suya, enseguida lo recordó todo.

-Iker, ¿dónde estás?- Teresa ya había corrido al baño.

-¡Estoy aquí!- la respondió Iker de inmediato, -Señor, ¡Es hora para irme ahora! La tía Teresa tiene prisa.-

-¡Vale!- Oscar originalmente quería hablar con él del asunto sobre condones en vez de que le había mencionado de su juego.

Viéndolo irse, Oscar se quemó un cigarrillo y lo fumó.

Iker, que había dado algunos pasos, miró a Oscar que sostenía un cigarrillo en su mano, -Señor, fuma menos. ¡Fumar se daña el salud!-

El niño le trajo una calidez inexplicable. Oscar se sorprendió de nuevo y luego asintió con una sonrisa, -¡Recuerdo lo que dices!-

Pero realmente era imposible no fumar.

Oscar tomó un sorbo de café y frunció el ceño. El café del restaurante de Tomás era ordinario, ni siquiera se puso compararse con lo hecho por Laura.

-¡Oscar! ¡Estás inesperado por lo que conozcas con un niño tan pequeño!- sonrió Natalie.

-¡Sí! ¡Ni siquiera lo sé, y te llama el Señor Pito!- dijo Max, riendo en broma, -¡Es tan interesante y ese niño es tan mono!-

-¡Vete!- Oscar dijo.

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