El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 122

Antes de que Laura hablara, Teresa volvió a gritar, -¡Ay! ¡Otro pequeñín! ¿Quién es este pequeñín tan lindo?-

Estaba pensando si ese era el niño que vio solo una vez hacía cinco años.

Teresa miró a Laura emocionada, y esta última asintió con la cabeza, -¡Teresa, este es Andrés! Mi hijo...-

-¡Ay! ¡Tengo dos ahijados! Cariño, vamos, la tía no da favoritismos, ¡déjame darte un besito!- Mientras Teresa lo decía, se inclinó para abrazar a Andrés y dejar una marca de pintalabios rojo en su cara.

El rostro avergonzado de Andrés se sonrojó de inmediato y volvió para mirar a Laura.

Laura se rio, -Andrés, ¡esta es la tía Teresa!-

-Cariño, yo te abracé cuando naciste. Fui la primera persona que te vio además del médico, incluso antes que tu mamá. ¿Qué pasa? ¿Te has puesto tímido?- dijo Teresa ansiosa.

-¡Hola, tía Teresa!- Andrés finalmente dijo algo, pero le tenía mucho miedo a los desconocidos.

-¡Buen chico!- Teresa continuó abrazándolo, y luego abrazó a los dos niños juntos. Pero de repente vio una figura alta de pie en la habitación.

-¡Ay! ¿Quién es este?-

Entonces Milagros se dio cuenta de que la mujer elegante y brillante frente a él solo se había visto de su presencia hasta ahora. Por su lado, Laura se rio, -Teresa, este es mi colega del trabajo, ¡Milagros!-

Después de la presentación, Teresa se sintió un poco avergonzada, -Lo siento, ¡estaba tan feliz de ver a mi ahijado antes que no te vi!-

-¡No pasa nada!- A Milagros no le importaba. Luego llevó directamente las compras del supermercado en su mano a la cocina, -¡Laura, ve a descansar, os llamaré cuando la comida esté lista!-

-Tío Milagros, ¿sabes cocinar?- preguntó Iker de inmediato.

-¡Sí!- asintió Milagros.

-¡Guau, eso es genial!-

En ese momento, Teresa notó los ojos rojos e hinchados de Laura y preguntó con sospecha, -¿Estás bien?-

-¡Ella no goza de buena salud, el médico dijo que tiene que descansar más y necesita más nutrición!- dijo Milagros.

-Ah, también he notado que tiene mala cara. Te ayudaré a cocinar. Los niños que se vayan a jugar a la habitación. Laura, tú descansa, ¡yo ayudo a Señor Milagros!-

-¿Sabes cocinar?- Se rio Laura, ¡porque sabía que Teresa no sabía nada de cocinar!

Teresa inmediatamente frunció el ceño, guiñó un ojo y advirtió en voz baja, -Oye, aunque no sea una buena esposa o madre, tengo que fingir que lo soy, ¿no? Al menos sabré lavar las verduras. No puedes dejar que el invitado que ha venido por primera vez sea el cocinero, ¿no?-

-Ja, ja... Bueno, tú ayuda a Milagros, ¡volveré a la habitación!- El teléfono de Laura sonó de nuevo, y su rostro palideció cuando miró hacia abajo y vio que era el número de Oscar.

-Laura, ¿es Oscar?- Teresa se dio cuenta de su cambio, -¿Tú y Oscar realmente habéis terminado?-

-¡No pasa nada! Estoy bien, ve y ayuda a Milagros- Luego volvió a su habitación.

Laura colgó y dejó el teléfono sobre la mesa.

Cuando Oscar vio la llamada colgada, sus manos que estaban conduciendo agarró con más fuerza el volante, se le notaban lo huesos de tanto que apretaba. Su rostro estaba lleno de disgusto. Volvió a llamar, ¡pero descubrió que sus manos temblaban mucho!

El teléfono de Laura volvió a sonar y tuvo que contestar.

-Laura, ¿dónde estás? ¡Voy a buscarte!- gritó Oscar ansiosamente.

-¡Te has equivocado de número! ¡Si vuelves a llamar a este número, cambiaré el número de teléfono!- susurró Laura con voz temblorosa.

-Laura, ¿me dices dónde estás? Alguien dijo que fuiste al hotel con un hombre, ¿es cierto? ¡Quiero que me lo confirmes!- expresó apresuradamente su preocupación sin pensar.

Pero tan pronto como las palabras fueron pronunciadas, Laura sintió que una frialdad invadía todo su cuerpo.

¿Ir al hotel?

¿Ir al hotel con un hombre?

Ella sostenía una taza en la mano, apretaba fuertemente la taza de agua. Se la llevó a la boca con una pinta hecha desastre. El agua estaba muy caliente, pero solo sintió el frío, tanto que su cuerpo no paraba de temblar.

-Laura, ¿de verdad vas a hacer eso?- preguntó Oscar con la misma voz temblorosa, -¿De verdad quieres torturarme así?-

Laura se sintió cada vez más triste, parecía que estaba cayéndose al abismo sin fondo y su espalda estaba sudando frío. Dejó temblando la taza sobre la mesa y se apoyó en la mesa. El dolor emergía de su interior.

¿Quién diablos le dijo eso?

¡Pero estaba tan enojada porque él no confiaba en ella! Estaba enojada con él por creer tan fácilmente en las palabras de otras personas. ¿Que había ido al hotel con alguien? ¡Quizás no se sentiría tan miserable si pudiera hacer eso!

Pero su desconfianza la hizo sentir como si la frialdad había invadido todo su cuerpo, estaba muy angustiada, pero preguntó con voz fría, -¡Sí! ¡He ido al hotel con alguien! Señor Oscar, ¿y a ti qué te importa?-

Notó que repentinamente no se pudo escuchar nada, y luego se escuchó un frenazo rápido por el teléfono...

-¿Oscar? ¿Oscar?- Laura estaba ansiosa, pero no hubo sonido al otro lado de la línea, luego se escuchó pitidos, ¡y el teléfono se cortó!

Estaba aterrada, Laura se quedó atónita. Parecía que el ambiente de la habitación también fue invadido por el frío y no pudo evitar temblar.

Volvió a marcar su número, pero nadie respondió...

-Laura, ¿qué te pasa?- Teresa vio a Laura salir corriendo de la habitación, presa del pánico.

-Algo ha pasado, Teresa. ¡Puede que a Oscar le haya pasado algo!- La mano de Laura estaba helada cuando agarró la mano de Teresa.

Comentarios

Los comentarios de los lectores sobre la novela: El hombre con la máscara de zorro