El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 227

-Tía Teresa, ¿por qué no esquías?- Iker volvió corriendo después de esquiar una vuelta, y no esperaba que Teresa todavía estuviera allí, claro que no podía dejarla quedar sin moverse. Su mamá le dijo que fuera el casamentero del tío Hielo y la tía Teresa, si no completara la tarea, ¿cómo podría explicarle a mamá?

-Tengo mucho calor, ¡ya no me atrevo a hacer más deporte!- Cuando Teresa miró hacia arriba y vio a Milagros, se puso un poco nerviosa y encontró una excusa irreflexivamente.

-¿Calor?- Iker sonrió, -En un lugar así, la tía Teresa todavía puede tener calor, ¡es increíble! Jajaja…-

-¡Chaval, te atreves a reírte de mí!- Teresa agarró un puñado de nieve y lo tiró.

-Jajaja… ¡lo dijiste tú!- Iker se volvió y se alejó esquiando una cierta distancia, -¡Andrés, ven aquí!-

Teresa iba a perseguirlo, pero se había olvidado de que llevaba una tabla de esquí, por lo que su cuerpo no podía mantener el equilibrio en absoluto, no se mantuvo firme y cayó hacia atrás.

-Ten cuidado.- En el momento en que cayó, sonó la voz de Milagros, extendió la mano y abrazó la cintura de Teresa.

-Ah…- Teresa entrecerró los ojos de miedo, no sintió frío, movía su mirada perpleja lentamente hacia abajo, y la posó en un par de manos grandes sosteniendo su cintura, no era de extrañar que no sintiera el frío de nieve.

-Gracias.- La cara de Teresa se sonrojó de repente, deteniéndose en pánico, -¡Estoy bien, gracias!-

Un olor fragante aturdió a Milagros, -¿No sabes esquiar?-

-No.- Retrocedió un paso atrás por estar un poco deprimida, tratando de alejarse, pero sus pies resbalaron de nuevo y volvió a caer, y esta vez no tuvo tanta suerte.

A Hielo sólo le dio tiempo para tender la mano y abrazarla, pero por demasiada fuerza tampoco pudo detenerse, y los dos cayeron al mismo tiempo. Afortunadamente, al momento de caer, Milagros cogió la mano de Teresa y se dio la vuelta, y Teresa cayó firmemente sobre su pecho.

-¡Ah!- Gritó de nuevo.

-¡No pasa nada!- Sonó la voz baja de Milagros.

Teresa abrió repentinamente los ojos y se encontró con el bello rostro de Milagros, y se dio cuenta de que había caído sobre su cuerpo, se volvió a levantar apresuradamente con desconcierto, pero hizo que milagros gritara, -¡Ah! ¡No te muevas!-

Qué mujer tonta, ¡aplastó su pinga!

Al escuchar que su voz se quedó diferente, Teresa no se atrevió a moverse, tan pronto como bajó la cabeza, se dio cuenta de algo, y de repente su rostro enrojeció como un tomate. Milagros levantó el cuerpo de ella, que había caído en sus brazos, y su pierna aplastó esa parte suya, lo que le hizo quedarse un poco embarazoso, era la primera vez que se caía de una manera tan vergonzosa con una mujer.

Cuando Teresa fue apartada por él, Milagros suspiró aliviado, pero tan pronto como giró la cabeza, se encontró con el lindo rostro de Teresa, su mirada se puso seria, y Teresa también bajó la cabeza en pánico, la atmósfera entre los dos era un poco ambigua.

-¡Oh! Mira ¡Tío Milagros abrazó a tía Teresa!- Los vítores de Andrés interrumpieron el extraño ambiente entre los dos.

-¿De qué estás hablando?- Dijo Teresa.

-¡Tío Hielo es el responsable!- Iker vino esquiando hábilmente, -Tío Hielo, no puedes coquetear a la tía Teresa, ¡tienes que ser responsable con ella!-

-¿Iker, Quién es tío Hielo?- Andrés le preguntó en voz baja a Iker.

-Es tío Milagros, siempre se muestra una cara fría como cubito de hielo.-

*

Ya era de noche cuando Milagros regresó con Teresa y dos niños después de comer, era extraño que no pudieran encontrar a Laura y Amelia.

-¡Mamás no están en la habitación!- Andrés miró alrededor de la habitación sin ver a nadie.

-¡Voy a la recepcionista a preguntar!- Le dijo Mliagros a Teresa, -¡Cuida a los niños!-

-¡Vale!- Teresa se sonrojó y asintió con la cabeza, era la primera vez que hablaba con ella desde que regresaron de la estación de esquí.

-Tía Teresa, te gusta el tío Hielo, ¿no?- Mientras esperaba, Iker no pudo evitar preguntarle a Teresa.

-¡Chaval, preocúpate por tu madre y tu tía!- Teresa frotó su cabeza, -Ni siquiera podemos encontrarlas ahora.-

-Mamá y tía deben haber sido atrapadas por sus hombres, ¡no te preocupes tanto!-

-¿Cómo sabes que tu padre está aquí?-

-Si aún no viniera, ¡no sería mi padre!- Iker sacudió la mano de Teresa,

-Tía Teresa, mi mamá tiene la misma edad que tú, y soy tan mayor, debes casarte pronto, de lo contrario, ¡estaré muy preocupado por ti!-

-¿De qué te preocupas por mí?- Teresa estaba un poco sorprendida.

-¡Me preocupo de que estés sola!- Iker lo dijo lógicamente.

-¡Qué niño listo eres!- Teresa sintió calor en el corazón, bajó la cabeza y sostuvo la carita de Iker, este era el niño que Laura dio a luz esa noche, al final, resultó que Iker era el hijo de Laura. Teresa no creía que fuera inútil acariciarlo durante tantos años, al ver este niño tan cariñoso y dulce, tenía muchas ganas de dar a luz a uno de ella misma, pero…

-¡Vale! Buscaré un novio lo rápido posible, ¡para que te quedes tranquilo!- Teresa tocó la nariz de Iker, -Si no puedo encontrar a nadie con quien para casarme, ¡me quedaré contigo!-

-¡Eso no pasará, te ayudaré a buscar alguien para casarte!-

-¡Tío Milagros ha vuelto!- Gritó Andrés. -Tío Mlagros, ¿a dónde se fueron nuestras mamás?-

-¡Tus padres vinieron aquí, creo que deberían estar juntos!- Milageos se acercó a Teresa, -Les ayudemos a cuidar a los niños por un rato más, ellos ya habían reservado habitaciones.-

-¡De verdad vinieron persiguiéndonos!- Exclamó Teresa,

-Es tan envidiable, ¡qué romántica persiguiéndolas a sus esposas hasta aquí!-

-Tía Teresa, Andrés y yo entramos a la habitación a ver la televisión, puedes ir a hacer cosas románticas con el tío Hielo, no hace falta que nos cuidéis.- Iker cogió la mano de Teresa y la dejó en la mano de Milagros, -Tío Hielo, ¡trátala bien a la tía Teresa!-

-¡Travieso!- Teresa retiró su mano nerviosamente, y Milagros se quedó aturdido con la mirada movida levemente.

-Hermano, ¡vamos a ver la televisión!- Andrés e Iker volvieron a la habitación tomándose las manos, después de entrar, los dos niños volvieron la cabeza al mismo tiempo, -¡Divertíos!-

Teresa estaba muy avergonzada, -¡No lo tomes en serio, ellos son niños y lo dijeron de broma!-

Los ojos oscuros de Hielo brillaron y permaneció en silencio, al cabo de un rato, dijo, -Vamos a tomar un paseo.-

-¿Qué?- Teresa no lo esperaba en absoluto, pensaba que él se negaría, no sabía qué decir por un momento, y Milagros ya había caminado hacia afuera del hotel.

Sólo podía seguirlo.

Sapporo era la capital de Hokkaido en Japón y también la ciudad más grande de Hokkaido y el centro económico y cultural de Hokkaido. Por la noche, las calles estaban llenas de guapos y bellezas, y toda la ciudad se veía muy animada con las luces y los bares ruidosos.

Los dos salieron a la calle y Teresa caminaba al lado de Hielo. Su corazón latió nerviosamente, le gustaba Hielo porque sabía cocinar, y en la sociedad de hoy en día, había muy pocos hombres que querían ayudar a las mujeres a cocinar, así que desde ese día, en que ayudó a cuidar a Laura, le causó buena impresión.

Hielo también caminaba sin palabras, de vez en cuando echaba una mirada a Teresa, a la chica que estaba un poco aturdida a su lado, que ni siquiera sabía mirar por donde iba cuando caminaba, así que le ayudaba a observar todo en el camino silenciosamente.

Al ver que todos los demás estaban en parejas, y él también tenía 30 años, era hora de encontrar una chica para casarse y tener hijos. Nunca había pensado en el amor, pero realmente envidiaba a Oscar y Laura, y también envidiaba a Max y Amelia, incluso a su padre adoptivo y Natalie…

Tanto Teresa como Milagros estaban pensando en asuntos personales.

Mientras caminaban los dos, de repente Teresa tropezó en un escalón, con los pies torcidos, perdió el equilibrio y cayó hacia un lado.

-¡Ten cuidado!- Milagros, quien reaccionó rápidamente, tendió su mano y la sostuvo, liberándola del dolor contra el suelo.

El corazón de Teresa latió nerviosamente por el susto de hace un momento, miró horrorizada a la persona que la abrazó y tartamudeó, -Gracias.-

Hielo todavía la abrazó, pareciendo olvidar de soltarla, su cuerpo era tan suave como si no tuviera huesos, que estaba apoyando flácidamente en sus brazos, y podía sentir los latidos de su corazón.

Su pecho suave se apretó contra su pecho, haciéndolo sentir inexplicables palpitaciones.

Milagros se quedaba atónito por un rato, abrazando a Teresa durante mucho tiempo sin moverse. Sintiendo la suavidad de esta chica, inesperadamente había un caos en su cabeza, la abrazó por segunda vez hoy, y se sentía muy extraño…

Teresa se sonrojó al ver que no la soltaba, -Milagros…-

Ella no estaba acostumbrada estar abrazada de esta manera, especialmente él era tan alto, y sólo se sentía como una mascota pequeña al estar abrazada por él. Aunque le gustara un poco Milagros, eso no significó que podía hacer casualmente lo que quisiera, -Milagros, ¡gracias!-

Ella también le estaba recordando que debía soltarla.

Milagros reaccionó y bajó la cabeza para mirar a la chica que se veía un poco nerviosa pero mantenía la calma, su cara sonrojada era muy linda y de repente hizo que se interesara por ella.

Pero no la dejó, sino que le preguntó, -¿Siempre has estado caminando tan descuidadamente?-

Estaba un poco avergonzada, -¡Eso fue un accidente! ¡Suéltame!-

-¿Si te suelto ahora, y te vuelves a caer?- Milagros nunca se había burlado de nadie, pero no pudo evitar burlarse de ella, aún estaba abrazando su cintura, que era tan delgada que incluso tenía miedo de que rompiera a esta chica con tanta fuerza.

Las manos de Teresa estaban contra su pecho quedamente, tratando de separar un poco a ellos dos, pero se dio cuenta de que eso era inútil y en cambio le hizo burlarse de ella misma.

Teresa vio claramente una leve sonrisa en los ojos de Milagros, que siempre había sido indiferente, y sintió de repente una sensación de frustración, ¿qué quería decir él realmente? Ella no podía igualar su fuerza, así que simplemente dejó de forcejear.

Luego escuchó a Milagros decir, -¡Teresa, soy una persona franca!-

-¿Qué?- Ella levantó los ojos, sin entender a qué se refería.

-Si te gusto un poco, podemos intentarlo, si no te intereso nada, ¡no perdamos el tiempo!- El tono y la expresión de Milagros eran indiferentes.

Teresa lo miró con asombro, el rostro anguloso de Milagros reflejado en sus ojos.

La soltó, dio un paso atrás y se alejó.

¿Existía tal declaración de amor?

Tan franco, tan dominante, que sospechaba si él estaba acostumbrado a empuñar un arma y se volvía tan dominante en todo. Ella se sentía un poco embarazosa, pero al mismo tiempo, su corazón latía nerviosamente, se refería a que, si ella le interesara, ¿lo aceptaría?

Milagros la miró calladamente y luego frunció los labios, -¡Olvídalo, vuelve! ¡Tomaré un paseo solo!-

Había estado solo durante demasiado tiempo, e incluso había estado en la cárcel, ¿cómo podía esperar que le gustara a una chica? Resultó ser sólo una ilusión.

Se alejó, viendo que caminaba a más de 10 metros, a 20 metros, Teresa entró en pánico, -¡Oye! ¡Espera! ¡Milagros!-

No se detuvo, su sentimiento de inferioridad volvió a brotar, ¡una chica así no era adecuada para él, tal vez él no fuera adecuado para el matrimonio en su vida! Continuó caminando hacia adelante.

-¡Detente!- Gritó Teresa ansiosa, pero él iba cada vez más rápido.

No quería perder la oportunidad, aunque la iniciativa no debería ser la patente de una chica, aun así le persiguió y corrió rápidamente, dado que había nieve y hielo sin barrer en la calle, sus pies resbalaron de nuevo y se abalanzó hacia adelante, -¡Ah!-

Esta vez, no hubo ningún héroe para salvar a la belleza, Teresa cayó fuertemente, con un dolor intenso, su mano estaba herida y sus lágrimas surgieron por el dolor.

Tal vez fue porque se cayó con demasiada fuerza, Milagros se detuvo y se dio la vuelta y vio a la pequeña figura tirada en el suelo, se dio la vuelta impotente, ¿cómo podía caminar tan descuidadamente?

¡Qué dolor en la mano!

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