El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 46

-No me importa cómo me conoces. Pero no puedes pegar a tu hijo. Esto es ilegal. Aunque sabes mi nombre no tengo miedo. Voy a llamar a la policía.-

-Laura.- Oscar ya no pudo contenerse y gritó fríamente.

Laura se asustó tanto por el repentino grito que el teléfono casi se cayó al suelo. Por fin sabía quién era el hombre, -¿Eres Presidente?-

Por fin ella sabía quién era él. Oscar no sabía qué iba a decir.

-Sí.- Una voz masculina fría sonó desde el otro lado. Ella no advirtió nada de la simple palabra, pero se quedó atónita.

¡Dios!

¿Cómo pudo ser Presidente?

Recordó que cuando estuvieron en Seúl, él dijo que tenía un hijo. ¿Andrés era su hijo? ¡Qué casualidad!

-¿Mi hijo está en tu casa?- preguntó Oscar.

-Sí. Presidente, lo enviaré a casa enseguida.-

-No es necesario.- Oscar no se olvidó de su herida, -Yo voy a cogerlo.-

-Presidente, ¿puedes dejar de pegar a Andrés?- Laura continuó, -¿Sabes que es pobre? Estaba llorando en la parada del autobús. ¿Cómo puedes pegarlo?-

-Laura, no le he pegado.- ¿Cuántas veces tuve que decirlo para que ella lo creyera?

-¿No lo has pegado? Ahora mientes y me amenazas. Eres abusivo. Presidente, no puedo creer que además de ser dominante e irracional, eres un sádico.-

-¡Tú!- Oscar dijo con rabia, -Maldita mujer.-

-Mira. Me estás maldiciendo de nuevo, por fin sé por qué Andrés no quiere volver a casa. Eres realmente horrible. Andrés es muy pobre.- Laura suspiró mientras sacudía la cabeza. Se sintió triste porque Andrés había nacido en una familia así.

-Laura, ¿dónde estás?- Oscar no quería seguir discutiendo con ella.

-Tienes que prometer primero que no vas a pegarle y luego te diré.- Laura no olvidó el propósito de su llamada.

-Vale. Te lo prometo.- Oscar finalmente tuvo que prometérselo. Esta mujer era muy terca.

-¿Estás seguro?-

-Estoy seguro.-

-Está bien, entonces te esperaré en Número 1 de La calle Brenda.- Laura decidió llevar rápidamente a Andrés allí, porque no podía hacer que Oscar supiera dónde vivía. Este hombre era demasiado peligroso, con una esposa y un hijo... Un momento, Andrés dijo que no tenía mamá.

¡Qué pobre chico! No sabía que Presidente era un sádico.

-¡Espera, llego allí en quince minutos!- dijo el hombre y colgó el teléfono.

En la habitación de Iker, él estaba encendiendo su ordenador. No estaba en casa en los últimos días, así que no sabía si el hombre le dejaba algún mensaje o no. ¿Qué le parecía su juego?

-Andrés, déjate jugar mi juego.- Iker, muy entusiasmado, le llevó a ver su obra maestra.

-¡Vale!- Andrés era todavía un poco tímido, pero ya conocía bien a Iker.

Laura colgó el teléfono y llamó a Andrés, -Andrés, ¡he llamado a tu papá y viene a cogerte! Promete no pegarte.-

Andrés no quería irse. Esta señora era tan elegante y la cena también era deliciosa, entonces él quería vivir aquí con ella.

-¿Qué pasa?- Laura preguntó suavemente. Nunca imaginó que el niño que tenía delante fuera el hijo de Presidente. El niño no se parecía a Presidente, entonces debería parecerse a su mamá.

-¿Mi papá está enojado?- Andrés estaba preocupado porque su papá debía estar enfadado por su salida. Se sentía muy culpable.

-Tu papá promete no pegarte. ¡No te preocupes!- dijo Laura con paciencia.

-Mamá, ¿el papá de Andrés reconoce su culpa?-

-¡Sí! Iker, cámbiate de ropa y vamos a enviar a Andrés.- dijo Laura.

-¡Sí!- Iker abrió su MSN.

En cuanto lo abrió, vio un nuevo mensaje. Iker saltó inmediatamente y gritó emocionado, -El señor me ha dicho que mi diseño es bueno. ¡Mamá, mamá, lo he conseguido!-

Laura se quedó atónita, miró a su hijo y preguntó, -¿Cómo?-

Iker sonrió alegremente. Pero pensando en que aún no hablaba con el señor en detalle y aunque él prometió comprar el juego, todavía no sabía si era cierto, se tranquilizó inmediatamente, -Mamá, ¿qué te parece que envíes a Andrés solamente? Tengo cosas que hacer.-

-¿Qué cosas?- Laura no sabía de qué hablaba su hijo, -¿No vas a enviar a Andrés?-

Iker se acercó inmediatamente y tomó la mano de Andrés, -Andrés, tengo cosas que hacer, entonces mi mamá te envía a casa. Si tu papá te vuelve a pegar, vendrás a mi casa y dormiremos juntos, ¿vale?-

Laura cogió la mano de Andrés. Él levantó la cara y vio el bello y amable rostro de Laura. Asintió con la cabeza. ¡Qué bien que pudiera estar un rato a solas con ella!

-¡Iker, volveré pronto!- Laura no forzó a su hijo.

-Vale. Andrés, adiós.- Iker volvió a sentarse frente a su ordenador y se puso a leer el mensaje.

-Iker, ¡adiós!- Andrés se despidió de Iker.

-Señora, ¿puedo venir a su casa después?- En el camino, Andrés preguntó a Laura.

-¡Claro! Cuando estés libre, pedirás que tu papá me llame y te envíe a mi casa. Pero Andrés, no puedes huir de casa otra vez cuando las cosas vayan mal, porque tu papá te quiere mucho y se preocupará por ti, ¿entiendes?-

-¡Espera!- La voz masculina baja de Oscar sonó.

Laura se detuvo. La luz sombría y el humo blanco hacían difícil ver la expresión de él en este momento, pero pudo ver sus ojos agudos.

-¿Algún problema?- Laura contuvo la respiración.

-¿Cómo está tu hombro?- Miró su hombro herido.

-Todavía me duele.- Laura sonrió, -Pero mucho mejor. ¡Gracia!-

-¡No necesitas trabajar mañana!- Oscar dijo con voz profunda.

-¡Sí!- Asintió con la cabeza y de repente, se le ocurrió algo y añadió, -¿Con salario?-

Oscar se quedó atónito, -¿Te falta dinero?-

-¡Olvida lo que he dicho!- Por supuesto que le faltaba dinero. -Presidente...-

-¡Te recogeré mañana al mediodía!- Oscar habló de repente sin mirarla con la voz muy apagada, fumando profundamente su cigarrillo.

Laura se quedó atónita un momento, preguntándose qué significaban sus palabras. "¿Para qué la recogería?"

No oyó su respuesta, así que él levantó la vista bruscamente. Entrecerró los ojos y preguntó con dudas, -¿Qué pasa?-

"¿Qué quiso decir con eso? ¿Para qué recogerla?"

Al ver que la mujer no contestaba, frunció las cejas, -¿No puedes salir mañana?-

-¿Cómo?- Laura no entendía qué iba a hacer él, -No, puedo salir, ¿pero por qué me recogerás?-

Pero como si tuviera un repentino interés o una alegría, se inclinó hacia ella con una leve sonrisa en su rostro, -Gracias por acoger a mi hijo y aprendo de ti sobre cómo cuidar a los niños pequeños.-

Parecía que tenía un pretexto perfecto y no era adecuado negarse, pero no quería tener una relación más profunda con él, -Presidente, yo…-

-Es un trato.- Oscar fumó y el humo salió lentamente, -¿Tienes algún problema con eso?-

-No voy a ir.- Laura asintió y suspiró aliviada. Se tranquilizó por rechazarlo.

-¿Por qué?- Oscar parecía no tener interés, levantando las cejas, -¿No quieres comer conmigo?-

-No.- Laura dijo una palabra.

-¿De qué tienes miedo?- Oscar dijo con una voz profunda. Maldita mujer, le negó de nuevo.

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