El hombre con la máscara de zorro romance Capítulo 81

-¿Quieres una mujer que tuvo sexo con otro hombre la semana pasada? ¿La quieres? ¿Puedes aceptar que esta mujer tenga un otro hijo? Quiero decir, ¡yo tengo un otro hijo además de Iker! ¿Todavía te atreves a aceptarme? Estuve con el padre de mi hijo la semana pasada, ¿todavía me quieres?- ella tenía ánimos desatados, su expresión estaba perdida, dolorosa y desesperada. -Oscar, oye, ni siquiera soy una prostituta, ¡me da más vergüenza que una prostituta! Nunca pensé en atraer a ningún hombre, solo quiero vivir una vida en paz, te pido que no me provoques más, ¿de acuerdo? Dime, ¿cómo puedes dejarme ir?-

¿Por qué siempre fue así? ¡Ella realmente no lo pudo soportar! Solo quería vivir una vida ordinaria, ¡Preferiría nunca conocerlo!

Oscar de repente entrecerró los ojos y dio un paso hacia atrás sin comprender. Su expresión lo hizo sentir culpable, y su autodesprecio lo hizo sentir lástima por ella. ¡No esperaba que ella tuviera una sombra psicológica tan pesada, y de repente tuvo miedo de que ella fuera muy dolorosa cuando supiera la verdad! ¿Cómo debería decírselo?

De repente la detuvo, le sostuvo la cara con ambas manos y le levantó la barbilla, obligándola a enfrentarse a su propia cara, -¡Laura, lo siento!-

Ella se sobresaltó, las lágrimas llenaron su rostro afligido, miró sus ojos que parecían estar llenos del mismo dolor, -No necesito tu disculpa, por favor no me provoques más, ¿de acuerdo? ¡Estoy muy cansada! ¡Realmente cansada!-

No supo si fuera por él, o por Sandra, o por su hijo, ¡de repente sintió que ni siquiera podía suicidarse como deseaba en este momento! No pudo encontrar un rincón para llorar.

-¡Lo siento!- ¡No parecía saber qué decir además de pedir perdón!

-¿Puedes dejar de insultarme?- dijo ella agraviada.

-¡Vale!- lo prometió al instante.

-¿De verdad me odias?- él la miró fijamente y preguntó en voz baja, había innumerables corrientes emocionales en sus ojos profundos, como si quisiera tragarla, pero aún conservaba esa racionalidad.

Ella sacudió su cabeza, -¡No te odio, solo me odio a mí mismo! Estoy sucia, de verdad, ¡por favor mantente alejado de mí! ¡De lo contrario, mi suciedad arruinará tu pureza! ¿OK?-

Estaba aturdido allí, un poco ahogado, y besó su frente puramente, -¡Mi niña tonta, no eres sucia, nadie puede despreciarte!-

Su corazón se conmovió y el beso golpeó su corazón como un martillo, tan pesado y tan complicado. Ella lo miró vacilante y estuvo perdida por un tiempo. Había lástima en los ojos del hombre.

-¡No lo entiendes!- ella inclinó la cabeza y lloró, las lágrimas corrían por las palmas del hombre, lágrimas tan calientes.

-¡Lo entiendo!- dijo obstinadamente.

Pero ella lo empujó bruscamente y se fue como para huir.

Hasta que fue el único que quedó en la habitación. La expresión de Oscar era inexplicablemente melancólica y no sabía qué hacer. -Lo siento…-

Laura, que corría rápida, se topó con alguien, levantó la cabeza, se secó las lágrimas borrosas con el dorso de la mano y vio claramente que la persona era Alonzo.

-¿Eres tu? Sr. Alonzo?-

Alonzo también se sorprendió, Laura estaba realmente en todas partes, -¡Ay! ¡Eres tú!-

-¿Cómo estás aquí?- Laura estaba un poco sorprendida. Estuvo en el Grupo Rasgado la última vez y esta vez en la Casa Rasgado. ¿Es pariente de la Familia Rasgado? -Señor Alonzo, ¿puede decirme dónde está mi hijo? Debe saber dónde vive esa persona, ¿verdad?-

Alonzo estaba un poco sorprendido, y Oscar acababa de salir en este momento, y vio a Laura y Alonzo parados frente a la casa principal de la casa trasera.

Alonzo lo miró en busca de ayuda.

Oscar negó con la cabeza. Alonzo suspiró, -Señorita Laura, en realidad no sé nada. ¡Ni siquiera he visto a esa persona, así que no puedo decirle nada!-

-¿Nunca lo has visto?-Sintió como si su corazón estuviera vacío, murmuró para sí misma en voz baja, no pudo evitar sus lágrimas.

Alonzo no pudo soportar ver esto, pero Oscar se acercó, -¡Hola! Sr. Alonzo!-

Al verlos saludarse, Laura se secó rápidamente las lágrimas, pero no pudo dejar de llorar, no pudo terminar de secarse las lágrimas.

Oscar se acercó, la miró y le entregó un pañuelo, -¿Estás bien?-

Laura no tomó el pañuelo, sino que se secó las lágrimas con el dorso de la mano, de repente se sorprendió y preguntó bruscamente, -¿Se conocen?-

Oscar abrió los ojos y luego asintió en paz, -¡Sí, el Sr. Alonzo y yo somos socios comerciales!-

-¿No es el gerente del Grupo Rasgado?- Laura recordó haberlo encontrado la última vez.

-¡No! No soy el gerente del Groupo Rasgado. ¡El jefe Oscar y yo somos socios comerciales!- explicó Alonzo de inmediato.

Aunque Laura era muy escéptica, ya no sabía qué preguntar, estaba un poco decepcionada, se dio la vuelta y caminó hacia adelante.

Después de que ella se fue, Alonzo preguntó con cierta preocupación, -Jefe, ¿es realmente apropiado que hagamos esto?-

-¡No hay otra manera!- Oscar suspiró. -¡No vayas a la empresa y aquí durante este tiempo!-

-¡Vale!- Alonzo se sorprendió un poco. -Entonces me iré a Austria en un viaje de negocios, puede llamarme y decirme cuando puedo volver.-

-¡Gracias!- Oscar le dio una palmada en el hombro.

-Laura, ¿qué te pasa?- Sandra estaba un poco preocupada cuando la vio llegar al salón llorando.

Laura miró hacia arriba y la vio, se sorprendió y de repente se secó las lágrimas. No dejó que Sandra viera sus lágrimas. Entró con calma.

-¡Laura!- Sandra la agarró de repente, -¿Qué pasa?-

Ella tiró su mano enojada. -¿Que estás haciendo? ¿Te conozco? ¿Quién eres?-

-¡Laura!- Sandra tenían miradas un poco complicadas, -Lo sé ... no debí haber dicho eso hace un momento...-

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